Capítulo 3

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El rayo de sol ingresa sin permiso a la habitación y me tapo los ojos con las manos. La luz es fuerte y a mí me da vueltas todo mi interior. Hoy me siento mal. Las náuseas no me han dejado en paz, ni siquiera las pastillas que me recetó el doctor ha parado esta tortura. Quito una de mis manos del rostro y la dirijo hacia mi barriga. Lo regaño por dentro por hacerme sentir mal. Me levanto como puedo, ni siquiera sé qué hora es. Camino hacia el baño y me observo en el espejo. Estoy destruida. Las ojeras se cubren en todo el rostro y la palidez intenta curtir toda mi piel. Me lanzo agua, mucha agua. Nada cambia y otra vez las ganas de vomitar se asoma a mi boca. El inodoro me espera para que me desahogue. Qué asco. Me quiero morir.

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Dos horas después, despierto otra vez. Me remuevo debajo de las sábanas cuando 3 golpes a la puerta se hacen presentes. Con torpeza, intento tomar mi celular de la mesita de luz. 12.30 horas Argentina. Ya es pasado mediodía y otro golpe me despierta de repente.
Con toda la vagueza que puede cargar mi cuerpo, camino hacia la puerta y al abrirla quiero que la tierra me trague en ese instante. Mis ojos se abren por el asombro y quiero cerrarle la puerta en la cara. No. Christopher no puede verme en ese estado. Lo intento pero pareciera que él ya conocía mi intención porque interpone su mano para evitar que cierre la puerta.

- ¿Estás bien, Dul? Te ves muy pálida. - murmura y su ceño se frunce, como preocupado.

Niego con la cabeza. No voy a mentir cuando todo está a la vista.

- Creo que el helado de ayer me cayó mal. No paro de vomitar. - Mi voz se agudiza como si estuviera pidiendo auxilio. Y cuando tengo otra oportunidad de decirle la verdad, decido por mentir.

Él me inspecciona con sus ojos marrones y claros y larga un suspiro.

- Te llevo al hospital. - se ofrece.

Niego con la cabeza. - No. No es necesario. Suele sucederme cuando me ataco con el helado, ya he tomado algo para calmar los vómitos. - sonrío con la idea de convencerlo. En el hospital no dirían más que 'Es normal en el embarazo'. Eso ya lo sé.

- ¿Segura? Quizás puedan recetarte algo más o hacerte un chequeo. Nunca está de más. - dice preocupado y sin evitarlo, sonrío como boba. Al menos alguien y no cualquiera se preocupa por mí.

- Segura. Cree en mí. - digo aún sonriendo.

- Está bien. Te dejo entonces a que descanses tranquila. - hace una mueca de costado y me derrito al verlo así, lo hace más sexy.

- No... Pero primero dime a qué se debe tu visita. - murmuro un poco avergonzada. Sé el por qué de su visita y no entiendo por qué no lo dejé ir. Evitaría esta conversación más que nada porque no tengo qué decir.

Se rasca disimulado la sien y baja la mirada unos segundos para luego posarlas en mí. Sus ojos se profundizan y puedo ver que está nervioso. Yo también.

- Lo de anoche. Yo... Yo quiero pedirte perdón. - Sus palabras salen con cuidado y temor. Se muerde el labio inferior y el calor comienza a subir por todo mi cuerpo. Quiero que deje de hacer eso.

- No tienes por qué hacerlo. Ha sido algo que los dos quisimos. - Escupo sin medición y entonces me sonrojo totalmente. Quiero arreglarlo pero no sé cómo.

- Me dejé llevar. Te prometo que no volverá a suceder. - Dice no muy convencido y algo dentro de mí festeja aquello.

Asiento con la cabeza y le regalo una sonrisa.

- Y también quiero decirte otra cosa. Lo de esta noche no podrá ser, tengo una reunión sobre el proyecto y debo viajar a Uruguay. - comenta pausado y de repente me siento vacía.
Se va y quizás no lo vuelva a ver jamás. Con sólo pensarlo, me pesa el alma.

ENCONTRAR (ME) - vondy -Where stories live. Discover now