Capítulo Treinta y dos

52 12 0
                                    

Mi padre abrió la puerta despacio y sacó medio cuerpo para hablar con alguien. Imagino que con "mi novia".

Se volvió hacia mí con una sonrisa que no le cabía en la cara, se notaba que estaba encantado con su " nuera" y con el hecho de que la tuviera.

-Os dejo solos- guiñó un ojo -Imagino que querréis.. después de tanto tiempo... no sé... saludarlos y eso... vamos, que me voy-

-Vale papá- hice una mueca de medio alegría -Luego nos vemos-

Mi padre abandono la habitación mirando a la persona que se acercaba a ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Por la puerta entraron dos piernas largas, llevaban unas botas blancas que subían por encima de la rodilla. Iban acompañadas de una falda vaquera y un cuerpo cubierto por una camisa blanca metida por dentro de la falda. Una chaqueta color rosa palo superpuesta con habilidad le daba elegancia a la chica, y más arriba estaba su cara.

Nora!- me alegré al instante de reconocerle, no pude evitarlo -Creí que habías... ya sabes- parecía mi madre evitando palabras relacionadas con la muerte. Se acercó y me dio un beso en la mejilla.

-Sabía que ibas a sobrevivir- dijo en un susurro -Me debes una promesa-

Reí como un tonto, estaba realmente contento de verle. Le abracé con ganas. Mientras lo hacía me dijo:

-Ya te lo contaré, ahora descansa-

Una vez que nos separamos le miré de arriba a abajo, pero no con lujuria, sino apreciando el grandioso cambio que había experimentado en estos meses.

-Estás guapísima, pareces más mayor-

-Gracias- dijo dando una vuelta sobre sí misma para enseñarse bien.

Seguí con mi concierto de preguntas.

-¿Cómo se te ocurre decir que eres mi novia? Tienes quince años-

-Dieciséis, guapo- me corrigió -Tus padres creen que tengo diecinueve y están encantados con la novia de su hijo, sobretodo tu padre, así que no estropees nuestra "unión"- sonrió muy pícaramente.

Me ruboricé pero decidí seguirle la corriente, total, me había ayudado mucho y le debía un regalo de cumpleaños, se lo dije.

-Te debo un regalo, ya sabes, por tu cumple y eso-

Se sentó en el borde de mi cama y me cogió la mano.

-Tranquilo, ya he pensado en eso, tu regalo va a ser la promesa que me debes-.

-Por cierto- le dije nervioso por su proximidad -No sabía que conducías-

Rió.

-Verás, Sebas, hay muchas cosas que todavía no conoces de mí-

Mientras reíamos entraron mis padres acompañados por el médico.

-Me alegro de que estés tan risueño joven- miró a Nora -Seguro que gran parte de culpa la tiene esta jovencita-

Alargué el brazo y la cogí de la cintura.

-Claro doctor, hacía mucho tiempo que no veía a " mi novia"-

Nora me miró satisfecha por haberme atrevido a confirmar su explicación delante de todos.

-Y no sólo eso, me encuentro realmente bien de salud, perfecto diría yo-

-Pues entonces voy a darte otra buena noticia para que aumentes otra dosis de alegría a tu día- me guiñó un ojo -Los resultados de todo están perfectos, así que, si esta noche no tienes problemas, podrás irte mañana antes de comer-

Dí un pequeño salto de alegría por la noticia y noté que no tenía fuerza en las piernas. El doctor lo notó y se dirigió a mis padres.

-Le costará andar bien unas semanas, dense cuenta que ha estado tres meses sin ejercitar los músculos de las piernas y ahora mismo los tiene vagos- rió su propia gracia -Tendrán preparadas unas muletas para que él vaya cogiendo fuerza tanto en las extremidades superiores como en las inferiores-

-Gracias doctor- respondió mi madre a su comentario.

Cuando abandonó la habitación mi padre se sentó en la butaca y mi madre se puso a mi lado. Nora siguió en el borde de mi cama.

-Hijo, creo que deberías volver a casa un tiempo, hasta que estés recuperado, luego podrías volver a Madrid a terminar este curso que se te ha quedado colgado- razonó mi madre.

Nora se levantó.

-Cati- Nora sabía el nombre de mis padres -Sebas y yo vivíamos juntos, yo podría seguir cuidándolo sin problema, si ustedes no tienen inconveniente-

-No te ofendas- dijo mi madre sin estar de acuerdo -Pienso que el cuidado de una madre no es el mismo que le pueda dar una pareja-

-No me ofendo, es su opinión Cati, pero pienso que después de lo ocurrido necesita un apoyo, alguien que le escuche, alguien a quien escuchar- me miró a los ojos -Es una cosa que me enseñó su hijo-

Mi padre se levantó y cogió a mi madre de la mano.

-Claro que sí Nora- mi padre se puso de su lado -Podéis iros juntos, confiamos totalmente en tí- concluyó dando una palmadita en el trasero a mi madre.

Nora dio un brinco de alegría y me plantó un beso en los labios.

Gracias Marino! ¡Cuidaré de Sebas estupendamente, ya lo verán-

-¡Gracias Marino! ¡Cuidaré de Sebas estupendamente, ya lo verán-

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Estrellita si te ha gustado el capítulo

Premonición ® (2 Colección Trastornos Mentales)Where stories live. Discover now