1. potya

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"¿Te gustaría ir al parque?" Observé a Jean preguntar luego de un par de movimientos con sus manos a lo que respondí con un asentimiento de cabeza para levantarme con pereza de la silla de la panadería donde me encontraba

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"¿Te gustaría ir al parque?" Observé a Jean preguntar luego de un par de movimientos con sus manos a lo que respondí con un asentimiento de cabeza para levantarme con pereza de la silla de la panadería donde me encontraba. 

Silencio. 

Mierda, como odiaba eso. Era demasiado frustrante, poco a poco podía entender porqué la población no era como mencionan en los libros ¿siete mil millones de personas hace más de dos siglos? se escuchaba totalmente fuera de lugar. No podría imaginar a tanta carne por el mundo. Debió ser una época horrible.

Sentí un empujón por parte de mi amigo y con una sonrisa en su rostro me enseñó el mensaje de su novia (oficial desde hace dos meses) oh no, iba a ser el mal tercio otra vez a lo que puse mis ojos en blanco en señal de fastidio. Isabella no era una mala persona, pero era gracioso que su sonido favorito fuera el cascabel de navidad, recordé cuando llegaba la época navideña podía ver a mi mejor amigo feliz-enojado ante tanto cascabel. Ella era su destinada, era de China y se encontraron en un viaje de voluntariado internacional en México.

El sonido favorito de Jean eran las risas. Hacía reír a todos, y siempre les decía que sus risas eran maravillosas, incluso si era algún desconocido. Así fue como lo conocí en la universidad hace un año cuando me dijo que debía reír más porque mi risa era música para sus oídos. Obviamente lo insulté.

De seguro la pasaban de maravilla en la época navideña entre risas y cascabeles. 

"Les daré privacidad" mencioné y con una reverencia en señal de respeto me alejé del lugar en busca de algún nuevo gato.

Creo que caminé todo el parque, mis pies dolían y ya se estaba haciendo de noche por lo que me senté en una banca para comenzar a mirar las estrellas que se alcanzaban a ver debido a la luz de la ciudad. Un meow me distrajo.

Al final del día encontré uno con un lindo pelaje, pero para mi sorpresa tenía collar. Era una lástima, normalmente cuando estos se perdían de sus dueños jamás volvían a casa porque vamos ¿Gritar cosas sin sentido para llamarlos? Ni siquiera sabíamos pronunciar palabras, lo que podía salir eran cosas que asustaba a los animales.

Potya.

Bien, es un comienzo. No tenía correa por lo que es posible que se escapó de casa, una lástima que Nueva York fuera hecho de condominios. Era muy cariñoso el animal, no fue un problema cargarlo para buscar de casualidad a la chica o chico que le pertenecía por los alrededores.

Meow, meow, meow, meow.

Sí, que sonido más patético. Sin embargo era algo que me mantenía consiente de que había alguien buscandome.

Ese alguien podía estar en la otra parte del mundo. Podía estar en Alaska. Podía estar en China. Podía estar en Hawaii. Podía estar en el triángulo de las Bermudas. Sólo el 5% de la población estaba casada con su alma gemela.

Incluso mis padres, ambos no escuchaban los sonidos favoritos del otro. Era como que sabías que había alguien para ti, pero no te esforzaste lo suficiente para encontrar a esa persona.

Por las noches sólo me imaginaba como sería aquella persona, si era chico o chica, si era una persona pelirroja, rubia o morena. ¿Sus ojos serían cafés, azules o verdes? ¿Cuánto medía? ¿Qué le gustaba hacer? ¿A qué se dedicaba? ¿Cuántos años tenía?

¿Yo le podía gustar?

Duh, era su alma gemela. Su destino.

Suspiré en mi cama con Potya en mi pecho mientras dejaba lágrimas salir, pero el gato sólo ronroneaba, y me di cuenta debido a las vibraciones que sentía en mi pecho emitidas por este.

Le quité el collar por un momento para poder examinarlo, debía comprarle uno nuevo si lo iba a mantener conmigo.

Mierda, hay un número. Suspiré. Al menos me tomé fotos con el felino y las subí a mis redes sociales.

Yuratchka Plisetsky, bonito nombre. Largo, pero bonito nombre.

"Tengo a tu gato." Envié y me acomodé de lado en mi cama para poder abrazar al gato, casi a los segundos mi celular vibró en señal de un nuevo mensaje. Vaya que fue rápida la respuesta.

"Maldito imbécil, ¿Por qué te lo llevaste? Te voy a denunciar con la policía." Me reí. O eso creo porque Potya me puso las patas en la cara.

"En primer lugar, el gato estaba solo y vino a mi." Envié de vuelta, esta vez demoró un poco más en responder.

"Lo siento, ¿Lo podrías cuidar por esta noche? Mañana me lo llevas al parque."

"Perfecto."

"Gracias... ¿Cuál es tu nombre?"

"Otabek Akdld" Maldita sea, Potya. ¿Qué quieres? Tu dueño está preocupado por ti y me haces quedar mal.

"Que apellido tan raro."

"Lo siento, Potya me hizo tirar el teléfono y mientras lo atrapaba se envió mal. Soy Otabek Altin."

"Eso tiene mucho más sentido."

"Sí."

...

Un amigo más no hace daño.

🐱🏍🐱

Holi, estoy actualizando esta fic más rápido que la otra y lamento la tardanza pero me he quedado sin inspiración en esa. 💔

Esta la hice para desahogarme y hasta el final ya está listo en mi cabeza jeje, disfruten. ❤

my favorite sound ; otayuriWhere stories live. Discover now