Fear

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La noche había llegado a las cálidas aguas del pacífico, envolviendo en su oscuro manto a la playa plástica. El mar estaba calmo, lamiendo con tranquilidad la arena rosa, de vez en cuando alcanzando los pies del pálido muchacho sentado a la orilla del mar. A un par de metros atrás, una antorcha artificial iluminaba un camino de botellas de ron.

- Creo que la luna se va a caer sobre nuestras cabezas - susurró su acompañante.

2D miró con cansancio y una sonrisa desalineada al satanista tendido sobre la arena. Por un momento creyó que había ganado la apuesta. Con dificultad logró ponerse de pié para automáticamente colocar las manos sobre sus ojos, intentando hacer una especie de larga vista y observando al enorme astro pálido sobre sus cabezas.

- Oye, creo que tienes razón - Respondió un poco atemorizado.

Rápidamente se giró hacía el bajista e intentó aproximarse a él solo logrando caer de bruces sobre el suelo rosa.

La estrepitosa risa de Murdoc no se hizo esperar, solo 2D podía ser tan imbécil como para tropezarse con sus propias piernas.

Con ayuda de los antebrazos el peliazul logró levantar la cabeza, escupiendo bastante arena en el proceso. No tenía las fuerzas suficientes para levantarse del todo, el mundo estaba girando bastante rápido desde hacía ya unas horas, no valía la pena levantarse; por lo que optó por avanzar a cuatro patas hacía el azabache. Cuando llegó perdió el equilibrio y término cayendo sobre él, retirándose rápidamente y tomando asiento a su lado.

- Si... si esta es la última noche de tu vida, ¿donde desearías estar? -

- ¿Lo dices por lo de la luna? Tranquilo Stu, lleva cayéndose desde que tengo 11 años, sigo esperando el día en que se estrelle. -

- No es eso, en realidad ya no me importa si se cae o no... Sólo responde la pregunta -

- Debo sacarte al sol mas seguido, esa oscuridad se está comiendo tu cabeza -

- Yo desearía estar en la feria de Eastbourne, podía comer todo el algodón de azúcar que quisiera -

- Me gusta estar aquí Stu... Me agrada estar contigo -

2D no comprendió del todo aquella confesión, para su cerebro era mas importante descifrar por qué todo estaba girado y saliéndose de lugar, que asimilar las palabras de Murdoc.

El satanista tampoco esperó una respuesta, simplemente se levantó y comenzó a caminar hacia la playa, deshaciéndose de la única prenda que vestía.

- Iugh, no quería ver tus traseros - soltó Stuart con algo de asco.

- ¿Tus traseros? -

- Veo 5 - respondió el menor enseñando tres dedos de su mano.

El bajista negó con la cabeza, la próxima vez controlaría mejor el consumo de alcohol de ese chico. Y sin mas se lanzó a las oscuras aguas que resplandecían por la pálida luz lunar.

2D se quedó en la playa, observando aquella ola donde Murdoc había decidido sumergirse. Como esta llegaba a la playa, barriendo con los pequeños caparazones de crustáceos y los brillantes gramos de arena rosa, hasta llegar a sus píes y mojándo los gastados jeans que llevaba puestos. Sin pensarlo realmente, hundió sus manos en la arena mojada, excavando todo lo posible hasta que sus manos dieron con un cangrejo que no dudó en atacarlo.

- ¡Auch! -

Enojado por la agresión, lanzó al pobre animal al agua.

- Murdoc ya no quiero estar aquí, tu alcohol apesta y los animales me odian - soltó enojado.

El murmullo del mar fue su única respuesta, extrañado se puso de pié y comenzó a caminar hacia el agua, el mareo aveces lo obligaba a caer de rodillas, pero se ponía de pie rápidamente y continuaba avanzando.

- ¿Murdoc? - preguntó asustado.

Nuevamente no hubo respuesta, su corazón comenzó a oprimirse de forma dolorosa y un par de gruesas lágrimas amenazaban con derramarse de sus ojos.

- ¡Murdoc! - gritó esta vez ya con el agua hasta las rodillas.

Como si fuera un chiste las olas habían dejado de visitar la playa y el océano se había tornado tan calmo y silencioso como un cementerio. Un escalofrío le recorrió la columna mientras se esforzaba por ver algo en aquella oscuridad. Pretendía seguir avanzando cuando algo se enredó en su tobillo.

A la luz de la luna pudo ver un reflejo dorado que reconocería donde fuera. Las lágrimas se derramaron y sin perder tiempo se lanzó al agua que pareció volver a la vida, golpeando su pequeño y mareado cuerpo.

- ¡¡MURDOC!! - gritó desesperado.

Jamás en su vida había experimentado tal terror, su cuerpo temblaba y el hecho de estar ebrio lo hacía sentir impotente. Murdoc no podía dejarlo solo en aquel lugar, Murdoc no tenía derecho a desaparecer de su vida en ese momento... Ni en ningún otro. Le debía el alma y el satanista no podía abandonar este mundo antes de hacerse con ella.

Comenzaba a perder las fuerzas cuando un par de brazos se enredaron a su cintura. Asustado intentó liberarse hasta que escuchó la estrepitosa risa del azabache.

Solo un cruce de miradas bastó para que el mundo de Stuart dejara de desmoronarse y regresara a su estado natural. Con el rostro empapado en lágrimas se lanzó sobre el bajista, aferrándose a su cuerpo con fuerza, a penas logrando mantenerse a flote.

- Stu, ¿éstas llorando? - preguntó un poco sorprendido, sinceramente solo quería hacerlo preocuparse un poco y que dejara de hablar de tierra firme un rato.

Su respuesta fueron los -para nada discretos- sollozos del menor. Tal vez si se había pasado un poco; dejando de lado el hecho de que se sumergirian, correspondió al gesto del peliazul, brindándole un poco de confort mientras las azules aguas los cubrían a ambos.

El sonido se echó a dormir, y la vista se tornó ondulada y difusa producto de la efervescencia que los rodeaba. Y mientras el gélido mar cubría su cuerpo por completo, un calor familiar y al mismo tiempo desconocido se apoderó de sus labios. Por solo unos segundos abrió los ojos, encontrándose con aquellos hermosos cabellos azules brillando a la luz de la luna. Solo eso bastó para corresponder aquél vínculo, tal vez un poco mas osado, tomando poder de la boca ajena y recorriéndola con su larga lengua.

Sus manos fueron a parar a la fina cintura, pegando el cuerpo del menor al suyo. Sumergidos en el oceano, alimentándose mutuamente del calor contrario.

Pero el aire se volvió una urgente necesidad y además Stu estaba ebrio por lo que nada le aseguraba que no estuviera inhalando agua en ese momento. Con algo de brusquedad lo tomó en brazos y nadó hacía la playa, arrojándolo sobre la arena y cayendo arrodillado frente a él.

- ¡No vuelvas a hacer eso! - gritó 2D luego de calmar su respiración, mientras se lanzaba a los brazos del azabache.

- Lo sé, lo sé, soy un imbécil - respondió mientras le daba suaves palmaditas en la espalda.

- Murdoc, yo no sé que haría sin ti -

Murdoc guardó silencio, solo por ese momento podía dejar de ser el cabron de siempre, después de todo solo estaban ellos dos en la isla...

- Yo tampoco se que haría sin ti Stu-Pot - respondió, correspondiendo el gesto, rodeando el cuerpo del vocalista con ambos brazos.

Fear [2DOC-Oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora