Capitulo 10°- Realidad

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El escenario a su alrededor se percibía lúgubre, envuelto por un mar de sombras que le impedían diferenciar con exactitud la ubicación en la cual se encontraba. Parpadeó insistente, deseando adaptarse a la gruesa penumbra que lo asechaba celosamente. El ferroso olor de la sangre se coló directo a sus fosas nasales brindándole un poco de la lucidez que a borbotones parecía dispersarse por sus poros. Los eventos ocurridos aún se amotinaban con nitidez uno seguido de otro, cada vez más atroz, cada vez más vil. Exponiéndole sin piedad la tragedia que por un negligente descuido desató.

—¿Tan difícil es que desee estar a su lado? —le dijo Aria con entereza aquella última vez.

El sonido de su voz se filtró desgarrador dentro de sus tímpanos, siendo ecos espectrales que aún ahora gozaban al condenarle.

—Sólo existe una manera en la que un mortal puede estar junto a un inmortal —indicó Blake mientras sus hondos iris escarlatas se perdían en los estrellados trazos del firmamento.

—¡Dímelo! ¡Dime que es lo que tengo que hacer!

No hubo contestación por parte del menor de los inmortales, confirmándole con esa reservada acción que el riesgo implicado era alto, quizás demasiado para que una frágil humana lograra soportarlo.

—Sean cuales sean las consecuencias las asumiré, Blake —expresó con desasosiego la humana que le acompañaba. Desenterrando las vivencias de un pasado que aún ahora se apreciaban extremadamente cercanas e hirientes.

—Si tan grande es tu deseo por estar con Bastian, renuncia a tu alma mortal.

Quiso cubrir sus oídos para ahuyentar esos recuerdos de su mente. Los metálicos grilletes que afianzaban sus extremidades le reprimían hacer cualquier otra acción que no fuese la de permanecer sumiso, dócil. Tal y como lo hiciera una bestia de amaestramiento que era impuesta a respetar las ordenes que su amo por voluntad le demandaba ejecutar.

Rio con cierta resignación al digerir en lo que se convertiría su futuro por la próxima eternidad, siendo aún más brutal la realidad que se le manifestaba de frente cuando entendía que sin lugar a duda, merecía la dura penitencia que su hermano había arrojado sobre sus hombros. Aquella sentencia que, sin indulgencia, lanzó al viento las alas negras de su libertad.

Despertó exaltado en medio de la quietud de la noche impregnado de un frío halo de transpiración que delataba el remordimiento que resistía por mero orgullo para no sucumbir. Golpeó su cabeza con la pared que le sostenía a sus espaldas, un reflejo repetitivo que llevaba haciendo desde hace más de trescientos años. Una fiel rutina que había aprendido a sobrellevar para no tener que soñar, para no pensar en esas memorias disfrazadas de pesadillas que le impedían conciliar una minúscula pizca de sosiego. Se puso de pie prefiriendo vagar por los alrededores antes de tener que regresar a su antigua posición para aguardar la llegada del amanecer. Deambuló cual alma en pena, fundiéndose con esplendor en ese escenario rebosante en tinieblas que le abrigaba con atrayente seducción. Se contuvo en una de las puertas principales que comunicaban al pasillo, deteniéndose por largos minutos sin saber qué hacer.

—Gala... —Blake la llamó expectante, consciente de que la castaña se mantenía al otro extremo apartado por esa barrera de madera.

Los gráciles rayos de luna se colaban por las rendijas del ventanal dibujando sobre el alfombrado piso un azulino sendero que le invitaba a aproximarse a la pequeña humana que dormitaba con placidez. A paso lento se adentró en aquellos territorios en donde era claro que era un intruso. Percibiendo conforme avanzaba su intoxicante esencia impregnada hasta en el aire que aspiraba con dificultad. Inclinó su cuerpo hasta quedar al borde de la cama, teniendo la oportunidad de poder verla, aunque fuese en el más llano de los sigilos. Una ligera sonrisa transitó impermisible por los confines de su boca, sorprendiéndole que situaciones tan normales como vigilar su descanso le produjeran una agradable sensación de bienestar.

Ayudante de Cupido© (Libro 1)Where stories live. Discover now