Todo Mío [Karma x Nagisa]

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—Maldito pulpo... —refunfuñé muy molesto mientras me rascaba la cabellera.

Ese maldito bastardo ya me tenía hasta las narices. En el intento de asesinato de hoy, ha vuelto a librarse... ¡Y encima me ha hecho la manicura francesa!

Observando su obra sobre mis uñas, me entró aún más rabia. Me dirigí al árbol más próximo y trepé hasta posarme en una de sus ramas más altas. Me había ido en mitad de clase, y probablemente habrían salido a buscarme; por lo que esperaba que no me encontraran.

 No me apetecía en absoluto ver la odiosa cara de Koro-sensei, al menos por hoy.

Cerré los ojos poco a poco, con el sueño apoderándose de mi cuerpo. Para mi sorpresa, al abrirlos el cielo había adquirido un tono color carmesí. Aquella siesta se me había ido de las manos.

Me bajé de la rama en silencio, intentando ser sigiloso; aunque mi estómago pareció no estar de acuerdo. Un rugido proveniente de mi abdomen delataría mi presencia incluso al asesino más novato. Por suerte ya todos se habían ido, y no tuve que preocuparme por encontrarme con nadie. Descendí toda la montaña ágil, decidido a apoderarme de un buen tazón de comida instantánea. Ramen, arroz, takoyaki... Eran múltiples las posibilidades. Aunque la imagen recurrente de unos fideos instantáneos se apoderó de mi mente y de los sonidos que generaba mi estómago.

—Decidido entonces —concluí.

Tampoco quería darme largos paseos, así que decidí ir a la tienda que se encontraba cerca de mi casa. No tenía puertas automáticas, y techo y paredes estaban algo desgastadas, pero los productos expuestos allí tenían toda mi confianza. 

Una vez entré, me dirigí al pasillo donde se encontraban todos los tipos de ramen instantáneo disponibles. Mis ojos buscaron desesperadamente el picante, el cual encontraba el más delicioso; y mis piernas se movieron solas hasta el último estante. Agarré el bote con mucho ímpetu, lo que provocó que se deslizase por mis dedos y cayese al suelo estrepitosamente.

El sonido atrapó la atención del dependiente, el cual al reconocer mi rostro, relajó su mirada. Me incliné hacia delante realizando una reverencia, mostrando mis disculpas.

Me incliné más para poder para coger el recipiente de nuevo, pero una mano ligeramente más pequeña que la mía se me adelantó y agarró el pequeño bote para acto seguido entregármelo.

—Gracias —le agradecí educadamente, y al ver de quién se trataba, no pude evitar esbozar una sonrisa pícara— Vaya, Nagisa-kun. ¿Qué haces tú por aquí?

El chico peliazul llevaba el pelo recogido en una cola de caballo, igual que cuando nos conocimos. Me miró con una sonrisa en su rostro, muy vivaz.

—Mi madre me ha mandado comprar unas cosas para casa —me explicaba mostrándome una bolsa llena de diversos artículos—, pero el sitio donde suelo comprar ha cerrado temporalmente, así que me he venido aquí en su lugar... ¿Y tú Karma-kun?

—Es un sitio al que siempre vengo, le tengo bastante cerca de casa.

Sus ojos azules parecieron brillar de la emoción.

—¡Oh! ¿Entonces vives por aquí cerca?

Tuvimos una conversación muy trivial, algo inesperado por mi parte, visto el hambre que tenía. Pero algo en sus palabras me hacía querer hablar más con él. ¿Puede ser que fuera de clase ambos nos encontrásemos más relajados?

Después de una larga conversación, Nagisa se dio cuenta de la hora que era.

—¿Las 21:00 ya? —se sorprendió al mirar la hora en su móvil—. ¡Tengo que darme prisa! —se apresuró en pagar toda la comida que había comprado y se dirigió a la salida de la tienda—. ¡Nos vemos, Karma-kun!

Todo Mío [One Shot Karma x Nagisa]Where stories live. Discover now