tres

6 1 0
                                    

—Y este es el parque — señaló con su dedo índice el parque. Era bonito, lleno de árboles y plantas, sin basura, todo en perfecto estado.

—Qué lindo.

—Ven— tomó mi mano y tiró de esta suavemente. Nos detuvimos justo enfrente de una fuente. Un señor con flores de varios colores pasó a nuestro lado.

—Joven, compre una flor para su novia — me removí un poco incómoda ante las palabras su novia. Alonso me miró y sonrió.

—Llevaré todo el ramo, para mi novia— sonrió. Pude sentir mis mejillas arder.

[...]

El resto de la noche estuvimos en el parque del pueblo. Alonso había ido a buscar algo para cenar, así que decidí ir por un algodón de azúcar muestras el regresaba.

—Deme uno azul, por favor — extendí el billete a la señora.

—Claro— sonrió. Tomó un algodón de azúcar color azul y me lo entregó. Me quedé para esperar mi cambio.—¿Eres nueva? Nunca te había visto por aquí.

—Sí, me acabo de mudar con mi familia cerca del lago.

—Oh...—pronunció en un tono de voz débil —¿Te puedo decir algo? — miró a todos lados y se acercó a mí— Jamás salgas sola al lago cuando ya ha oscurecido — murmuró.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Sólo no lo hagas, es muy peligroso.

—Pero...— no pude terminar mi oración, pues me ví interrumpida.

—¡Hey, Isabella! Te estuve buscando.

—¡Tengo que irme! — la mujer salió corriendo con el rostro pálido, como si hubiese visto un fantasma. ¿Por qué huyó cuando vio a Alonso?

—Hola, de nuevo— sonreí. Alonso alzó en el aire dos bolsas de papel con comida adentro.

—Conseguí tacos— sonrió.

[...]

—¡Por dios, están buenísimos!— exclamé muestras le daba un bocado a mi último taco.

—Sí, me lo has dicho como veinte veces — rió.

—Iré a tirar la basura— me levanté de la banca con las bolsas y las botellas de agua para tirarlas.
El parque era sumamente grande que incluso un cesto de basura estaba como a cincuenta metros o más. Por fin encontré un cesto y tiré la basura. Me di la media vuela y, diablos. ¿Hacia dónde tenía que ir?

Caminé mirando por todos lados intentando encontrar a Alonso.

—Vamos, malditos árboles — mascullé cuando choqué con un árbol y caí al suelo a dolorida.

—Según yo, no soy un árbol.

Levanté la vista al oír la voz masculina. Quedé boquiabierta al ver al chico. ¿Es que aquí todos son hermosos?

—Deja de ser tan torpe — puso los ojos en blanco y siguió su camino sin siquiera ayudarme. Fruncí el ceño molesta.

—¡Y tú deja de ser tan idiota! — exclamé aun en el suelo. El chico se detuvo en seco y se dio la media vuelta para después mirarme con una expresión seria.

—¿Disculpa, qué dijiste? — tragué duro. Comenzó a acercarse a pasos rápidos hasta llegar a mí, se puso de rodillas y me miró a los ojos.

—Que dejes de ser tan idiota— repetí. Oh, Isabella, cállate.

El pelinegro sonrió de manera macabra, haciéndome estremecer.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 02, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Welcome to Darkness|| j.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora