Las sombras azules grisáceas.

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  El ambiente era blanco, con algunos momentos de un azul grisáceo que proyectaban las sombras de los objetos y el rosa que generaba la vida, los gestos, la conciencia, los sueños y varias de sus miserias. Objetos con formas de hombres que danzaban una música producida por cuerdas, sonidos que formaban melodías celestialmente festivas.


Ella bailaba en completa soledad, con su vestido blanco, y los pliegues azules grisáceos hechos de sombras.



Lo vio, apoyado en la pared que veía de frente, vestido totalmente de negro. También en soledad, fumando.



Se acerco sin pensar, un impulso. Se puso frente a el, lo miro a los ojos, que vio oscuros como la misma noche. Lo invito al final de la costa, a caminar descalzos por la orilla del mar, a sentir la húmeda arena y la espuma entre sus pies., el hombre la miro por unos segundos a los ojos y le confeso su verdad, la primera., aquella que decía que no podía sentir la arena, porque ahora solo podía sentir el frió de la indiferencia.



-Solo tu me ves aquí-



Cuando dejo de escuchar aquellas palabras lo mismo paso con la música, y al observar la habitación se percato de que estaba vacía, no quedaba ni el sonido, y las sombras se habían fundido en su ser, en su sombra. Confundida y aterrada intento caminar hacia la pared que se encontraba a sus espaldas, la que llevaba a la puerta de salida. No sabe cuanto tiempo camino, sin embargo la distancia y con ella el tiempo nunca la llevaban a esta, estaba atrapada en aquel momento, junto a aquel hombre que la observaba en silencio.



Fiel a su pasado, no desistió, se levanto infinitas veces, lloro de rodillas la misma cantidad., se dejo engañar por la esperanza que le hacia creer que la salida estaba un poco mas cerca. En esa eternidad no pudo dejar de pensar y por ello desistió, cambio.



Se dio vuelta y observo otra vez la figura que casi había olvidado. Solo recordaba que alguna vez hubo música y apenas las palabras de un hombre. Le pregunto en plena calma con su ser cual era el sentido de aquella realidad. Este, cigarro tras cigarro que sacaba de una caja que parecía guardar todos y cada uno de estos le hablo de todo y de nada., de reyes, de cada vida, de cada sentimiento, le hablo de los infinitos dioses que poblaban el reino del cosmos y de todas sus guerras, también de cada flor muriendo y todas las hojas que caían en todos los otoños habidos y por haber., pero nunca jamas se digno a responder su interrogante.


Al conocer la verdad y entenderla solo atino a observar sus manos, que seguían siendo jóvenes, tenia la difusa certeza de que siempre habían sido así.


El hombre, finalmente se acerco a ella, le quito el vestido blanco, contemplo su desnudez y la amo, ella sintió aquel amor y lo correspondió. Se amaron tanto que olvido que alguna vez no fue así.



En algún momento que ya olvido el se fue diciendo unas ultimas palabras:


-Este es tu castigo-



No volvió a aparecer mas, pero ella no pudo ni podrá jamas llegar a la salida, ni dejar de amar.

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⏰ Last updated: Jul 03, 2017 ⏰

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