capitulo 8

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Se ducharon y se cambiaron, listas para abordar el viaje con tiempo. Camila llevaba la ropa que vestía la noche que Lauren la había salvado junto al restaurante Pacific Heights. Cuando se despertó aquella primera mañana, la encontró sobre el tocador del dormitorio, lavada y planchada, pero la olvidó en el zaguán cuando regresó a San Francisco.

Años atrás, un cliente le había regalado sus vaqueros favoritos tras una sesión de fotos para promocionar la prenda. Le había dicho que parecían hechos para ella y que, por tanto, podía quedárselos. La estaba adulando, pero los vaqueros eran cómodos, así que Camila los aceptó. Con el paso del tiempo se habían desteñido y gastado, pero seguían adaptándose a su cuerpo, y Camila se alegró al verlos. Sabía que le quedaban bien y necesitaba un poco de confianza. A solas con Lauren Jáuregui, le haría falta todo el valor que pudiese reunir. Los vaqueros, las zapatillas deportivas y un jersey sobre una camiseta sin mangas contribuían a ello. Se sentía emocionada y nerviosa al mismo tiempo.

Lauren vestía de forma muy similar, salvo por la pálida camisa vaquera, que llevaba remangada y atada en la cintura, y que dejaba ver un abdomen plano y levemente musculoso. Se detuvo junto a la puerta para esperar a Camila, que se dedicó a admirar el Audi, inspeccionándolo, lo mismo que a Lauren.

—¡Vaya, qué ruedas tan bonitas! Eso lo explica todo. Son muy pequeñas. ¿De qué tamaño son las llantas?._ pregunto Camila.

Son llantas de competición de dieciocho pulgadas —respondió Lauren con toda naturalidad—. Por eso los neumáticos son acanalados. Yo... los pedí a Alemania. ¿Te gustan?

Oh, sí. Me encantan._ Lauren mostraba su habitual expresión neutra cuando pulsó el botón de encendido automático. Seguramente se preguntaba por qué a una mujer tan excepcional le interesaban las llantas.

Circularon en silencio. Lauren no hablaba mucho y, aunque Camila tenía un millón de preguntas que hacer, prefirió que Lauren marcase el ritmo. Lauren tenía la ventaja de que era la investigadora y sospechaba de Camila. Como Camila quería saber más cosas sobre ella, se dedicó a observarla durante un rato. Pero tuvo que admitir que iba a ser un día muy largo. Se dio cuenta de que resultaba imposible comunicarse con Lauren, lo cual la entristeció momentáneamente, sobre todo por la propia Lauren.

Lauren aparcó en la carretera de acceso al pueblecito de Point Reyes Station y caminaron unas cuantas manzanas hasta el lugar de la fiesta. Camila seguía a Lauren, que parecía sumida en sus pensamientos, y se preguntaba por qué habría aceptado ir y, sobre todo, por qué Lauren lo había sugerido. Cada vez se sentía más frustrada. Camila oyó el ruido de la fiesta antes de verla y, cuando al fin llegaron, se dedicó a curiosear y a admirar los trabajos de los residentes de la villa costera. Intentó entablar conversación con algunos, implicando a Lauren en los temas. En seguida se dio cuenta de que Lauren casi no prestaba atención a las labores de artesanía ni a las mantelerías, y que prefería probar los vinos y los quesos. Muy bien, ya tenía algo de qué hablar.

Camila compró cosas que pensó que le gustarían a Lisette. Comentó en broma que con los regalos pretendía engatusarla para que preparase otra comida fabulosa, pero Lauren se mostró indiferente, como si creyese que su tía la haría de todas formas. Camila estaba cada vez más desesperada porque no conseguía arrancar a Lauren más de dos palabras seguidas y se preguntó de nuevo por qué diablos la habría invitado. Supuso que sería para sacarla de la casa y obtener más información sobre Shawn o tal vez para darle un respiro a Lisette. Aquella mujer era un misterio.

De vez en cuando Lauren encontraba a alguien, una antigua amiga, y la saludaba. Se mostraba simpatiquísima y presentaba a Camila, pero sólo cuando la otra persona se interesaba por ella. Todas se alegraban muchísimo de conocerla. La mayoría de las mujeres eran de la edad de Lisette, así que Camila dedujo que Lauren casi nunca iba acompañada, y menos por alguien de su edad.

Primer Impulso (CAMREN) Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora