Capítulo 1.

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Actualidad

No me puedo creer que mis padres me hayan hecho esto. ¡No fue para tanto!

Hiciste un grafiti en la fachada de la comisaría.

Es verdad, creo que me he pasado esta vez, pero no como para mandarme a un reformatorio.

La puerta de mi habitación se abre y entra mi madre con cara de pocos amigos.

―Espero que hayas disfrutado de tu broma lo suficiente, porque será la última que hagas durante mucho tiempo.

Pongo los ojos en blanco ante su comentario y eso solo consigue enfurecerla aún más.

―De verdad, ¿qué hemos hecho mal contigo? ―Dice sentándose en la cama.

―No habéis hecho nada mal, soy así y punto.

No me atrevo a mirarla a la cara pero si siento su mirada clavada en mí ahora mismo

―Prepara la maleta, mañana a primera hora tienes que coger un avión.

Mi madre se levanta y se va de mi cuarto dejándome sola con mis pensamientos por lo que al cabo de quince minutos me acabo quedando dormida.

La oscuridad me rodea, no soy capaz de ver nada, sin embargo tengo la sensación de que sé donde me encuentro.

En la lejanía se oyen pasos de varias personas y con cada segundo que pasa los siento más cerca.

―¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ―Pregunto siento mi corazón latir desbocadamente.

Los pasos cada vez están más cerca y de repente se oye una voz susurrante.

―Tu eres la elegida por los nueve. Tu eres la elegida para el ritual.

―¿La elegida de qué? ¿Qué nueve?

La oscuridad se desvanece y se ve a nueve personas rodeando a una chica, exactamente igual a mi, mientras hablan en un idioma que no logro entender.

De repente todos se giran y clavan sus miradas en mi.

―Tu eres la elegida.

Todos empiezan a acercarse a mí y yo solo puedo gritar y suplicar por que se alejen cuando siento como mi garganta es cortada.

Me despierto alterada y sudada. Miro la hora en el reloj y veo que marca las dos y cuarto.

Genial y no he preparado la maleta.

Mientras preparo la maleta, no dejo de pensar en el sueño que acabo de tener.

¿La elegida de que?

***

Mi madre me despierta a eso de las seis de la mañana, ya que es ella la que tiene que llevarme al aeropuerto y después de un desayuno express y de despedidas incómodas entre mi hermano, mi padre y yo, ponemos rumbo al aeropuerto.

Una vez allí, la despedida es igual o más incómoda que con mi hermano y mi padre. Y no solo eso, sino que además me dijo que como volviera a tener problemas ya no se hará cargo de nada más.

Chorradas.

Embarco una hora después de haber llegado al aeropuerto y el viaje se me hace eterno.

Una vez aterrizo y recojo mi maleta, veo que una señora, bastante mayor he de decir, tiene un cartel en el cual mi nombre está escrito.

Me acerco hasta ella y me recibe con una cálida sonrisa.

La caída de los nueveTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang