"Tendrías que haber visto como temblaba cada vez que sabía que tendría una mínima oportunidad de encontrarnos"
Oliver es un adolescente de 17 años que tuvo una infancia difícil, pero eso cambió cuando lo adoptaron a los seis años. Sus padres adopt...
Abro los ojos, y lo primero que veo es una espalda descubierta.
"Sabía que era una pesadilla" - pienso para mis adentros, mientras acarició la espalda de Oli, y dejo un beso en ella. Comienza a darse vuelta.
- ¡Ah! - grito asustado cayendo de espalda al piso. Me paro rápidamente - Tu no eres Oli.
- Que bueno que lo notaste - dice Jonathan sentándose en la cama.
Miro la habitación - Esté no es mi hotel, ¿¡Que diablos paso!?.... ¿Acaso nosotros....?
- Ya quisieras - dice riendo - Soy agente de policía, no quedaría bien visto abusar de un borracho.
- ¿Eh? - digo confundido.
- Absorbiste whisky como una esponja, estabas tan borracho que no recordabas el nombre de tu hotel, y mucho menos el número de tu habitación. Así que te traje a mi departamento.
- Cuanto lo siento Jonathan. - digo avergonzado.
- Está bien, si quieres corroborar lo que digo fíjate que tienes puesta tu ropa.
Me miro. Efectivamente, tenis puesta mi ropa - Te invito a desayunar, por toda las molestias ocasionadas.
- Te aceptó lo que sea, con tal de pasar más tiempo contigo. - dice levantándose de la cama.
Sonrió. Lo miro con más detenimiento, tenía un cuerpo bastante trabajado, Dios mío, si que es un hombre muy sexy.
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- Puedo vestirme lentamente adelante tuyo si lo deseas - dice divertido
- Lo siento, te esperaré afuera - digo y salgo de la habitación. Lo escucho reír, hasta su risa es sexy.
Su departamento era pequeño, y estaba muy bien decorado, además de acomodado. Veo que contra una pared había una pequeña mesa con una lámpara y dos portaretratos. Me acerco y los miro con más detenimiento; en uno estaba Jonathan mucho más joven, con una toga y gorro de graduación junto a un hombre, ambos estaban muy sonrientes; en el otro portaretrato el mismo hombre pero con uniforme de policía.
- Es mi padre - dice una voz detrás mío.
Doy un brinco - Dios, me haz asustado - digo dándome vuelta para mirarlo.
Ríe - Lo siento. ¿Vamos?
- Claro - digo.
El abre la puerta y ambos salimos.
- No volveré a tomar whisky en mi vida, la cabeza me está matando - digo.
Jonathan ríe - No estás acostumbrado.
- No, no soy de beber mucho alcohol. - digo tomando de mi taza de café. - Solo me gusta tomar vino, de vez en cuando.
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