VII

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 Joe Joauven


Después de dos meses de entrenamiento, por fin me iban a subir a un ring real, obviamente había estado haciendo prácticas en lo que concernía a ese tiempo, pero nunca nada había sido tan real como lo iba a ser ahora.

En el periodo de tiempo que había pasado en las Vegas, muchas cosas habían cambiado, Liza me había dejado por otro, lo que me fue completamente claro cuando hace unos días la vi besándose en una plaza con ese idiota, había perdido mi antiguo empleo de vigilante, había encontrado uno nuevo como "boxeador" y es que pensar en ello, me causaba una tremenda gracia.

Mi jefe era un desgraciado; su hija, una chica hermosa y con serios problemas, se sentía suprimida en el mundo que su padre le había impuesto, después de salir con ella, no me volví a atreverme a invitarla a salir, pues a mí parecer, se notaba que estaba llevando bastante bien su relación con el tal Abel.

¿Y a quién podía engañar?, ¿qué le podía ofrecer?

Ella era una niña mimada, aunque no lo aceptara, no le iba a parecer llevar conmigo una vida de... carencias.

Su padre, era millonario, le daba todo lo que ella pedía, en el momento en el que lo quería.

No iba a hacerme ilusiones con ella, no iba a estar pensando que después de nuestra cita, podía pasar algo entre los dos; ni una vez la había besado, solo me pasaba observándola, caminando por toda su casa leyendo libros, viendo películas, y moviéndose con todo el conocimiento de cada esquina que conformaba su casa.

Si podía hacer una comparación, o una similitud, era igual a un pájaro en una jaula, llena de adornos, para su distracción.

—Marica, si estás nervioso, puedes tomarte lo que resta de este día, nos vemos antes de las seis, para hacer un poco de calentamiento —me dice Tyler a un lado Joel.

—Bien... —respondo.

—Después de la pelea, habrá una fiesta, si ganas, puedes ir. Si no, no quiero que te aparezcas de nuevo en mi casa.

Nervioso asentí. Ya vería como arreglármelas.

—La paga es buena, imbécil, será mejor que des todo de ti —dice firme, da media vuelta, y se va.

—Tiene razón, se esperan doscientas personas, nunca ninguna pelea había tenido a tantos espectadores. Claro... una de este nivel.

—¿Y eso?

—Tiene que ver con que Tyler va a estar presente, no se le ve mucho por lugares así, muchos van a estar interesados en los peleadores, así que espero al igual que él, que te esfuerces.

Lo veo salir del gimnasio y suelto un fuerte suspiro.

—¿Asustado? —dice la voz de Esmeralda detrás de mí.

—¿Nos estuviste escuchando todo el rato?

—Venía por mi cargador, y sin querer los escuche —dice indiferente.

—No estoy asustado... nervioso, más bien.

Se queda en silencio y asiente.

—Bueno, ¿a qué se debe que después de dos meses me diriges la palabra? —pregunto con sorna.

Se queda callada y baja la vista.

—Había estado muy confundida, sigo estándolo —me muestra media sonrisa.

Lucharé por ti    |  (Eres hermosa para mí #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora