Avanzando

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Luego de consumar el amor con ella, estábamos acostados viéndonos mutuamente por un buen rato. Me fijé cada facción de su hermoso rostro mientras acariciaba con lentitud el costado de su delicado torso con las yemas de mis dedos, ella no dejaba de sonreírme con un ligero rubor en sus mejillas...y, le propuse ser mi novia, se rió dulcemente y aceptó: "Después lo de hace rato, por supuesto que sí." Estuve en su cama por unas horas más sin dejar de un lado los besos y las caricias en diversas partes de nuestros cuerpos como si marcáramos con nuestras huellas. Y, hicimos el amor nuevamente. Esa vez era más intenso, hasta ella tomaba el control como si quisiera domarme y me dejé llevar totalmente...totalmente hechizado ante sus encantos.

—Adoro tus lunares, no te acomplejes nunca de ello, Sebas.— Me dijo ella al observar mis lunares de mi espalda, haciendo trazos con su dedo índice, sentí un electrizante cosquilleo. Debo admitir que es la primera chica que me dijo tales palabras. Vimos la hora que era un poco tarde, así que tras nuestras miradas de complicidad y risas traviesas por querer más aguantándonos, nos vestimos para proceder a hacer el almuerzo juntos. Justamente conocí sus padres que habían llegado después de las cinco de la tarde, compartí un buen rato con ellos mientras almorzábamos, o en su defecto, merendar por parte de sus padres...mis suegros. Ya antes de las seis de la tarde, me tocó volver a mi casa sin mucho apuro. La despedí bastante complacido seguido de un corto beso en sus labios y ella con una enorme sonrisa en su rostro.

He tenido semanas ocupadas por los deberes de mi casa debido a que mi hermana mayor se fue de la casa a vivir con su pareja, luego mi madre empezó a enfermarse, tuve que encargarme casi del todo ya que mi padre se encuentra en un viaje de negocios por unas semanas. Y, las ocupaciones de la universidad me consumían el tiempo. Pero ella me entendía totalmente, me daba apoyo como siempre lo ha hecho. He tenido uno que otro problema dentro de mis amistades, me he sentido herido. Y acudía a ella, como no. Me consolaba, me daba ánimos. Era única que supo hacerme sentir mejor. Me sentía el merecedor de su lado más dulce que he conocido.

Cuando dormimos juntos, a veces me costaba dormir por las pesadillas. Eran confusas para mí, a veces me dejaban solo en un sitio oscuro, y otras veces, frente de un lago, lo extraño era el color del agua...era oscuro como si estuviera tan extremadamente contaminado y la forestación estaba... como si estuviera en sequía pero no había...vida, excepto yo en esa pesadilla en particular. Cabe destacar que hay pesadillas que se han repetido como las que mencioné pero hay ligeras diferencias, de resto suelen variar que no las recuerdo bien. La ansiedad me carcomía lentamente por dentro, y sentirme mentalmente desmoralizado debido a esas pesadillas y los problemas que tuve fuera de mi relación. Así que por un breve período del tiempo, no pude contar de esas pesadillas solo porque no quería que ella supiera de ello así como también no quería que se preocupará de más por mí. Pero ella se daba cuenta debido a mi comportamiento, y quería ayudarme: "No es nada, pequeña." eso fue lo que le dije, tratando de disimular más. Insistió hasta rendirse un poco pero aún así, me daba ánimos sin falta. "Discúlpame", eso fue lo que pensé.

Al cumplir 6to meses juntos, la sorprendí cantándole una canción que hice solo para ella tocando con mi guitarra y un pequeño regalo que consistía: una rosa roja (de plástico, para mayor duración) con unos dulces de su preferencia. Ella casi quería llorar, a la vez, morir de la vergüenza... solo porque lo hice en su universidad, al salir de sus clases.

—¡Sebas, te tomaste todas las molestias en organizar todo aquí! 

—¿Y, qué tiene? Quiero que todo el mundo sepa cuánto te amo. 

—Tú eres mi mundo. — me abrazó dándome besos cortos. La tomé de la cintura aferrándola a mí, acercando mis labios a su oído susurrando:

— En ese caso, tú eres mi universo.

Ella sonrió tímidamente, apretándome con fuerza tras rodearme con sus pequeños brazos, de repente me sentí el hombre más afortunado del mundo aunque suene cliché. Ciertamente, he notado de que Karina es una chica normal para muchos pero para mi, es maravillosa con una gran personalidad y tiene un don: sabe cómo hacer sentir bien a uno con sus palabras. Conmigo, con solo una mirada... siento que ya estoy en donde quiero estar: en el paraíso.

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⏰ Last updated: Jul 24, 2017 ⏰

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