Cap. 16

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Narra Noa

¿Cómo narices iba yo a nombrar un mundo? ¡Pero si ni siquiera sabia nada de como era!

-Javi...pienso que deberías ser tu quien nombre ese mundo.-dije.

-¿Por qué piensas eso?-me respondió.

-Bueno, siempre estás ahí ayudándome con mis problemas. Cuando te expliqué lo de Lorena cuando seguiamos vivos, cuando morí, cuando le dijimos a Alba sobre lo de Ikanaide... Solo me ayudas y no recibes nada a cambio...-dije con los ojos llorosos.

-En eso consiste el amor, Noa, en apoyarnos mutuamente cuando los dias son oscuros. Sabes que te quiero, y que haría cualquier cosa por ti.-dijo Javi mirándome los ojos.

-¡Ese es el problema! ¡Solo te meto en lios, haciendo que peligré tu vida!-grité.

Después de esto, me giré y bajé al piso de abajo. Ahí estaban Ikanaide, Natalia y Lorena. Hablaban tranquilamente, sentados en el suelo. De repente, Ikanaide salió volando por la ventana, rompiendo los hilos morados que la bloqueaban.

-¡IKANAIDE!-gritó Natalia, muy alarmada.

-Voy a por él-dije.

Invoqué mis alas y lo perseguí por encima de las casas de Cielo a toda velocidad. Me preguntaba por que saldria volando de esa manera. Nos alejábamos de Cielo pero Ikanaide no dejaba de volar. Todo debajo mio era azul, así como el cielo que se veía desde la Tierra.
De repente, Ikanaide paró y empezó a brillar con una luz de infinitos colores. Se podían huir sus gritos. Gritos de dolor.
A los 30 segundos, Ikanaide dejó de brillar mostrando su nuevo cuerpo. Tenía la altura de una persona de 12 años. Su piel era blanca completamente. Llevaba el pelo corto, gris, y un mechón de pelo naranja y rosa caía sobre su ojo derecho. El ojo derecho era morado, y el izquierdo naranja. No llevaba nada de ropa, y donde deberían haber estado sus...partes...fueran masculinas o femeninas...no había nada. Era como si no tubiera sexo.

-I-ikanaide?-dije. No podía creer lo que estaba viendo.

-¿Noa? ¿Qué ha pasado?-dijo lo que era Ikanaide obviamente

-Larga historia...mejor volvamos a casa. Mañana te conseguiremos algo de ropa.

-¿Ropa? ¿Para qué?-dijo Ikanaide, mientras miraba abajo- ¡AAAHHH!-gritó, tapándose la entrepierna.

-Pero si no tienes nada...-dije riendo.

-¡ME DA IGUAL!

-Igualmente, debemos volver, estés desnudo o no.

-No es desnudo, sino desnuda...¿o es desnudo?-dijo Ikanaide con cara de total confusión.

Empezamos a volar hacia Cielo, pero no podia dejar que nadie viera a Ikanaide. Le di mi ropa (una camiseta y unos pantalones tejanos o jeans, como sea) y invoqué mi tunica de Ángel. Llegamos a la terraza de la casa y bajamos. Al bajar por las escaleras, Lorena se quedó viendo a Ikanaide.

-N-noa, ¿quién es ese?-dijo Lorena.

-¿D-dónde está Ikanaide?-dijo Natalia, mientras me miraba fijamente a los ojos.

-Chicas, os presento a Ikanaide.-dije yo sonriendo.

Lo que pasó después fue que Natalia y Lorena se nos tiraron encima, gritando.
Diez minutos más tarde, estabamos Ikanaide, Natalia, Lorena y yo sentados en la mesa del comedor.

-Entonces...tu eres Ikanaide...-dijo Natalia, asombrada-...que cambio...

-Pero hay una cosa que no encaja...-dijo Lorena- en el lugar donde David os tenía capturados, estaba su diario, y ahí ponía que Ikanaide tendría cambios de humor y comportamiento.

Los diez primerosWhere stories live. Discover now