Diario de Yupiter

Querido Diario.

Querido diario

Buenas querido y asqueroso diario.

¿qué?, ¿así no se empieza?

Okey... Hola, soy Yupiter, soy una chica de 16 años, en unos cuantos días cumplo 17, el 30 de septiembre exactamente.

Estoy escribiendo esto en las notas del teléfono ya que... me da mucha pereza ir a la tienda, comprar un bello y hermoso cuaderno, decorarlo, ponerle estampitas y esas tonterías que las chicas de mi edad con diario hacen.

La única razón por la que hago esto es para recordar y olvidar. 

Soy hija única, aunque por un momento iba a ser hermana mayor, pero mi madre tuvo una complicación en el embarazo. De verdad quería tener un hermanito, pero no le deseo este infierno. A nadie se lo deseo.

 Mi madre se llama Margot Vanessa Anabelle y mi padre solo Rod. Rod está en la cárcel y Margot en un manicomio.

Y se preguntarán ¿por qué son tan estúpidos? digo, ¿por qué están en esa rara situación?

Mis padres cuando me tuvieron éramos la familia perfecta, las personas de su alrededor los envidiaban, amigos, familiares, vecinos, etcétera. Pero no todo es de color rosa pastel, o eso lo tuve que tener en mente.

A la perdida de mi hermanito cuando tenía 12 años, afectó tanto a mi papá como a mi mamá. Entré a la secundaria y mis padres siempre peleaban por cosas pequeñas que en su momento no afectaban tanto. Pero las peleas fueron subiendo de tono. Yo siempre intentaba ser mejor para ellos. Sacaba notas mayores a 8, entregaba trabajos a su tiempo, no había día que no hiciera deberes. Pero ellos estaban demasiado ocupados como para verlo, o al menos eso veía.

En el colegio me molestaban por ser la más aplicada, por no socializar, entregar tal y más cosas absurdas que a su momento no me dolían, solo reía por pensar que ellos tuviesen una mejor familia que la mía. Y no, no le deseaba a nadie una familia como la mía, solo pensaba en su capacidad, en tener que ser felices molestando a alguien. Pero después de tanto me cansé. Caí en depresión y nadie se dio cuenta.

El objetivo que tenía por intentar ser aplicada y que mis padres al menos me felicitaran iba perdiendo más y más el sentido. Así que al entrar a la preparatoria me fue valiendo menos el no entregar trabajos, no le ponía atención a clases, no me interesaban simplemente. Ya no tenía motivaciones. 

En la parte de mi casa, solo iba empeorando el comportamiento de mi padre, el empezaba con las agresiones físicas. El golpeaba a mi madre seguido, por problemas estúpidos, noches no llegaba por irse a la cantina, llegaba borracho a veces. Y solo llegaba para hacerle la vida más complicada a mi madre y a mi. Nos daba agresiones  y pensaba que la única solución sería Dios, que Dios le iba a perdonar todo, por la única razón de ser católico. 

El día que nunca olvidaré es cuando del colegio me mandaron un reporte por faltar deberes, lo tenía que firmar algún tutor. Iba a casa tranquila ya que si ellos no se sorprendían porque entregaba deberes, no deberían sorprenderse si no los hacía. Mi padre siempre estaba cuando llegaba del colegio, en cambio mi madre no, ella trabajaba en las tardes. Ya llegaba muy noche.

Al momento de firmarlo me empezó a gritar. No podía creer que estuviera haciendo eso, el no se ha preocupado por mí. A lado de el, en la mesa estaba mi teléfono, lo que él hizo fue aventármelo a la cara, me pegó justo en la mejilla, puse mi mano sobre mi mejilla y me agaché para recoger el teléfono, iba a salir corriendo, me quería ir de la casa, pero no podía irme sin cosas, así que lo primero que hice fue apresurarme a subir las escaleras, agarrar mis cosas y salir por la ventana. O eso supuse, mi padre me agarró de la parte trasera de mi playera y la jaló haciendo que tropezara de las escaleras y caerme para atrás. El se puso de rodillas arriba de mi y empezó a golpearme la cara, dejándome la deforme, apoyé mis pies sobre su abdomen y lo empujé hacia arriba. Logré salir de la casa y lo primero que pensé es ir a la casa de un amigo del vecindario llamado Eddy ya que no había familiares cerca de nosotros.