Capítulo 3

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Sérmon dio un suspiro largo y se dejó caer sobre su esfera gravitatoria mientras ésta se acoplaba al transbordador. Una vez instalada, la máquina comenzó su trayectoria hacia la torre "M"; tendría aproximadamente cinco minutos para despejarse de la charla que había tenido con Giuseppe. Recostado sobre su esfera, se volvió para contemplar la torre "S", ahí se había quedado su hijo. ¿Habría sido muy duro con él? La respuesta llegó instantánea, casi como si se avergonzara de habérselo cuestionado: ¡no!, se lo merecía, ya era hora de que madurara. Los últimos 30 años había estado mucho más inquieto que de costumbre, los incidentes como éste se volvían más frecuentes. Por lo visto, la Sede no tenía registro del poder de cada individuo, pues de ser así, ya los habrían descubierto, o probablemente lo tenían, pero no contaban con un órgano apropiado para monitorear que dichas declaraciones fuesen ciertas.

La sombra del edificio "R" cubrió la plataforma plana y alargada en la que se desplazaba el hombre a solas. El servicio de transbordador era público, pero Sérmon contaba con uno especialmente para él, un lujo bastante costoso, pero era el dueño de una industria con su nombre, el dinero nunca era un problema. Sérmon volvió a suspirar y elevó la vista hacia la densa capa de nubes que se extendía hacia el horizonte distante, cubriendo todo el manto celestial. Bueno, no todo, sí era posible ver el cielo, pero eso requería volar varias horas después de los límites Zayaka (el continente) y luego seguir un buen rato sobre el océano. Era una práctica que sólo los más pudientes podían realizar, y eso, muy esporádicamente debido a que requería de combustible ya que los mecanismos gravitacionales perdían fuerza conforme se alejaban del Núcleo; inclusive en Base llegaban a fallar, razón por la cual ésta se mantenía en el aire con motores impulsados por Ceriodo (un combustible inagotable que se regeneraba a la velocidad a la que se consumía; y vaya que se consumía rápido, tanto que si no se conectaba directamente a la fuente era imposible mantener algo en marcha).

El sincronizador de Sérmon emitió una llamada; previa orden del hombre, nadie atendió al otro lado.

-Usuario no disponible. Fue el único mensaje que emitió el parlante. Esto no era normal pues el sincronizador estaba siempre a la mano y tenía un sello, no era posible quitárselo sin advertir a la Sede, y eso implicaba un delito menor. "¿Por qué ignoraría la llamada de alguien tan importante como su jefe?", se preguntó para sus adentros. Sérmon suspiró, necesitaba hablar con Yurikaf urgentemente. Una solicitud de ubicación le llegó a Sérmon como respuesta a su llamada, éste la aceptó y la puso en "modo activo", así, Yurikaft sabría que estaba en movimiento y el indicador de ubicación lo guiaría hacía dondequiera que Sérmon fuese.

Al fin había llegado a la torre "M". La entrada al edificio se encontraba a la mitad, dividiendo la torre en 6 pisos superiores y 6 inferiores. Enseguida de su llegada, un grupo de personas con batas físicas y carpetas se enfilaron en la entrada; la presencia de Sérmon siempre ameritaba un informe de progresos. El empresario desacopló su esfera del transbordador y avanzó hacía sus subordinados, que tras un gesto con la cabeza, comenzaron a exponer los avances del día. Sérmon frecuentaba esta torre a diario, después de todo era la más importante. En ella se hacían los estudios necesarios para la creación de los dispositivos de optimización; los dones habían sido producto de una escalada evolutiva drástica a la cual se denominó como segunda Era o Generación. Dichos dones, al ser una alteración del curso evolutivo que debió seguir el Zaykan, solían no ser bien recibidos por sus usuarios, causando efectos secundarios, que iban desde simples alergias hasta la muerte. Industrias Sérmon se encarga de crear dispositivos de optimización, cuyo objetivo era cubrir las deficiencias biológicas de cada dotado para que éste pudiera disfrutar de su poder sin consecuencias. El informe fue largo (pues llevaba tres días sin apersonarse) pero satisfactorio: nuevos sueros para reforzar los huesos de los súper fuertes, un 20% extra de resistencia en la resina protectora de los dientes para los escupe-ácidos y unos cuantos avances para la extinción de anomalías en la regeneración. No obstante, estos informes no eran la razón por la que Sérmon iba a diario a la torre. Su motivación principal se encontraba oculta entre los niveles tres y cuatro inferiores, ahí, en una pequeña sala con la mejor tecnología de toda la industria, se encontraba su laboratorio personal, en el cual trabajaba en la creación de un suero que curaría a los Zero de una vez por todas. No estaba seguro si esa práctica era ilegal, pues no había ninguna legislación al respecto, pero era de esperarse que no se tomaran dicha molestia, ¿pues quién se preocuparía por un Zero? Aun así, la Sede los buscaba celosamente y evitaba a toda costa que se les fugara alguno, por lo que probablemente no se tomarían nada bien la idea de que dejasen de existir, ya que éstos jugaban un rol crucial en su orden político.

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