Capítulo 2-Las Voces

7 0 0
                                    

No recuerdo bien cómo empezaron, pero algo que tengo claro es que siempre estuvieron en mi cabeza.

¿Cómo lo sabía sin tener ni idea de enfermedades mentales y habiendo sido criada con una fuerte base religiosa por parte de mi escuela y abuelos? No sé, sólo lo sabía.

Mis padres me enseñaron muchas cosas, todas servibles, una de ellas es que no debo, y nadie debería, creer sin tener pruebas. No eran de decirlo muy seguido, lo habrán dicho dos o tres veces durante toda mi niñez, pero me quedó muy grabado.
Supongo que eso me hizo ser la que soy, una filósofa de corazón, alguien que no se cansa de hacer preguntas que para el resto pueden ser estúpidas.
Las voces son algo por lo que me preguntaba todo el tiempo, pero solo a mi, jamás quise hablar con los demás de ellas, nunca les dí una sola pista a nadie de que me pasaba algo más aparte de la constante tristeza al final de cada día a pesar de empezarlo bien.

Casi nunca estaba sola, pero cuando lo estaba era un infierno, prefería que me molestaran mis compañeros a estar sola conmigo misma. Esto, gracias a estas preciosas voces, que aveces eran mi propia voz mutiplicada, diciendo distintas cosas, era como si fueran muchas "Yo" insultandome y diciéndome cosas como que no debería existir, o que mis padres estarían mejor sin mi. Intentaba con todas mis fuerzas no hacerles caso, pero terminaba llorando y/o intentando refutarlas.
Las otras voces eran de familiares, compañeros, amigos, en fin, personas que conocía recalcaban cada una de las cosas que no les gustaba de mi, haciéndome sentir como si nadie me quisiera.
Todas las voces podían responderme, seguir una conversación coherente, e incluso podían llegar a hacerme caso de vez en cuando, pero no pasaba muy seguido.

Una sola vez lograron tomar el control, solo por un momento, solo unos segundos y casi hacen que haga algo de lo que me arrepentiría. Lograron hacer que desarme un sacapuntas, el cual limpie, lo coloqué sobre mi muñeca y me hice un pequeño corte, que logró que recobre mi conciencia para así poder alejarlo de mi. Ese es un recuerdo que no creo poder olvidar, era cómo si me hubiese desconectado, mientras escuchaba como mis padres peleaban en la cocina, mi susto fue mucho. Ahí es donde empecé a tener más miedo de mi misma, no sabía qué podría llegar a hacer estando sola.

Al empezar a estar cada vez más metida con las personas, para no quedarme sola y cuando lo hacia escuchaba música o me distraía jugando videojuegos, poco a poco empecé a dejar de escucharlas. Pero mentiría si dijera que eso fue lo único. Lo más importante es que en secundaria gracias a mi mejor amiga empecé a tomar confianza en mi misma, me sentía capaz de hacer lo que quisiera, de hacer que me quisieran. Tal vez no empezamos bien, pero hasta el día de hoy es alguien a quien quiero y admiro mucho, gracias a ella hoy puedo decir que amo quien soy y no pienso cambiar.

Pero obviamente, como mi vida aún no termina me queda mucho por contar. Esperen me en el próximo capítulo. No lo tendré rápido, pero tampoco tardará años.

Yo y mi estupenda vidaWhere stories live. Discover now