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cuando fui por primera vez a la escuela había visto un chico, tez aceitunada y cabello castaño claro. llevaba camisa blanca, vaqueros y botas marrones, al conjunto de una fragancia que, si esto fuera alguna serie de televisión, dejaría suspirando a cada chica a la que le pasara por el frente.
hacíamos el turno, junto a nuestros padres, para poder hacer el papeleo de inscripción. él se ubicaba a metro y medio lejos de mí, y admito que, por alguna razón, yo no podía evitar mirarle más de lo necesario.
llegó nuestro turno para encontrarnos con la directora, y a él le hicieron pasar primero. luego de un rato dentro, cuando estaba saliendo, nuestras miradas se conocieron.
esa noche me dormí pensando en esos ojos, los más lindos que jamás había visto.
y, ¿sabes, Eli?, tiempo después caí en cuenta de que ese chico eras tú.
