Esta historia trata sobre lo que podría ser si lo fuera.
Pero no es aunque lo sería.
Por eso hay que dejar llenar la incógnita con imaginación, en un fanfic que muestra una idea de que ocurre después de que Alicia vuelve de Infratierra a travé...
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El mar se sacudía en suaves olas y se confundía con el azul del cielo. En este navegaba un barco llamado el Maravilla y en cubierta estaba desde el amanecer una pensativa Alicia qué miraba al horizonte.
El joven James Harcourt llegó a un lado de ella sin que lo notara.
-Buenos días capitán, se ve un poco pensativa ésta mañana-saludó a Alicia, esta puso sus manos en el barandal.
-Estaba recordando algunos sueños que tuve anoche ¿Mi madre aún no ha despertado?
-No, la señora Helen aún duerme.
-Probablemente se desveló leyendo-respondió Alicia, se hizo un poco de silencio, que James rompió.
-Así que recuerda sus sueños, deben ser fascinantes para que le agrade recordarlos- dijo retomando lo que Alicia mencionó, ella lo miró, el joven observaba el mar con aire despreocupado.
-¿A caso usted nunca ha tenido sueños? Señor James-le preguntó.
-Para ti, sólo James. Todo el mundo tiene sueños capitán. Usted, su madre, los marineros, los carniceros, los constructores, los vendedores y yo también- dijo esto último con un suspiro.
-Sabes que me puedes llamar Alicia, ¿Cómo qué clase de sueños?
-Cómo que me come un pez- respondió James. Alicia sonrió.
-Llevamos un año que viajamos en éste barco, deberíamos dejar las formalidades. Por cierto, hay que revisar la carga de azúcar que estamos exportando- dijo la joven, recargándose en el barandal.
-No es cualquier carga, es una carga muy dulce- Alicia rió por el comentario.
-¿Sabes? A veces me recuerdas a alguien, tienes muchosidad- al escuchar esto, James se llevó la mano a la barbilla pensativo.
-Interesante palabra, debe encerrar muchos significados.
-Tienes toda la razón-respondió Alicia.
-¿A quién te recuerdo?- preguntó James.
-A alguien que ahora sólo veo en sueños- dijo Alicia, suspirando.
-Qué afortunado el que puede estar en tus sueños- dijo el joven, Alicia lo miró con extrañeza.
-Señor Harcourt, necesitamos su ayuda un momento- dijo un marinero, ambos jóvenes voltearon.
-Bueno, nos veremos después capitán, quiero decir, Alicia- se despidió James sonriendo.
-Hasta luego, James- respondió Alicia mientras el joven se marchaba.
Alicia decidió buscar a su madre, al entrar en su camarote la encontró peinándose frente al espejo de su tocador.
-Buenos días madre- dijo Alicia, su madre la miró dulcemente.
-Buenos días hija, ¿Es mi imaginación o cambió de curso el barco?- preguntó la Señora.
-Si lo hizo, estábamos en dirección al sur, y cambió hacía el este, sólo para explorar una nueva ruta- respondió la joven.
-¿No llegaremos más tarde?
-No si se mantiene la velocidad, vaya, te has vuelto una buena navegante.
-No me recuerdes, que al principio me la pasaba con náuseas, pero ya me acostumbré- dijo la Señora Helen. Alicia rió.
-No me imaginaba que terminarías viajando conmigo- le dijo Alicia.
-Lo hago con gusto hija, aunque me hubiera gustado que para esta época ya estuvieras casada- mencionó la madre.
-No saques ese tema por favor-dijo Alicia.
-Aún no pierdo la esperanza- replicó su madre.
-Ni siquiera hay candidatos- respondió Alicia.
-Si los hay, James por ejemplo- dijo Helen.
-Somos amigos- en ese momento tocaron a la puerta del camarote.
-Capitán, estamos a punto de entrar en una tormenta-dijo un marinero del otro lado.