Propuesta

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No sabía qué era peor, si haber sido abandonado en un lugar desconocido por Naruto, haber emprendido la búsqueda de su pequeña cabaña y haberse perdido aún más, ir reparando sus corazoncito roto mientras limpiaba sus lágrimas con la manga de su camisón o sentir que cada paso que daba era observado por alguien que le seguía. Paró en seco al escuchar a sus espaldas el sonido de una rama quebrarse. Nada, ni nadie lo seguía. Avanzó unos pasos en la dirección contraria, donde había escuchado mas ruidos, un llanto suave, gimoteos de un adulto. Tras unos arbustos se encontraba ni mas ni menos que El Temible Capitán Garfio, su pulso se aceleró enseguida, pero volvió a su ritmo normal al verlo llorar desconsoladamente. El temor que hubiera podido haber sentido de encontrarlo en cualquier otra situación, no se hizo presente, en su lugar no pudo sentir más que lástima por el hombre. Se acercó lentamente intentando no ser advertido, sin embargo fue descubierto por el pirata cuando intentó tocar su hombro. El doncelito dio un brinco asustado y se quedó helado en su lugar. Garfio lo miraba como ausente, mostraba unas ojeras terribles, y había rastros de tristeza y decepción por todo su rostro.

-Todo por lo que he estado esperando por estos años se desvanece tan rápido- susurró el pirata entre jadeos. –Un día es helado, todo está marchito y gris, al otro, el día es soleado, la brisa es fresca y los árboles están rebosantes de frutos-

Sasuke no comprendía una palabra de aquel monólogo. –Lo siento, pero no comprendo a qué se refiere.- Se atrevió a decir lo más correctamente que su educación se lo permitía.

-Oh, claro, pero si eres tú, el pequeño cuenta cuentos, dime cariño, ¿dónde se encuentra Uzumaki? –el hombre enfocó su interés en Sasuke, el doncel encogió los hombros y sus ojos volvieron a aguarse advirtiendo al mayor sobre una situación delicada- nuestro querido Naruto, es un tanto impredecible –tomó de la mano a Sasuke para sentarlo a su lado- indomable, un diablillo, no sabe tratar con buenos modos, no tiene los modales que un señorito con clase merece recibir- acarició uno de los mechones pelinegros del doncel y lo colocó detrás de su oreja haciendo reír al doncel con sus muecas- y sobre todo, no conoce de sentimientos, por lo tanto, -se levantó jovialmente al ver que el pequeño doncel había menguado su llanto.-le sugiero señorito, que no desgaste más lágrimas en ese bribón- dio media vuelta y se alejó unos pasos –Uzumaki no está a la altura de un valeroso capitán pirata, ¿no es así?- Sasuke, mas que sorprenderse de su indirecta, se quedó pensativo, mientras tanto, Orochimaru le hacía una reverencia y le entregaba una hoja común y corriente, tan verde como cualquiera de las que se encontraban en los árboles- el bosque no es lugar para un capitán pirata, ¡el mar, mi querido joven Sasuke! Ese es el lugar para un pirata.

-Yo, ¿qué trata de decir?

-Tómalo como una invitación querido, eres bienvenido al Jolly Roger, si deseas ser el capitán que tanto has querido.

-Pero ya hay un capitán, usted es el Capitán, ¿intenta que luchemos o algo así?

Orochimaru sonríe de oreja a oreja, advirtió que el doncel no es nada tonto, y ganárselo va a resultar aún más fácil de lo creyó.

-El barco es un sitio que ha perdido parte de su encanto, con Uzumaki cuidando estas tierras la tripulación se aburre, el Jolly Roger debe zarpar a nuevos horizontes, saquear otros tesoros, descubrir nuevos mares, pero ¿que será del pobre Capitán Garfio y su tripulación si nadie está presente cuando le llegue la hora? ¿Quién contará esas maravillosas historias sobre los siete mares?

A Sasuke le brillaron los ojos de emoción, y Orochimaru supo que lo había atrapado.

-Piénsalo querido- se arrodilló frente a Sasuke y le acarició el mentón como un padre conciliador y cariñoso- crecer, es una larga cadena de complicaciones y problemas, y sé de buenas fuentes que nadie en casa te dejaría contar historias si llegaras a volver, huir no es malo cariño, si lo haces para seguir lo que deseas- le sonrió obteniendo en respuesta una inocente y tímida sonrisa.

-Bueno, siempre me ha gustado contar cuentos. –respondió Sasuke fascinado con la nueva idea que se le planteaba, para ese momento, volver y pensar en la posible vida que hubiera tenido ya no era una opción, y la imagen de él en un baile de gala con Naruto a su lado había desaparecido de su mente.

-Estupendo querido.

-¿Podría darme tiempo para considerarlo?

-Todo el que desees- hizo otra reverencia a la que Sasuke respondió inclinando la cabeza. –Antes de irme, ¿ves esa hoja que te he obsequiado? Te llevara a tu refugio, pude notar que has estado dando círculos en la misma zona, y me imaginé que deseas volver y descansar, prometo que ninguno de mis hombres te seguirán ni harán daño a tus amigos, a partir de ahora eres uno de los nuestros.

-¿Qué hay de Naruto?

-¿Naruto?, he perdido el interés en ese diablillo, ahora lo que más deseo es alguien de confianza a quien pueda llamar Capitán cuando mis días estén contados, y que mejor que esa persona sea un bello cuanta cuentos.- Sasuke no pudo evitar sonrojarse con el cumplido- Esperaré con ansias tu respuesta querido. ¡Larga vida al Capitán Susano! –se despidió el capitán Garfio alejándose entre los arbustos sigilosamente.

Sasuke se quedó estático un momento, definitivamente escogía a los piratas mil veces antes que a un puñado de niños torpes que le habían hecho a un lado, estaba emocionado, feliz era poco. La oferta de Orochimaru había sido más que cualquier cosa que él hubiera imaginado, peor intuía que debía haber una trampa en todo eso, no por nada trataba con piratas, pero además de todo eso, estaban sus sentimientos heridos por Naruto, lo había lastimado con su rechazo y aun así él no podía siquiera pensar en vengarse ni hacerle daño, pero quizá alejarse era lo mejor. No deseaba volver a su casa a tener un esposo que no era Naruto, y menos a seguir siendo un remedo de muñeca. El sería un pirata, un el futuro capitán del Jolly Roger.

Al cabo de un rato, tal como lo prometió Orochimaru, Sasuke dio con su casita de flores, contento por haber encontrado un rumbo que le gustaba en Nunca Jamás, ahora el nuevo problema era si decirle o no a Naruto, que se iría de la isla con los piratas que tanto le molestaban.

El niño perdidoWhere stories live. Discover now