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La despertó la vibración del celular. No llegó a atender, pero vio que la llamada perdida era de Julieta, una de sus mejores amigas. Entonces vio que tenía dos mensajes sin leer. Uno era de la misma Julieta, y otro de Sofía, la compañera de colegio. Los mensajes decían, respectivamente "Mari, prendé la tele y mirá las noticias. No lo puedo creer.""¿Te enteraste de lo que pasó?".

Desconcertada, miró a Tobi, que seguía con los ojos cerrados, y se levantó de la cama para llamar a su amiga desde la cocina y no despertar a su hermano.

En la cocina, sentada en una silla mirando la televisión, estaba su mamá. Se giró cuando la sintió entrar, daba pena, su rostro expresaba toda la preocupación del mundo. Entendible, después de la escena de la noche anterior.

Pero Marina se distrajo con la imagen que aparecía en la televisión, en el noticiero nacional. Había un chico hablando, le resultaba familiar. Entonces vio el yeso que tenía en un brazo y le sorprendió descubrir que era el chico que había visto la noche anterior. Todavía no recordaba de dónde más lo conocía.

No llegó a escuchar el discurso del chico, porque su madre se apuró a bajar el volumen del televisor.

- Marina... - empezó, la expresión del rostro estaba desencajada – Acabo de mirar la televisión, no sabés lo que pasó. – Hizo un gesto con la cabeza - O tal vez sí.

- ¿Qué, qué pasó? – Ignoró la llamada entrante de Julieta a su celular. La mamá se relamió el labio superior mientras encontraba las palabras correctas.

- Anoche encontraron muerto a Matías Chocrón.

*

¿Qué? – Preguntó, atónita. Su mamá asentía con la cabeza. - ¿Es en serio?
La noticia le cayó como un balde de agua helada. La madre le permitió un momento para que procesara la noticia. No importaba cuánto odiara a Matías, la idea de que hubiese muerto le impactó.
Un presentimiento la hizo temblar. El chico del yeso que estaba dando la noticia...ella lo había visto anoche.
Miró la pantalla del televisor y lo que vio la obligó a sentarse. Se le achicó el estómago. Estaban mostrando al estacionamiento abandonado. La escena del crimen.
– Pero... ¿cómo pasó?
La mamá le respondió la pregunta, aunque ya no era necesario.

- Parece que lo atropellaron. Alguien robó la Hilux de su amigo y lo pasó por arriba.

Hubo un instante de silencio en el que la madre se acarició el brazo, como si se consolara a sí misma. Entonces miró a su hija con compasión.

- Mari... ¿Viste algo anoche? ¿Es por eso que estabas tan alterada? El accidente fue muy cerca de Palmos, el chico incluso salía de ahí...

Enseguida su hija negó con la cabeza. Estaba impresionada. Su cerebro trabajaba a mil, atando cabos.

Asoció al chico del yeso con Matías, y por fin pudo recordar de dónde lo conocía: los había visto juntos más de una vez en cumpleaños de gente del curso. Incluso había hablado con él una vez, se habían presentado. Seguro que él también la recordaba.

- En serio mamá... no sé cómo llegué ahí. Estaba dormida.

La decepción en la cara de su mamá fue un latigazo a su corazón. Pero no había forma de hacerle entender la verdad sin sonar desquiciada.

Entonces una sospecha terrible apareció en el fondo de su mente. Fue como una trompada en la cara. O una patada.

- ¿Saben quien fue?

- No. No hay sospechosos. El que encontró el cuerpo fue el mejor amigo, debajo de su propia camioneta. Pobre chico, qué horror. Pero él no podría haber manejado, tiene el brazo fracturado.

Marina asintió con la cabeza y tragó saliva. Era la respuesta que esperaba. No había sospechosos... todavía. Lucas, (ahora recordaba el nombre del chico) la había visto salir corriendo del estacionamiento. Era cuestión de tiempo que la policía cayera a su puerta.

Ahora entendía por qué había aparecido en ese estacionamiento, en ese momento.

Alguien la quería hundir.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2017 ⏰

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