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—Cuida tu lengua si no quieres que te la corte, mocosa.


Dio un paso al frente quedando a centímetros de mi rostro, podía sentir su aliento a menta chocar contra mi nariz. Al notar eso, entreabrí un poco la boca, él sonrió de costado y se acercó aún más a mí, quedando con su mentón apoyado en mi hombro y la punta de su arma chocando contra mi abdomen.


— ¿Acaso te asusto? —murmuro con voz ronca, yo le brinde una sonrisa ladeada.

—Ya quisieras, niño. Solo fue asombro—di un paso atrás alejándome de su cercanía, él me miro confundido pero después volvió a sonreír y si, de una manera arrogante.

—Es normal—alardeo con aires egocéntricos.


Rodé los ojos—No es por lo que piensas, tu actuación no me mueve ni un pelo—puse ambas manos sobre mi cadera, acercando con disimulo lentamente mi mano derecha a mi bolsillo trasero—. Es por tu aliento a menta, es raro cruzarte a un tipo bajito, sin un ojo y con aliento a menta que se cree el cowboy del barrio. ¿Acaso usas Colgate? ¿O simplemente implementaste la vieja costumbre del chicle?

El tipo frunció el ceño—. ¿Acaso estas estúpida? —Tomo con fuerza mi muñeca izquierda y me acerco a él de un tirón—. Guarda tu boca porque si sigues así te la romperé.

—Suéltame—gruñí, su agarre era cada vez más fuerte.

—No hasta que te retractes.

—Que me sueltes—esta vez forceje un poco pero era lo mismo, se negaba a por lo menos aligerar su mano, lo mire con rabia—. Ya déjame, esto me está irritando y no me quieres ver irritada.

— ¿Qué puede ser lo peor? ¿Qué me rasguñes? —empezó a reír burlón, yo sentí como la vena de mi cuello poco a poco crecía, palpitando con fuerza.

—Sí, te rasguñare. Y te rasguñare como nunca nadie te ha rasguñado en la existencia—y de un rápido movimiento saque la navaja que tenía en el bolsillo y la clave en el brazo del chico que al instante me soltó para agarrarse de la zona lastimada.


Empecé a correr hacia la parte derrumbada del edificio, era la salida más rápida que tenía. Pude escuchar como el chico le sacaba el seguro a su arma y empezaba a venir hacia mi dirección, no entendía aun como me metí en esta situación.

En cierta parte ese chico se merecía mi navaja clavada en su brazo, yo solamente quería huir y seguir mi camino solitario pero él decidió pasársela de chulo conmigo sin que yo le hubiese hecho nada. Soy una sobreviviente pacifista, no negocio con terroristas y no tengo interés en morir en una de mis tantas pesadillas.

El ruido de una bala impactar a mi izquierda muy cerca de mi pie hizo que de un pequeño grito de espanto, tirándome al suelo y cubriéndome automáticamente con una de las góndolas. Podía ver sus botas color negras pisar con tranquilidad el sucio suelo que estaba con gotas de su sangre, su respiración levemente agitada por el hecho de aguantar el dolor y el olor a querer vengarse llegaba hasta mí. Lentamente fui caminando agachas, rogando despertar pero la tortura parecía eterna.


—Puedo sentir tu miedo—su voz sonaba cercana, sentía como mi pulso era cada vez más rápido—. También puedo oír tu pulso, tienes miedo.


Mire hacia al frente en busca de una salida y al ver lo que había debajo de un cartón sentí mis ojos brillar; un arma automática.

Con sigilo me arrastre hasta ella y deslizándola lentamente con mis dedos la tome, me fije si estaba cargada y lo confirme. Me pare con temor y mire sobre mi hombro, él estaba a punto de doblar hacia mi dirección.

Le saque el seguro y eleve el arma apuntando hacia el frente, el muchacho al doblar por completo y toparse conmigo fingió asombro y elevo ambas manos.


—Guarda que la niña esta armada—acoto burlón.

Volqué los ojos—. Lanza el arma al suelo, vamos.


Él sorpresivamente obedeció y dejo el arma en el suelo para después patearla hacia mi dirección, me acerque y la tome, esta vez lo apunte con las dos.


— ¿Qué me harás? —me miraba fijo a los ojos, intentando intimidarme—. Si me mataras hazlo de una vez.

—No te matare, soy una chica pacifista y solo quiero estar en libertad sin cruzarme con locos sin un ojo como tú—guarde una de las armas en el bolsillo trasero—. Te dejare ir si tú me dejas ir también, enserio, no quiero problemas.

—Pues cuando me desafías a mi o a mi gente ya es un problema, en realidad—dijo él—. Una vez que interactúas con nosotros y de una mala manera, no hay vuelta atrás. Así que te vendrás conmigo.

— ¿Qué? ¡No! —me negué automáticamente—. Quiero seguir mi camino sola, quiero acabar con todo esto y encima te herí en defensa propia, tú empezaste a molestarme.

—Digas lo que digas vendrás conmigo igual—miro por encima de mi hombro e hizo una seña con sus manos, quise voltear para ver pero al intentarlo ya tenía un gran paño puesto en mi nariz y al aspirar lo que estaba impregnado en ella ya fue demasiado tarde, todo se volvió oscuro.


Me levante sobresaltada de la cama, mire a mi alrededor y estaba la habitación solitaria e iluminada de lleno por la luz del sol. Pase una mano por mi cabello, este se encontraba sudado al igual que mi frente y mi espalda, mi cabeza dolía al igual que mis piernas y aun sentía el aliento mentolado de aquel muchacho chocar contra mi oído. 

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⏰ Last updated: Jul 06, 2017 ⏰

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With just sleeping.➵carl grimes.Where stories live. Discover now