Marnie Soux es una chica de dieciocho años, dulce, tranquila e inocente. A pesar de su edad, y de ser una chica atractiva, está bastante alejada de las cosas que la mayoría de los chicos de su edad practican, como: sexo, alcohol y drogas.
Marnie nunca ha asistido a fiestas, es virgen y sólo prueba el alcohol escasas veces en reuniones familiares.
La razón de que es una semilla es tan simple y sencilla: sus padres nunca están en casa y debe encargarse de cuidar a su hermana menor.
Hacer un rol de madre la ha alejado de bastantes beneficios de la vida.
Por otro lado, esta Stephen Queen.
Tiene diecinueve años, tatuado, atractivo, mujeriego y un tanto misterioso...
No es popular, y puede decirse que no tiene amigos y que cada chica con quién esta es reemplazada por otra cada día.
Ellos no se mezclan por razones del destino, ni mucho menos chocan en la mitad del pasillo de la escuela provocando que los libros del otro caigan al suelo. Ellos tienen una relación bastante peculiar.
Por una esquina, se encuentra Alex Bomwell, este si es un completo cliché.
Rubio, popular, capitán del equipo de fútbol, engreído, adinerado y un completo don juan, todos y todas lo conocen.
Marnie en secreto; lo ama, lo adora y lo idolatra, el amor cliché de todo adolescente.
Pero al ser tan poco atrevida, inocente y fuera de su alcance, su amor platónico por Alex es cada vez más imposible. Sabe que jamás se fijaría en ella, no siendo si misma. No siendo Marnie Soux, la simple, la semilla, la inocente...
Y sabe que no aprenderá todo lo que necesita sólo viendo pornografía en internet.
Ahí es cuando acude a Stephen, quién la ayudará a salir de esa zona tan evangélica y virgen donde se encuentra.
Stephen será quién le enseñará todo lo necesario para conquistar a Alex.
Desde lo sentimental... Hasta lo sexual.