5.Cómo perdí mi vida.

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Ya sé que os deje con la intriga el otro día, cuando mis padres entraron a la habitación del psicólogo. Os tendréis que aguantar, porque hoy os voy a hablar de algo muy interesante que me ocurrió esta misma mañana.

Estaba yo tan tranquila paseando por los patios cuando Carlos, el muchacho que me amenazó aquel día que maté a la chica en el gimnasio, se puso delante de mí.

-Esmeralda, te estaba buscando, ven conmigo.

-¿Qué? No voy a ir contigo a ninguna parte.- Valla tío más plasta.

-Necesito hablarte sobre la posibilidad de abandonar el psiquiátrico.

No me lo creía, ¿este tío iba a conseguir sacarme de aquí?

Me llevó a una habitación, parecía su despacho, me dijo que me sentase y el también lo hizo al lado mía. Me cogió de las manos y me miró a los ojos. Que dramático.

-Esmeralda, he hablado con mi jefe y me ha dicho que el mes que viene te dejará salir de aquí, pero, tendré que visitarte todos los días durante unas semanas. Si verifico que estás en condiciones de vivir tu sola podrás ser libre.

-¿De verdad has hecho esto por mí?

-Sí, además, como entraste aquí muy joven y no tendrás preparación para conseguir un trabajo facilmente, te he alquilado un piso para que puedas vivir allí todo el tiempo que lo necesites.

-¿¡En serio!? ¿Tú me lo vas a pagar?

-Sin problema, no te preocupes.

No me esperaba que Carlos fuera un chico tan amable. A primera vista no lo parece.

-Me gustaría conocerte más.

-Bueno, cuando salgas de aquí tendremos tiempo para vernos.

-Sí.

No me lo podía creer, iba a empezar a vivir por fin. Poneros en mi lugar, cuando tenía diecinueve años me encerraron aquí. Apenas me dio tiempo a vivir. La verdad es que estoy nerviosa, dentro de unas semanas seré libre.

En ese momento Carlos se levanto.

-Bueno, puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.

-No, ya me voy. -No quería estar sola en su despacho.

Sonrió y cuando salimos se fue sin decir nada.

-¡Gracias! –se lo dije mientras él seguía hacia delante.

Se lo tenía que contar a Teodoro. ¿Cómo se lo tomaría?

-¡Teodoro!- Estaba en su habitación.

-Hombre, ¡Esmeralda!

-Tengo que decirte una cosa...

Se lo conté todo, no puso muy buena cara.

-No te puedes ir, tienes que estar aquí, con migo.

-Pero, Teodoro, ya lo dejemos, no estamos saliendo juntos. ¿Te acuerdas?

Nuestra relación terminó debido a las circunstancias, ya os contaré porque.

-¡No¡ ¡Tu eres mía!

Cuando acabó de decirlo me estrelló contra la pared y me besó muy bruscamente. Otra vez no Podría usar el boxeo para que me dejase, pero, fue él quien me enseñó mis mejores técnicas. Además, desde que ingresó aquí se ha puesto muy agresivo y no mejoraría nada la situación pegarle. ¿Qué hago?

-Déjame, o quieres que pase como la otra vez.

En ese momento paró un segundo, me miró a los ojos y me empujo. Caí en su cama y se fue de la habitación pegando un portazo. Menos mal

La historia de mi vida es una locura.Where stories live. Discover now