Camille - Carl Grimes | Terminada |

"Friends"

Parece que había estado demasiado tiempo ahí dentro ya que estaba a punto de oscurecer.

Aún había gente en la calle, pero eran menos, los niños estaban metiéndose y las personas mayores salían a dar un paseo.

Y yo, yo iba sola caminando si saber a donde debería ir, sintiéndome fuera de lugar y rota.

Lo que mi padre me hizo simplemente me dejó mal.

Cerré unos momentos los ojos y respiré hondo aguantando las lágrimas.

Pero entonces sentí un fuerte golpe haciendo que cayera al piso.

Mi abdomen dolió como el infierno y mi cabeza dio vueltas.

-demonios- murmuré.

-joder, ¡lo siento tanto!-la voz de un chico me hizo levantar la mirada.

Lo vi un poco borroso.

-¿estás bien?- resonó su voz lejana y sentí sus manos en mi cintura y en mi brazo ayudándome a levantar.

Cuando estuve de pie el chico me soltó pero no pude mantenerme, para mi suerte me sostuvo nuevamente.

-hey, oye, ¿estás bien?-volvió a preguntar, me aferré a sus brazos que me sostenían con fuerza y cerré los ojos suspirando, solo intentaba calmarme y que mi cabeza dejara de darme vueltas.

Negué un poco y recargue mi frente en su pecho.

El no dijo nada por unos momentos, solo me sostenía con fuerza .

Así duramos unos minutos, hasta que me sentí mejor, me separé un poco de el, sintiéndome insegura de caer al piso.

-¿ya estás mejor?- preguntó mirándome a los ojos.

-si, gracias- balbuceé, el sonrió.

-soy Ron Anderson, nena- sonreí sintiendo mis mejillas arder. -tu eres Camille...- murmuró sorprendido.

-uh, si, ¿tiene algo de malo?

-¡no! En lo más mínimo, como sea, Camille, eres preciosa- su mano seguía aferrada a mi cintura y con la otra entrelazó nuestros dedos.

¿Qué demonios?

-gracias Ron- susurré con una pequeña sonrisa. Esto era algo incómodo pero no quería ser grosera pues acababa de ayudarme. El rió.- debo irme, pero me encantó conocerte.

-a mi también,nena- dijo, le sonreí y seguí con mi camino.

La gente me miraba, yo solo les sonreía, sin embargo no conseguía la misma respuesta por parte de ellos.

Después de un rato logré encontrar por fin la casa/hospital y entré.

Estaba vacía y oscura, pero no tenía dónde más dormir así que me acosté en esa incómoda cama de hospital y me quedé dormida al instante.

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A la mañana siguiente lo primero que vi, fue al chico lindo de ayer.

-buenos días preciosa- dijo con una sonrisa.

Sonreí también.

-Ron...¿que haces aquí?

-desde anoche no he dejado de pensar en ti, quería verte.

Mis mejillas hirvieron, así que bajé la mirada para que no viera lo que causó, pero el ya lo había visto.

-¿quieres salir? No creo que quieras estar aquí todo el día.

-claro que no- reí y me puse de pie con ayuda del chico.

-escuché que eres hija de uno de los enemigos más grandes de Alexandria..- dijo cuando salímos del lugar.