04

8.2K 434 115
                                    

Entro a la cocina y veo por la ventana que da al patio, que los chicos estan fumando afuera, me siento en la mesada a esperar que entren y agarro mi celular.

Unos segundos despues entra Ecko.

— ¿Los chicos? — pregunta y señalo la puerta del patio — ¿Afuera? — asiento y el ríe — ¿No me vas a hablar?

— ¿Que queres Matias? — respondo cansada.

— Ohhhh, ya se — me mira con una sonrisa — ¿Te rompi el corazoncito cuando dije que no me gustabas?

— ¿Que decis? — suelto una risa. Si eso hiciste — Por supuesto que no, no tengo ganas de hablar.


El se acerca con una sonrisa y yo lo miro fijamente.

— A mi me parece que si — dice riendo y las ganas de llorar me superan, pero no le voy a dar el gusto. Por supuesto que no.

— ¡NO ME TOQUES! — dice Dam entrando corriendo a la cocina y Lau por atrás tratando de alcanzarlo.

Matias se separa rapidamente de mí y propone ir a dar una vuelta. Aceptamos. Antes voy a cambiarme.

Damos vueltas por una plaza, fumamos y nos vamos a eso de 2 y 30 a comer a mc algo. Volvemos a la casa de Marcos y nos sentamos en los sillones mientras escuchamos musica.

— ¿Mañana vienen al quinto? — pregunta casual Miguel.

— Yo si — respondo.

— Si ella va, yo voy — dice Lautaro sonriendome.

— Yo tambien — dice Marcos.

— Yo tambien — dice Ecko y Dam.

— Piola — dice Mp y prende uno.

Nos la pasamos la tarde fumando y riendo de todo hasta que se hace de noche.

— Bueno caballeros — se levanta Mks — ¿Vamos a comprar unas cervezas?

Dam, Martha y Mp se levantan poniendose unas camperas para ir a comprar.

— ¿Te quedas? — pregunta mp y asiento sonriendole — Okey, vos Nacho quedate también. Mira si llega wolf y la perdemos.

Todos ríen y aunque quiero reír no puedo, no se porque no quiero quedarme con Matias.

— Bueno — dice Matias y se tira en el sillon con su teléfono. Los chicos me sonrien y se van.

El ni siquiera me mira, eso hace que lo observe bien cada lugar de su rostro. Les juro que tiene unos labios para morderselos.

Estoy acostada en el sillon boca arriba con la cabeza para su dirección.

Entonces pasa, el levanta la vista y me ve. Tira su celular a un costado y me sonríe.

— ¿Mirandome de vuelta, Mariposa? — pregunta divertido. No le respondo. — Dale hablame.

Sigo sin responder y dejo de mirarlo, me concentró en un punto de la pared parece interesante.

Pero estoy obligada a mirarlo de vuelta cuando el se acerca rapidamente y se coloca encima de mi, no me da tiempo de levantarme.

— ¿Que haces? — digo cuando se acerca a mi rostro, mi respiración se mezcla con la suya. Estamos tan cerca que un solo movimiento podria unir nuestros labios.

Aprovechando mi distracción, Matias toma mis brazos y los pone al costado de mi cabeza.

— Matias — advierto, el me sonríe.

Baja despacio su cara hasta la altura de mis pechos y en estos momentos lamento ponerme esta remera que la parte de arriba de mis pechos pueden verse.

Me da una sonrisa pícara antes de dejar un beso bastante mojado en mi cuello, y deja un camino de besos hasta mis pechos.

Chupa, besa y lame toda la piel descubierta que puede.

Comienzo a soltar pequeños gemidos cuando suelta una mano y acompaña a sus besos mientras me masajea un pecho.

— Matias — gimo, pidiendo mas.

— ¿Queres mas? — pregunta mordiendo despacio — Dale decilo.

— Si.. quiero mas.

Sube su cara a la altura de la mia y me besa rápidamente el cachete.

— Eso va a pasar pronto, Mariposa— susurra y se levanta de arriba mio, justo en ese momento los chicos entran y yo me siento rapidamente.

Matias se levanta y ni me mira.

— Chicos me voy — les dice — Tengo que buscar a una amiga.

¿Really nigga?

Y asi celos se apoderan de mi y me siento una boluda, otra vez.

— Si una amiga — dice Dam empujandolo — Anda, nos vemos mañana.

El saluda a todos y a mi solamente me guiña un ojo.

— Florencia de las mercedes que carajos es eso — dice Lautaro señalandome el pecho donde hay pequeños moretones. Mierda.


— ¿Esto? — pregunto — No se que carajos paso aca — me hago la tonta — Debe ser una reacción alergica a algo.

El me mira con los ojos entrecerrados y yo sonrio angelicalmente.

— Despues vamos a hablar — dice y me sienta a mi lado.

— Si es lo que yo creo — dice Dam — Dejala, es su vida.

— No me enojo por lo que le hicieron — dice — Me enojo por quien se lo dejo hacer, por que después cuando le rompa el corazón mas de lo que ya esta, yo voy andar mal por verla llorando.

Se levanta y se va para la cocina.

dulces besos ; ecko © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora