VI

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Calle se despertó al sentir caricias en su cabeza, abrió los ojos lentamente, volviéndolos a cerrar cuando el sol que entraba por la ventana de aquella habitación de hospital la lastimó

- Ey, por fin despiertas pequeña dormilona - Poché lucía mejor que el día anterior, así que Calle le sonrió y se incorporó en el sofá para poder ver a su mejor amiga.

- ¿Como te sientes? - Si había algo que le preocupaba a la rubia era la salud de la castaña.

- Tengo a mi lado a la chica más hermosa del mundo, preocupándose por y sonriéndome de esa manera tan perfecta - Calle no sabía en que momento había empezado a sonreír pero las palabras de Poché hicieron que su sonrisa se agrandara.

- Eres una exagerada, Poché - la mayor le sonrió con ternura.

- Claro que no, eres la chica más hermosa que he visto en mi vida

- ¿Y donde queda entonces Lauren Perfecta Jauregui? - Calle hizo un puchero bromeando.

- ¿Estás celosa? - la molestó Poché, riendo sin control.

- Ni que fueras Camila Cabello - siguió el juego Calle.

- Claro que no, yo soy mejor - Poché le dio un puño en el hombro a la rubia y se rió.

- Lo eres, pequeña - Calle en un impulso acercó su cabeza a la de Poché y unió sus labios con los de la chica por un par de segundos, despegandolos y alejándose de Poché al instante.

Un silencio no incómodo, pero tampoco cómodo llenó la habitación.

Luego de casi 15 minutos por fin Poché dijo algo.

- ¿Que fue eso?

- No lo - Calle estaba aún más confundida que Poché, no entendía por qué había besado a su mejor amiga.

- ¿Y si olvidamos que pasó?

- Me parece una buena idea - Calle le sonrió a Poché, quien le devolvió el gesto y empezó a hablarle de un montón de cosas sin sentido que le causaron ataques de risa.

***

Germán y Valentina llegaron al hospital a las 3 de la tarde de ese día, le dieron las llaves del auto a Calle y se quedaron con Poché mientras la rubia iba a descansar y a ducharse.

Cuando Calle llegó a su casa se sentía completamente confundida y asustada.
No entendía la razón del beso, pero lo que más la alteraba era el saber que ese roce de labios no le había disgustado, le había detenido el pulso y la había dejado pensando en él desde ese momento.

Trató de quitar ese pensamiento de su cabeza, pues siempre había gustado de niños y nunca había sentido nada por una chica.
Siempre se había fijado en personas del sexo contrario y, si bien muchas niñas le parecían bonitas, nunca había pensado en una como pareja; o deseado un beso de alguna mujer.

STAY ||Caché||Where stories live. Discover now