Tú, él y las flores

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El amor depara dos adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar. 

Alejandro Dolina.

Cuando lo notas por primera vez es como si el mundo dejara de girar por completo y a la vez girara demasiado rápido, es una desgracia tremenda y posiblemente lo mejor que te ha pasado en la vida y te sientes confusamente bendecido y maldecido, tu corazón bombeando fuerte y la sangre fluyendo rápida y libre por tus venas, los carillos sonrojándose, con manos sudorosas como un mozuelo en plena pubertad.

El objetivo de tu euforia pasa junto a ti sin dedicarte siquiera una mirada y lo sabes.

El afecto no dura mucho tiempo, claro, solo lo suficiente para que puedas empezar a notar el extraño dolor seco en el interior de las costillas.

Hanahaki disease

Un cosquilleo molesto sube por tu garganta y no puedes evitarlo, toses con los labios fruncidos mientras los cubres con la mano izquierda, el objeto desconocido que ha subido por tu garganta cosquillea contra la cara interna de tus mejillas y paladar y lo único que atinas a hacer es escupirlo.

Hecatombes piensas, tres pétalos ensalivados de un color rosa intenso al centro y más pálidos en la punta descansan sobre la palma abierta de tu mano, son bonitos y sigues sin saber si es una maldición o una bendición.

"¿Pasa algo, Beka?" pregunta Yuri al llegar junto a ti al concluir su rutina, su pecho subiendo y bajando rápidamente con sus desordenados mechones rubios sobre el rostro.

"No, no pasa nada" contestas rápido, apretando en tu puño los tres delicados pétalos que se machacan por tu fuerza, dejando escurrir un liquido trasparentoso hasta tu muñeca  pringándote las manos.

No pasa nada y por un tiempo realmente no lo hace o te niegas a que lo haga, te niegas a creer que las flores esparcidas por tu edredón en la mañana son verdad, las ignoras, igual que ignoras el dolor punzante en tus pulmones cada vez más frecuente o la falta de aire al practicar, crees que si lo haces el sentimiento desaparecerá por sí solo, como si al no verlo se desvaneciera junto al dueño se esos ojos cafés dulces que de un tiempo a acá se han convertido en el olor anterior a la lluvia que tanto amas y en la sangre bajo tus venas.

Porque te opones a que sea así, cierras los ojos a la ironía, a la realidad, al hecho de que tu, todo lógico y frio hayas caído rendido tan fácilmente ante unos ojos amables y una sonrisa fácil, suave e incluso apenada pero que nunca, nunca va dirigida hacia ti.

Y las cosas marchan bien por un tiempo, ignorarlo todo no parece disminuir el dolor en el interior de tus costillas pero te acostumbras fácilmente a los pequeños pétalos y flores que te rodean casi todo el tiempo y al sabor amargo que dejan en tu boca al toserlos, incluso aprendes a esconderlos, a disimular el hecho tragicómico de amar y no ser correspondido, pero de alguna manera la verdad siempre logra encontrar la forma de flotar a la superficie y salir a la luz.

                     🌻🌻🌻🌻🌻

Siempre imaginaste que el día en que ocurriera seria especial, no te consideras una persona excepcionalmente romántica o exigente, pero la primera vez que Yuuri Katsuki posara los ojos en ti tendría que ser diferente, tal vez el aire tibio calentaría sus pieles agradablemente, quizá el eterno cielo nublado de San Petersburgo dejaría abrir sus nubes, solo un poco, solo lo suficiente para que un rayo de sol iluminara sus facciones delicadas, posiblemente todas las deidades se pondrían de acuerdo para que las palabras que su boca pronunciara fueran las que has deseado oír por meses.

A través de las flores [Otayuuri]Where stories live. Discover now