El misterio de tus ojos

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Llevaba largo rato caminando por aquellos pasillos me molestaba que me mandaran a llamar de una forma tan brusca y sin mi consentimiento se suponía que eso estaba entre las reglas, pero cuando se trataba del bendito consejo estas no existían en lo más mínimo ya que a ellos no les importaba que tan ocupada estuviera en este momento, si ellos exigían mi presencia tenía que está ahí. – Suspire – Por lo menos esperaba que el que estuviera en mi lugar se comportara de la misma manera en que yo lo hacía o por lo menos de una manera similar. Para que no lastimara a Lina si algo llegara a pasarle lo castigaría sin importar quien fuera esa persona.

- Adelante señorita, el Amo Raven la está esperando – dijo abriendo una de las puertas que se encontraban delante de nosotros, ya hace varios minutos que había llegado a lo que era el despacho de Raven.

Pero todavía no me había decidido si entrar o no – suspire- al mal paso darle prisa y entre aquella habitación el cual era el recibidor principal de aquel enorme palacio en donde nos encontramos al cual siempre llegaba cuando me citaban.

- Me podrías decir porque me ha citado el consejo – pregunte entrando a la habitación de mala manera.

Y ahí estaba el viendo al reino desde aquella ventana sin inmutarse por mi llegada ni mucho menos por mi tono de voz. Cualquiera que viera a Raven por primera vez pensaría que era un joven no más de 30 años, no lo culparía ya que esa es la imagen que el transmite en realidad, pero no es así, Raven tiene más de 1000 años lo cual era difícil de imaginar. Tenía una tez pálida que contrastaba de maravilla con su cabello negro que le llega un poco más debajo de los hombros y con aquellos ojos verdes que transmitían seguridad pero que a la vez eran fríos como la noche.

Vi cómo se giraba para observarme detalladamente como si tratara de comunicarme algo pero no era el momento de decirme.

- Los del consejo quieren hablar sobre Lina – Dijo con tranquilidad como si fuera un tema de lo más normal.

- ¿Hablar sobre qué? – pregunte enojada, ellos no tenían ningún motivo para involucrarse en mi vida de esa manera.

- Creen que ya es tiempo de que ella venga a este lugar – comento para dirigirse a una de las puertas que daba paso a donde se encontraba el consejo.

Lo seguí sin decir nada ya que por el momento no podía protestar o se podía considerar un acto de rebeldía hacia el consejo.

Llegamos a una gran sala con varias sillas y mesas que formaban una corte en donde estaban sentados las personas que pertenecían al consejo.

- Pensé que no llegaría a tiempo Señorita – dijo uno de ellos haciendo un ademan para que me sentara en la silla que quedaba justo en medio de aquella sala.

- Solo tuve un pequeño contratiempo, lamento hacerlos esperar – dije con educación para después sentarme en aquella silla – Para que me han mandado llamar

- Hemos decidido que es tiempo de que Lina venga a entrenar con nosotros – Dijo un señor de cabellos grises.

- Ella no cree en ustedes y tampoco ha desarrollado las habilidades necesarias para poder llegar a este lugar – respondí con tranquilidad o por lo menos aparentaba tenerla ya que no era la primera vez que ellos intentaban traer a Lina y no iba a permitirlo quería que tuviera una vida normal por llamarlo de alguna manera.

- Eso se puede solucionar – dijo uno de cabello azul marino – Puede enseñarle todo lo que sabes sobre nosotros y si no te cree solo tienes que traerla.

Como si fuera tan fácil, Lina ya consideraba que estaba loca y ahora soltarle toda esta información de golpe y arrastrarla hasta aquí solo dañaría más la relación que ella y yo teníamos, como si tuviéramos una. En realidad, ella y yo no nos llevábamos también como los demás creían ya que ella se fue de casa cuando tuvo la oportunidad y me dejo ahí.

- No la obligare a creer en ustedes, ella eligió esa vida y pienso respetarla – dije parándome de ahí para dirigirme a la salida.

- Como si tuviera alguna opción Temis – Dijo Raven haciendo que parara el seco – Sabes que sus habilidades se mostraran en algún punto y si tú no estás ahí para cuidarla quien lo hará, pensara que se estaba volviendo loca o ya olvidaste lo que le ocurrió a Alice.

Apreté mis puños con fuerza odiaba que pudiera controlarme de esa manera y más que me recordara a Amy eso era jugar sucio y no se los permitiría.

- No vuelvas a mencionar a Alice como si de un error se tratara, ella tomo su decisión al elegir que no quería pertenecer a este mundo y no veo por qué eso está mal – conteste molesta. Alice había sido mi mejor amiga cuando todo esto empezó y ella eligió no ser parte del nuevo mundo que habíamos descubierto así que solo lo dejo y al poco tiempo me entere que le había borrado todas las memorias que ella y yo habíamos construido juntas. Y todo gracias al consejo del que me encontraba parada justo a hora.

- Modera tus palabras Temis, sabes que no puedes gritarle a un miembro del consejo como si se tratara de alguno de tus guardianes – Dijo el hombre que estaba sentado en medio de todos los que conformaban el consejo. – Solo tienes una Semana para hacer que Lina venga con nosotros o de lo contario mandaremos a alguien por ella y no podrás evitarlo.

Fue lo último que dijo para levantarse de ahí acabando con la discusión y dejándome sin alternativa ya que si no lo hacía podía perderla para siempre.

Sali rumbo a la habitación de Raven para poder analizar las opciones que tenia y cual de ellas nos causarían menos daño
- Quiero hablar con ella – Dije sin ni siquiera voltear a ver a la persona que había entrado a la habitación – Por favor Iron déjame hablar con ella.

- Cada día me sorprendes con tu habilidad Temis – Dijo sentándose enfrente de mi – Me entere sobre lo que el consejo quiere hacer con Lina

Y ahí estaba el viéndome con esos ojos grises, tratando de comprender que era lo que pasaba en mi cabeza en ese momento, pero sabía que era inútil solo una persona podía hacerlo y ella no estaba en este momento conmigo.

- No puedo evitarlo, si tan solo las cosas fueran diferentes no tendríamos que pasar por esta situación. – dije bajando la mirada ya que las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento.

- Anda tienes que irte ya – dijo con una voz suave, haciendo que lo volteara a ver – tu hija te ha de estar esperando.

Me había olvidado completamente que tenía que ira "recibir" a Lina, así que solo me levante y susurre unas gracias para despuésdirigirme a la puerta y ver a mi hija.

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