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Maldito intento malo de príncipe.

Eso pensaba Reborn mientras bufaba y se resignaba a usar un hechizo de rastreo.

—¿Y dices que se perdió por este punto?

—Sí —le respondió el vampiro.

Bien. Entonces ese sería el punto de partida.

Vuelve el tiempo atrás, volviendo a lo que fue —dijo Reborn, y sus manos brillaron para luego mostrar a un joven castaño algo transparente caminando por el lugar.

Le siguieron para ver lo que hacía desde el momento en el que desapareció, y Reborn bufó al oír la conversación con la dispareja pareja mientras Hibari rodaba los ojos.

¿Iba en serio? ¡Esos tres eran un trío de idiotas!

Kyoya tampoco pudo hacer más que suspirar ante la estupidez del chico. ¿Cómo pudo haberse enamorado de alguien tan idiota?

—Entonces se supone que está en el castillo de Xanxus.

Reborn asintió. Justo en ese momento apareció Fon quien al ver el rostro de los otros azabaches supuso que las cosas no iban de perlas.

—Hemos encontrado al idiota.

Fon festejó internamente.

—¿Dónde está?

—Collonelo y Lal se lo han llevado. Van a maquinar un plan entre los tres para secuestrar al príncipe.

El chino se quedó a cuadros. Consideraba que algo así era imposible, ni siquiera sabiendo la poca inteligencia y la torpeza del príncipe podría jamás haberse imaginado tal escenario.

—Reborn, ¿estás seguro de eso? El príncipe puede ser algo despistado pero...

Reborn volvió a utilizar el mismo hechizo para que Fon lo comprobara por sí mismo.

Y al chino no le quedó más que aceptar que aquel príncipe tenía una estupidez de nivel superior, ni siquiera Skull –el rey de los Vampiros–, le llegaba a los talones.

Sawada por su parte andaba de rositas fuera del reino, con un par de guardaespaldas como los que se cargaba se sentía la mar de seguro.

—Oye, Lal —llamó mientras recorrían las calles de la ciudad—. ¿Cómo te enamoraste de Colonello?

La chica se detuvo, el rubio siguió a lo suyo sin enterarse de nada.

—¿Quién dice que lo amo? —Tsuna arqueó una ceja—. Es un idiota, jamás me fijaría en él.

Y su rostro sonrojado y actitud nerviosa no apoyaban su afirmación.

—Si tú lo dices...

—¿Por qué preguntas algo tan problemático? —indagó intrigada—. No pensé que estarías interesado en algo como eso, ya sabes...

—Es sólo que tuve charlas moralistas y sentimentales de los más perturbadoras —ironizó mientras retomaban la marcha—. Supongo que al final sí que me enamoré, aunque no se siente mal sigo teniendo un poco de miedo.

Colonello se había detenido a flirtear con la perr... La dueña de la chocolatería del pueblo, Lal suspiró.

—Enamorarse no supone nada bueno, ¿sabes? —el castaño asintió—. Sin embargo a veces tiene sus momentos dulces... O eso me dijo la amiga de un amigo.

—¿Dulces...?

Tsuna recordó el beso que habían compartido él y el vampiro, y no pudo evitar sonrojarse mientras se tocaba los labios.

Vongola Kingdom #SEA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora