Capítulo 10 - No tan azul

3.3K 358 51
                                    


En cuanto recibí una respuesta de Julián diciendo que nos veríamos, corrí a mi casa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

En cuanto recibí una respuesta de Julián diciendo que nos veríamos, corrí a mi casa. Un apuro innecesario ya que él tardaría más en salir de su trabajo pero mi ansiedad no entendía ninguna razón. Mientras esperaba en mi departamento traté de ordenar mi mente, tendríamos que terminar la plática que empezamos en el centro de diagnóstico, aclarar todo lo que sucedía. Pensé en mis propias palabras al ofrecer no hacer preguntas ni cuestionarlo, no me arrepentía de ninguna de ellas, pero me preocupaba haber sonado demasiado desesperado, no quería que pareciera que no me importaba lo que hizo ni sus mentiras. En realidad una parte de mí lo odiaba pero, en ese momento, la parte de mí que deseaba estar con él pesaba mucho más. Y si Julián me estaba proponiendo un futuro juntos yo no renunciaría a la oportunidad.

Cuando escuché el timbre me sobresalté ya que no recordaba si Julián había dejado la llave del departamento o aún la tenía. Al abrir la puerta, él estaba ahí.

Intentó decir algo pero lo tomé de la ropa para hacerlo entrar y, antes de que pudiera salir de su sorpresa, lo besé como lo había besado antes.

—No creí que me ibas a recibir así.

—¿Creíste que estaría enojado y te echaría?

Devolvió mi beso antes de responder.

—Sí.

Seguimos besándonos y todo lo que pensé que tendríamos que hablar, comencé a pensar que bien podía esperar.

A tropezones llegamos al sillón y, aunque la ropa nos la sacamos allí, de alguna manera terminamos en mi cama sin cruzar más palabras. Algo dentro de mí me impulsaba a querer aprovechar cada segundo para besarlo y estar en sus brazos, con la certeza de que Julián sentía algo parecido.

Me emocionaba volver a hacer el amor con él, casi podía llorar ante la sensación de pertenencia mientras que Julián no paraba de susurrar lo mucho que me extrañó y lo agradecido que estaba de que yo lo recibiera de nuevo.

Luego nos quedamos abrazados, agitados, sonriendo como tontos, como si nada malo hubiera pasado entre nosotros.

—Es muy agradable el lugar donde trabajas —comentó.

Me moví para que su cabeza quedara sobre mi hombro.

—Supongo que sí. Es diferente al hospital donde estás tú.

—Siempre tuve la idea que trabajar en un hospital privado o en clínicas no tenía ningún mérito —la sonrisa se sentía en su voz.

—Envidioso.

Levantó un poco la cabeza para mirarme.

—¿Te llamaron la atención por mi visita? —preguntó preocupado.

—Más o menos. —Observé el techo, a un punto inexistente—. Aprovecharon para llamarme la atención por haber estado depresivo y malhumorado últimamente.

Sin coloresWhere stories live. Discover now