Se viene la secuela

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Yo golpeé a un hombre. Él me estaba molestando, no me acuerdo porque. Pero no me gustó lo que me dijo y lo golpeé hasta dejarlo inconsciente. Estaba en el patio de mi casa lo arrastré hasta la casa de mi hermano y él me dijo: "Tenés que matarlo"

Lo pensé un poco y él tenía razón. Iba a hacer un escándalo. Le había dado varias piñas en la cara hasta que cayó al suelo. Me imaginaba la situación, el tipo levantándose y gritándome... Diciendo que va a llamar a la policía y yo sin saber qué hacer. Sintiendo miedo de lo que podía pasarme, de lo que podían hacerme...

Lo decidí como si no hubiera otra opción. Lo metí en una bolsa negra y lo llevé a la parte de atrás de la casa. "Ahí podes cortarlo" dijo mi hermano y se fue dejando la puerta cerrada para que nadie me viera. Afuera había gente, se oían sus voces y eso me apresuraba aún más. No sabía bien cómo hacerlo. Pensé en matarlo primero pero por alguna razón tomé una cuchilla que vi sobresalir entre los cubiertos y comencé a cortarle el cuello sin sacarlo de la bolsa. Busqué, siempre muy decidido, el lado donde estaba la cabeza y comencé a cortar muy rápido y con mucha fuerza con la cuchilla. No estaba bien afilada y además era muy difícil, tenía que recordar donde estaban los huesos para no insistir en vano, y los tendones eran muy duros. La sangre comenzó a escurrirse por debajo de la bolsa. Así que la abrí y seguí cortando pero más deprisa, después de todo ya estaba muerto ya le había cortado la cabeza.

De repente escucho que mi cuñada se acerca y oigo la voz de mi sobrino llamándome alegremente desde la puerta. Me desespero. Veo toda esa sangre en suelo y pienso que luego voy a tener tiempo de limpiarlo. Meto unos pedazos que se me cayeron al suelo de vuelta en la bolsa. Trato de correr a la puerta trasera y la bolsa se cae. Saltan trozos de carne y salpica sangre en las paredes. Me desespero más. Buscó los pedazos esparcidos de este tipo por el suelo como si solamente fueran la prueba de un delito. Para mí ya no es una persona. Meto todo de nuevo en la bolsa y abro la puerta.

Afuera es de noche, debían ser ya las 22 o 23 horas. Todo está negro, absolutamente negro. No hay luna, no se ve una estrella y ni siquiera pienso en prender la luz del fondo, me apuro para buscar el pozo ciego. Mi cuñada ya me vio y está adentro de la casa, oigo a mi sobrino que se acerca y eso me asusta más todavía que la policía encontrándome. Comienzo a tirar los pedazos en el pozo, no entran son muy grandes, así que corro a buscar un cuchillo para empujarlos hacia abajo. Es muy difícil y cada vez que empujo sale ácido del pozo. El ácido burbujea cada vez que tiro algo por el agujero. Algunas partes son más grandes que otras. Por un momento pienso en por qué no se me ocurrió tirarlo en otra parte. ¿Por qué no se me ocurrió salir de la casa o enterrarlo? La carne se queda trabada en el pozo, sé que luego cuando se pudra comenzará a oler mal, no me importa, busco un fierro y empujo la carne hasta que baja por el pozo. El ácido sube más y comienza a salpicarme. Mi cuñada desde la puerta me mira y me dice: "¡Cuidado! ¡Estás tapando el pozo!"

El brazo izquierdo me duele. Lo miro y veo un gusano rojo saliendo de mi codo, ya lo conozco. Los vi en un sueño. Muchos de ellos chupándome la sangre... El gusano está pegado a mi cuerpo, como si se uniera con mis venas y al tratar de sacarlo se estira. Parece que mide varios centímetros y da la impresión de que fuera imposible sacarlo. Lo dejo ahí, no trato de sacarlo de mi brazo. Así que sigue creciendo, se hace cada vez más largo. Como si representara el mal que va creciendo dentro de mí. Aún falta. Sigo empujando la carne del muerto por el pozo y cada vez que lo empujo con el caño salta ácido en mi cara. Grito. No me duele pero me quema.

Al terminar corro dentro de la casa y cierro la puerta. Mi sobrino no está, supongo que lo escondieron para que no vea nada. Hay sangre por todo el suelo, algo en las paredes. Mi hermano me pregunta con un poco de asco que cuchillo usé y si era uno de los suyos. Mi cuñada me mira asustada. Yo me caigo contra la puerta y me quedo en el suelo. Mi brazo izquierdo tiene un gusano, el derecho se quemó con ácido y tiene la carne expuesta pero lo peor es mi cara. Que se quemó casi toda por las salpicaduras dejando expuesto mi cráneo, no sé cómo aún tengo ojos. Mi cara está llena de huecos donde solía haber músculos y ahora solamente es un cráneo sin piel cubierto por una fina capa de carne quemada. Y ya sin preocupación yo pienso:

"Que buena historia. Sería increíble para una secuela... si hicieran una película sobre esto."


Fin

Se viene la secuelaWhere stories live. Discover now