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//Well! Este fic es algo viejo, pero me sigue agrandado y decidí subirlo, disfruten ✨

Una lluvia intensa de había desatado en Inglaterra, todo lo que venía fuera era un cielo negro, del cual se desprendía una fuerte lluvia acompañada de relámpagos y truenos, los cuales parecían empeorar en la noche.

En la mansión de los Joestar todos se encontraban durmiendo, incluyendo Dio Brando, el cual cual se encontraba viviendo con esa familia desde hacía un año.

El era un chico calculador y frío, además de que desde hacía un tiempo se dedicaba a hacerle la vida imposible a su hermanastro, Jonathan Joestar o Jojo, lo cual no era nada difícil, ya que el solo era un niño rico y mimado.

Nunca le costó hacerse destacar más que el, no había nada que el no pudiera hacer mucho mejor que el estupido de Jonathan, incluso a veces consideraba que no necesitaba esforzarse.

Primero había hecho que su dignidad y la admiración que le tenían los demás por ser un "caballero" se esfumara, después hizo que su propio padre pensara que era casi una bestia estupida si lo compraban con el.

Más sin embargo, esa misma noche lluviosa, todo por lo que se conocía a rubio, parecía que había desaparecido...

Se encontraba recostado en su cama, sudando frío y dando vueltas de un lado a otro, sentía que su corazón se agitaba sin parar, la razón era simple, estaba teniendo una pesadilla realmente horrible.

Este mal sueño consistía en ver cómo su padre asesinaba a la mujer que le había dado la vida, siempre había detestado a su padre, no había otra persona en el mundo que Dio odiase más que a su padre, solo era un ebrio estupido que lo maltrataba.

Siempre había fantaseado con tener una madre la cual lo protegiera y cuidara, que curase sus heridas cada vez que su padre lo lastimaba, quería abrazar a una dulce mujer la cual le hiciera sentir seguro y protegido ante la dura y cruel vida.

Nunca había conocido a su madre, pero de vez en cuando fantaseaba con ella, la imaginaba cómo una mujer de hermosos rasgos de cabello largo y rubio, con una piel suave como la de un bebé y con una voz dulce la cual lo consolaría si lo necesitara.

Más sin embargo ver a su más preciada y querida fantasía cubierta de sangre, rogando por piedad al hombre que más detestaba en el mundo, lo perturbaba, más sin embargo también le hacía sentir una rabia intensa y una profunda tristeza.

Quería hacer algo, pero no podía por alguna extraña razón, por más que tratase de moverse, nada funcionaba para salvar a esa mujer que amaba tanto, por lo que solo podía llorar y maldecir a su padre.

Gracias a un estruendoso relámpago, el chico logró despertar por aquel ruido, se sentía agitado y también triste, hacia muchos años que algo lograba ponerlo de esa manera, ni siquiera recordaba la razón.

Se sentó al borde de su cama, limpio su sudor con una de sus manos, no podía crees que con las bajas temperaturas del ambiente el estuviera sudando como si hubiese corrido por horas bajo la luz del sol vistiendo una abrigo.

Pero no sólo limpio su sudor, sino también unas pequeñas lágrimas que salían de sus ojos, las cuales lo hacían sentir avergonzado, esta vez no fingía llorar como lo había hecho anteriormente, lloraba ya que se sentía terrible.

Repentinamente se sintió solo, se había dado cuenta que nadie en esta vida lo apoyaría, no tenía a nadie por ser una mierda de persona.

No entendía porque sentía todo eso, lo odiaba, quería que eso parara, más sin embargo no podía detenerlo por más que lo desease o tratara de hacer algo.

"No quiero estar solo" pensó en su mente mientras más lágrimas caían de sus ojos, quería tener a alguien a su lado, no quería estar solo en ese momento, pero no tenía a nadie.

No quería dormir solo, más sin embargo no sabía que hacer, no podía salir a caminar para despejar su mente ya que el clima se lo hacia imposible, no podía ir a pelear con nadie, ninguna persona saldría a esas horas de la noche.

Incluso consideró ir a la cocina y beber algo, pero no deseaba ser un ebrio inmundo como era su padre.

Hasta que pensó en algo, sería estupido, pero era su única salida para este acompañado de alguien y dormir tranquilamente por esa horrible noche.

Tomo su almohada, se levanto de su cama y salió de su habitación en completo silencio, tratando de ser lo más ruidoso posible para evitar que algún sirviente o sirvienta lo escuchase.

Camino por varios pasillos, la casa de los Joestar nunca le había parecido tan grande hasta ese momento, la lluvia solo le daba un peor ambiente a esa situación.

Desde de caminar más y terminar con esa casi interminable caminata, llegó al lugar que deseaba, abrió la puerta de tal habitación con algo de cuidado.

Ahí se encontraba una persona durmiendo en una extensa cama casi para cinco personas, esa persona era Jonathan, se sentía avergonzado de que su plan era ir a dormir con el como un niño.

Se acercó a su cama ora encontrarse con el chico peliazul profundamente dormido a pesar del ruido de la tormenta.

-Jonathan...- dijo mientras se acercaba a él para empujarlo y moverlo un poco para obligarle a abrir los ojos.

Lo único que obtuvo como respuesta fue un quejido, mientras el chico trataba de abrir los ojos, el sueño que sentía era más fuerte que el.

-Mueve, dormiré contigo- le aviso mientras este lo empujaba con todas sus fuerzas para quitarle el lugar donde se encontraba.

-¿Qué?- pregunto el soñoliento Jojo mientras su cuerpo era movido por la fuerza de su hermanastro, antes de que pudiese decir o hacer algo, sintió como Dio se metía entre sus cobijas y le daba la espalda a este.

Este se quedó en silencio por un rato, su mente no podía procesar lo que pasaba, de la nada Dio había aparecido en su cuarto para dormir con el, por alguna razón, tenía miedo, sentía que este quería hacerle algo malo como acostumbraba.

"Que demonios Dio..." dijo para sí mismo en su mente mientras se hacía un lado para alejarse del rubio, sentía la espalda de este pegada a el, todo lo que deseaba era no estar cerca de el mientras dormía, quizás quería hacerle algo.

Cuando Jojo se separó una gran distancia del otro para tratar de conciliar el sueño otra vez, aunque rápidamente sintió como el rubio se acerca a él.

Se quedó sin palabras, no sabía que carajo estaba pasando, necesitaba respuestas, aunque sentía que Dio le haría algo si preguntaba la más mínima cosa.

Por un momento pensó que este tenia miedo, lo descarto rápidamente, ya que era estúpido que alguien como Dio tuviese miedo de algo, o al menos eso pensaba el.

Por otro lado, el otro chico, se encontraba durmiendo cuando este se seguía preguntando que pasaba, se sentía seguro con alguien a su lado, se sentía protegido y seguro.

Sentía que alguien estaba ahí para el.

No tengo miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora