Recelo.

165 34 4
                                    

Solté su mano cuando él dijo que podría perderlo todo excepto a mí. 

Al haber llegado al departamento, de alguna u otra forma se sentía extraño, por lo que ignoró a Luhan cuándo este quiso hablar con él, se sentía...¿Enojado, tal vez? Lo más probable es que sí, lo estaba, pero no aceptaría el motivo de este. 

—Jong In, ¿qué sucede? ¿Estás enojado? —  Preguntó insistentemente el mayor, quién no obtuvo respuesta alguna, por el moreno.—  Vamos, ni siquiera me miras. —  Volvió a decir, queriendo que sus respuestas fueran respondidas, aunque al parecer, estaba lejos de ello. 

— Estoy jugando ¿no lo ves? — Soltó de la nada bastante cabreado con la situación, lo que no esperaba, era que Luhan, se levantara de la nada, sin decir palabra alguna, para desconectar la Xbox. 

— ¿Ahora si puedes mirarme? —  Preguntó, tras lanzar a sus pies el cable, que parecía haberle fruncido por completo el ceño al contrario.  

— ¡Oh, rayos! ¿Qué demonios sucede contigo? ¡Estaba jugando! ¿¡Acaso no te diste cuenta!? ¡Estaba a punto de ganar! —  Exclamó bastante exaltado, por un momento quiso levantarse y con el mismo cable, ahorcarlo, aunque lo más probable es que no, no podría hacerlo. 

 No me estabas poniendo atención, ahora dámela. — 

— Esta, precisamente esta, no es la forma de llamar la atención de alguien y además, no tengo porque darte mi atención. — Dijo tras levantarse y marcharse de inmediato, ni siquiera había notado el adorable puchero que tenía el mayor de ambos, cuándo gritaron en su contra. 

No le había hablado durante varias semanas al mayor, las cuales ocupó para pensar respecto a lo que estaba sucediendo. Se estaba sintiendo muy cercano a Luhan y eso no era posible, y no porque fuera precisamente él, sino, porque se había prohibido a si mismo dejar que alguien sea lo suficientemente cercano como para llegar a depender emocionalmente de él, ya que eso solo le traería problemas, muchísimos problemas. No le gustaba sentirse así de cerca de alguien, la última vez que lo había hecho esa persona terminó marchándose, desde su partida se prometió que no volvería a dejar que eso pasara una vez más, no quería volver a sufrir, no una vez más, y es que de verdad odiaba el hecho de sentirse destruido por dentro, el dolor emocional era mucho peor que el físico. Este último se veía y se podía sanar, el emocionar no, y no sanaba completamente, es más no había cómo hacerlo, es más aún le dolía un poco la partida de aquella persona. 

Sacudió un poco la cabeza y pisó con rabia las hojas secas de ese Otoño, se estaba sintiendo tan confundido, pero sabía muy bien lo que estaba pasando, se estaba acercando demasiado a Luhan y este volviéndose dependiente de este, y no, no quería eso, Luhan también se estaba volviendo dependiente de él, ¿Cómo podía afirmar aquello? Porque durante toda la semana lo había estado merodeando intentando hablar con él, además de que siempre estaba ahí, rodando a su alrededor. 

—  Jongin, por favor, ¿podemos hablar?   Una vez más estaba el mayor intentándolo, pero al ver que el otro hacía lo mismo de siempre (marcharse) decidió hablar de una vez por todas, estaba cabreado de esa situación. —  ¡Basta! —  Le gritó, las lágrimas comenzaban a caer de su rostro lleno de frustración. —  ¿Por qué haces esto?, ¿Por qué has estado huyendo de mi? ¿Por qué? — 

— No estoy arrancando de ti, Luhan. —  Susurró cansado de la insistencia que mostraba el nombrado, se estaba sintiendo extraño cada vez que se le acercaba y no era una sensación buena, era como...una especie de rechazo, tal vez porque hace tiempo no estaba tan cerca de alguien, pero eso el menor no lo sabía, él sólo creía que era una especie de rechazo por naturaleza hacia el otro, él sólo veía lo que se le presentaba, la información explícita, mas, no la implícita. 

—  No quiero perderte, Jong In.  Habló, dejando que las lágrimas inundaran sus mejillas y que los sollozos resonaran libremente dentro de la habitación. —  Podría perderlo todo, absolutamente todo ¿Y sabes? Podría seguir, pero si te pierdo a ti, no podría...simplemente no podría. —  Su voz poco a poco se apagando entre esas pequeñas gotas de tristeza, que se iban perdiendo lentamente, por su mentón, la situación dentro de su pecho era amarga, y lo pudo confirmar, cuándo iba desprendiéndose de él, para terminar acariciando sus hinchados labios. 

Lo que no tenía en mente el chico, era que a la persona parada frente suyo, la situación sólo le daba motivos para acrecentar ese recelo en su interior, él no estaba tomando en cuenta el llanto amargo en el pálido rostro, (al que le dio la espalda) él sólo tomaba las señales que creía estar interpretando bien, y que al final, con el pecho rebalsado en rechazo, simplemente salió corriendo de allí. 

— No llores por alguien a quién no le importas. —  Agregó, deteniendo el corazón de Luhan por varios segundos, su respiración quedó atorada en su garganta junto a los sollozos que se ahogaban hasta llegar a su pecho, y allí, justo allí, se quedó mirando como el otro se marchaba dejándolo solo con la triste verdad, ¿cómo podía ser tan estúpido? Pensar que esa persona sin sentimientos pudiera siquiera ¿Quererlo? joder, realmente estaba loco, lo suficiente como para salir herido en toda la situación. 

Malditas lágrimas que se empeñaban en abandonarlo. 

— ¡Bien! ¡Lárguense con ese maldito! —  Se gritaba a si mismo dejándose caer torpemente en el suelo, donde lo esperaban la soledad y las quebradizas hojas de otoño, que se rompían al igual que su corazón. 

||Niño Debil||KaiHan||Where stories live. Discover now