Capítulo 4 - Desechos.

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**Zack Hemsey - Beyond the throne**.

''Si quieres saber cómo es alguien, mira de qué manera trata a sus inferiores, no a sus iguales''.

-Sirius Black en Harry Potter y el cáliz de fuego.

El hombre, que no llega a los cuarenta años sonríe. Lo observo con curiosidad puesto que la mayoría de los gladiadores son menos de treinta y cinco años. Nunca me había preguntado acerca de la edad de esos dos gladiadores.

-Yo soy Parker y ella Mal.

Mal coloca algo sobre las heridas abiertas y sangrantes de mi espalda, huele a menta y a limón. El mejunje escuece sobre mi piel pero, ya que me están ayudando, no me tomo molestias en quejarme y aguanto el dolor todo lo que soy posible sin darle problemas.

Parker coge mi mano y la sujeta con fuerza, es áspera y está caliente.

-Lo que has hecho ahí fuera -comienza a hablar, sus ojos marrones brillan con un fulgor especial-, ha estado bien. Mira, eres demasiado joven y seguro que piensas que este sistema solo desfavorece a las mujeres y a los huérfanos o abandonados. Algunos, la mayoría hombres, perdemos el apellido si hiciéramos lo que has hecho tú. Rebelarse contra el nuevo sistema impuesto por unos hombres que se creían el centro de todo cuando el gobierno se fue al carajo.

-No lo entiendo.

-Mal es mi pareja. Nos conocimos en la universidad un año antes de todo el caos. Éramos activistas. Ella defendía el derecho de las mujeres y los niños, y, yo, prácticamente lo mismo, aunque me quejaba más por el medio ambiente y el maltrato animal. Nos conocimos en una manifestación feminista. Todo estaba bien, parecía que el mundo cambiaría en cuanto Anya Thomas saliese elegida como presidenta... pero la asesinaron ese día. Nadie hizo nada pero... es difícil que un hijo deje pasar así el asesinato de su madre. Mal me ayudó y cuando abolieron los gobiernos, nos detuvieron. Nos quitaron el nombre y nos colocaron como gladiadores. Somos de los primeros y los mayores.

-Creo que no importa como nos llamen -me oigo decir, con voz una voz demasiado débil-, de una forma u otra. El mundo entero está esclavizado. Esclavizado por su propio egoísmo.

-Eso es evidente.- Interviene Mal en voz baja.

La mujer, al contrario que Parker, sí debe pasar por muy poco de los cuarenta, pero eso no interfiere en su buena forma física para seguir luchando en la arena. La he visto pelear con furia, de hecho, debería estar en el mismo lugar que Morwall en el recinto de gladiadores, sin embargo, ella prefiere estar con su amor. ¿Morwall podría estar a mi lado si quisiera? o, simplemente, ¿prefiere estar con los mejores?

-¿Sabéis qué ocurrió con el esclavo de piel oscura y ojos verdes?

Mal termina de colocar apósitos limpios en mis heridas y se echa a reír.

-¿Te refieres a Raige? Estuvo en la arena poco antes de que tú llegaras, era, y no te ofendas, mejor que tu hermano. Pero Raige no se limita a ser un asesino que mata por supervivencia, Lennie le tenía más miedo como gladiador que como sirviente. Raige era hijo de unos narcotraficantes, sabía disparar con un rifle de caza a los cinco años y a los siete mató a su primer hombre. Su padre murió dos meses antes de que se aboliera el gobierno y acabó como gladiador. Raige sabe matar, y mata muy bien, pero no es lo suyo. Era peligroso en la arena porque no le quedaba otra, pero, es de los buenos. A pesar de haber hecho cosas malas.

-No esperes que pase algo con él, niña, nunca le harán nada y siempre le darán las mejores comidas y las mejores atenciones. Lennie le tiene más respeto de lo que parece. 

-¿Por qué? -pregunto recordando la conversación tan extraña que Lennie y el sirviente mantuvieron momentos antes de que perdiera la conciencia por el dolor de mis heridas.

Parker mira a Mal, algo en su rostro cambia momentáneamente.

-Dicen que Clayton Lennie conocía al padre de Raige, de hecho, se dice que eran socios.

El silencio incómodo que se instala ya me sirve como respuesta a muchas de las preguntas que se me van formando en la cabeza. Sin embargo, las que quedan sin respuesta podían esperar, yo no estoy para preocuparme por lo que no me importa.

Veo a Parker sonreír, y, tras de él, los ojos azules de mi hermano miran mi cuerpo tendido sobre unas mantas, parece que no hay expresión en ellos, pero, cierra los ojos lentamente y los aprieta mientras de ellos salen un par de gruesas lágrimas. No hay más expresión que esa en su rostro, una expresión que esconde muchas otras; desesperación, dolor y rabia. 

-Dejadme con mi hermana -dice. Mal y Parker asienten y se disponen a marcharse-. Gracias por ayudarla. 

-No tienes que dar las gracias.- Parker palmea el hombro de Morwall y se marcha siguiéndole el paso a Mal. 

Morwall se tumba a mi lado, boca arriba y con los ojos clavados en un techo a punto de derrumbarse sobre nosotros. 

-¿Por qué lo has hecho? Si haces cosas como la de hoy... todos querrán volver a verte pelear y pagarán por ello. -Clava una mirada fría y severa en mis ojos-. No importa que seas una chica, Lyra, hay belleza en la rebelión, y, créeme, la rebelión queda mucho más bella si viene de alguien joven cuyo destino es sufrir por haber nacido en un mundo en el que será menor que el resto. Querrán que pelees y ganes, pero, cuando mueras, estarás muerta y se olvidarán de la gladiadora que luchó en la arena en el mismo momento en que la primera gota de tu sangre caiga al suelo. 

-¿Crees que soy menos que tú?

-Lyra, tú no eres menor ni superior. Nuestros padres me enseñaron que todos somos iguales y que acabaremos en el mismo lugar al morir, seamos ricos o pobres, hombres o mujeres. Cuido de ti porque eres mi hermana, porque eso es lo que querían papá y mamá y porque si te pasa algo... nadie toca a mi familia, ¿entiendes?

Era demasiado pequeña cuando nuestros padres murieron y era aun mucho más pequeña cuando acabaron con el gobierno. Solo tenía días de vida cuando ocurrió. 

-¿Cómo murieron? -Nunca lo he sabido. Cuando era sirvienta y me escapaba de la mansión de los Lennie para ver a Morwall, solía preguntarle, pero él nunca me lo ha dicho, siempre se enfada cuando le pregunto. Pero, esa vez no. 

-Imagina un lugar en el que no haya sirvientes ni gladiadores, en el que una madre puede ser una madre y dejar de serlo si quiere, en el que un hombre con principios puede ser fiel a sus ideas... ese lugar existe, yo pude verlo, Lyra, mamá y papá también. Lo que todos deseábamos era que tú crecieras en un lugar así, pero, no nos lo permitieron. Así que deja de hacer estupideces, vive hasta la purga, gana tu libertad y busca ese lugar. Es por lo único que vale la pena seguir peleando, sufriendo y matando a aquellos que duermen y comen a tu lado. 

Pongo mi mano derecha sobre la mejilla de mi hermano y lo obligo a mirarme a los ojos. Morwall esconde cosas que, probablemente, nunca llegaré a saber. Para él no son más que los desechos de una vida con la que soñó cuando era niño y lo suficiente mayor como para convertirse en ''El carnicero'' de la arena. Me pregunto si Morwall, como Parker, también tiene una Mal, ¿habrá tenido la oportunidad de conocer un cariño así en sus años de gladiador?

-¿Tú te presentarás a la purga? -No sé por qué le formulé esa pregunta, pero, algo dentro de mí, me impulsaba a ello.

Morwall esboza una media sonrisa y vuelve a mirar al techo.

-Se me da demasiado bien la esclavitud, hermanita, creo que nunca sabré hacer otra cosa que no sea pelear en la arena. No iré a la purga, pero tú sí lo harás. Sé que ganarás y si no lo haces, al menos, morirás por algo que vale la pena. Puedo decirte que no hagas estupideces, pero en la situación en la que vivimos no puedo protegerte y me da rabia. Lo menos que puedo hacer es darte a ti la seguridad que yo tengo en ti. 

1. Supremacía: Sin nombreWhere stories live. Discover now