Y sigue aqui, pero no para quedarse, sólo para recordar...

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Un día inesperado, no sé cómo, ni tampoco sé el porque. Lo único que sé es que así debe ser y así seguirá siendo, por que esto no queda en la historia, así como tampoco queda en el olvido, me atrevería a llamarlo destino y fue éste el que nos unió, así como fue el mismo el que no separo.

La llamada para abordar sonaba dando la señal de que los que van a subir han de esperar que los de adentro hayan bajado. 

Entre palabras y empujones logre entrar, claro esto es normal, ahora que lo pienso no recuerdo un día en el que el transporte este tranquilo. 

Mientras tarareaba aquella canción de Mecano que hacia referencia al siete de septiembre en el que dos personas se recuerdan sin importar el tiempo o la distancia voltee y a la par con la canción aquellas letras que en mi juventud al lado de un antiguo amor, mi más querido amor, habíamos escrito en referencia a nuestros sentimientos y el deseo de en un futuro permanecer unidos, así como  nuestro anhelo el de detener el tiempo para estar un momento más el uno al lado de otro. Como la quería.

Aún recuerdo las palabras que nos dijimos mientras escribíamos nuestras iniciales y de inmediato sonreí , después de eso fuimos a varios lados para hacer una buena acción ya que el rayar el metro nos costo cierto cargo de conciencia. Aunque...Después de aquello lo pintamos, ¿por qué seguían ahí esas iniciales?, y lo más interesante, que coincidencia  estar en el mismo vagón. Voltee y mire aquel lugar en el que alguna vez estuve con ella, aquel recuerdo, el sol, brillaba como aquel día, con la misma intensidad, así como lo era sus sonrisa, la mas envidiable, la más sincera y para mi, las más querida.

Y la vi, al principio creí que quizá era un espejismo acusa del calor o un recuerdo de mi memoria, un anhelo de volverla a ver, un deseo que tocarla otra vez...

Pero...no, era imposible. Aparte la había imaginado tantas veces, sin embargo ninguna de aquellas veces había sido tan real como ésta. Estaba seguro, era ella y no pasó mucho tiempo para que lo pudiera confirmar, lo supe en el momento en que sus sonrisa aparecía mientras leía, tanto tiempo y seguía siendo una de las maneras más efectivas de hacerla reír, pero aquello acabo en el momento que sin dudarlo cedió su lugar a una embarazada mientras sonreía, sí, su sonrisa carismática, tan real, tan sincera, tan sobresaliente; su mirada, transparente, benevolente; su alegría, su empatía, su facilidad para agradar, su forma de mirar.

No recuerdo si en aquel entonces era tan bonita como ahora, por aquel entonces dejaba de se runa niña, actualmente sus rasgos eran más delicados, más finos. Actualmente seguía transmitiendo esa sensación de paz, de cariño, de protección, de sentirse cuidado, acogido,su bondad, así como en el invierno el gorrión en su nido se protege del frío, sintiendo el calor, la comodidad, la dicha, la satisfacción que le da a uno el hogar.

La vi fijamente, pero, lejos de mirarla, la observaba, la sentía, respiraba su aroma, su calor, su bondad, su cariño. Tan lejos y tan cerca de mí. Había una cantidad de gente considerable, pero ni así se podía ocultar lo sobresaliente, lo deseable, lo fascinante.

Aunque estaba la gente ahí, como si de electricidad se tratase, una corriente que comenzó por mi, llego a ella y volteo, puedo jurar que me vio, pero, su sonrisa se apago, en sus ojos, en su semblante, la melancolía, la confusión, la alegría, el dolor, y nuestra historia resumida floreció, sin necesidad de palabra, una simple mirada, una simple expresión, un leve sonrojo todo contó.

Todo lo que padeció, por mi causa y que yo ignoraba. No sé si lo creí o fue real pero sus ojos mostraban que el llanto estaba próximo a surgir, así como el capullo ante la primavera se ha de abrir, entonce noté que no era la única a la que los ojos de lágrimas se llenaban, los míos las necesitaban dejar salir, si es que quería seguir apreciando ya que todo borroso se veía.

Le sonreí a modo de disculpa, a estas alturas que más podía hacer, pero bajo la mirada y fue ahí dónde comprendí que habíamos llegado a la siguiente estación en la cual bajo del andén. La quise seguir, pero como ya lo he dicho, siempre hay gente aquí, ellos querían entrar, yo quería salir y recordé el por qué ahora no estaba a su lado, por que había perdido contacto, por que debía conformarme con mirarla de lejos, en vez de tener enredado su cabello entre mis dedos. La deje ir en el pasado. Aquella vez no era la gente que hoy en día me impedía el movimiento. Aquella vez el único que lo impedía era yo.

Actualmente era la gente, luche y como aquella vez, no lo logré. No conseguía salir, no la pude seguir. ¿Lo único diferente de aquel entonces?, esta vez no me iba a rendir, ahora ni el destino, ni la gente, ni yo mismo me impediría  estar con ella. Sonará loco pero utilice todo lo que estaba a mi alcance para no dejarla ir. Así es, jale la palanca de emergencia y el tren la marcha detuvo, la policía llego. Salí sin importarme ser el responsable, la busque y nada.

Cuando me disponía a volver al vagón ella estaba ahí, parada, preocupada por la alarma. Me miro con preocupación, ilusión, alegría y dolor. Era ella, después de tanto, después de todo. Me acerque, dubitativo de su reacción, acercándome, rozando su mano, comenzó a llorar, se iba a marchar. La detuve, la acerque más a mí, sintiendo el calor que emanaba, levante su barbilla, comenzó a temblar, no había cambiado nada. Le roce su cabello, la mire a los ojos y lo vi todo, lo comprendí y por difícil que parezca entendí el por que reaccionaba así.

A través de su transparencia, de su inocencia vi el dolor que le causé, las ilusiones que rompí, la decepción, adivine quien era el autor. Vi y sentí su dolor, que amargo recuerdo, que vergüenza ser el causante, que condena más merecida tenía.

Recordé lo que le hice, como la hice sufrir, pero ahora tenía un propósito, mi condena y para su desgracia iba a incrementar la de ella volviendo a su vida, lo pagaría, lo haría y le daría la felicidad, sanaría su corazón, como ella sano y salvó el mío. Lo fue todo. La besé y así fue como desperté, ella ya no estaba, hasta cuando lo iba a entender, nunca la volví a ver mas que en sueños, en ilusiones y deseos, trasformándose en anhelos. La dejé ir, por todo el dolor que le cause decidí rendirme.

Mismo sueño, diferente escenario, diferentes casualidades en ellos de realidades que juntos sembramos. 

Sólo quería una cosa, volverla a ver.


Siempre vuelveWhere stories live. Discover now