Me duele tu sonrisa

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Pensamientos

-Diálogos-

Narración

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                                                    Me duele tu sonrisa


La batalla debía terminar. Ambos querían saber de una vez que habían ganado.

Esa misma tarde al finalizar las clases, corrieron detrás de Izuku, empujándose, poniendo trabas al otro. Al llegar a donde se había dirigido el chico Midoriya, dieron un respingo. Allí se encontraba Uraraka, quien había citado al peli verde detrás del edificio.

Mierda

Se dijo así mismo Bakugou. Se había centrado tanto en luchar con el bastardo mitad mitad, por la atención de su crush, que olvidó  por completo a la cara de torta. La cosa no pintaba bien. Era una fuerte adversaria y quien con más chances contaba para quedarse con el corazón de Deku.

Tomó el saco del idiota bicolor, y saltó arrastrándolos detrás de unos arbustos.

-¿Acaso estás asustado?-

Katsuki rechinó los dientes conteniendo una explosión para no ser descubierto, al ver como la boca de su rival, se curvaba en una sonrisita burlona. Lo ignoró  poniendo atención en los dos estudiantes. La castaña movía sus manos nerviosa, sonrojada, incrementando su mal presentimiento.

-Deku-kun, llevo queriendo decirte algo desde hace mucho tiempo. Al principio creí sentir admiración por ti pero me he dado cuenta de que no es eso. ¡Deku-kun, me gustas!-

El rubio contó cada uno de sus latidos. Ella lo dijo. La oyó fuerte y claro.

¿Tan rápido terminaba aquello? ¿La vida iba a obligarlo a ver como Deku y Uraraka se convertían en la típica pareja perfecta? ¿Tendría que ver que se casaban y eran felices juntos? Apretó los puños, repitiéndose que no podía gritar la frustración que le carcomía cada centímetro. Y se recordó que de pasar, sería su culpa. Por haber sido un idiota y perder lo que no sabía, era la persona más importante para él. Se dio cuenta tarde, de que quería a Deku con cada fibra de su ser. Deseaba que fuera suyo, y sus ojos lo vieran solo a él.

Lo había perdido. Sin siquiera tenerlo.

Por supuesto que él no tendría oportunidad. Nunca la tuvo. Jamás valoró a su amigo. La vida era una verdadera cabrona, que se las sabía cobrar bien. ¿A eso se le llamaba karma?

Nada sería mejor para Deku, que esa chica inocente que, sin quererlo, se enamoró  del chico más increíble que se podría encontrar en su generación.

Era algo común que provocaba el muchacho de pecas en sus mejillas.

No es guapo, es demasiado torpe, un nerd sin remedio y hasta incluso, desesperante. Pero... llega un momento, un instante en que te enceguece con aquella luz desconocida, que parece emitir en los momentos más críticos. Te ofrece su mano, y no importaría que del fin del mundo se tratase, el te regresaría las energías, te haría sentir invencible y así, inesperadamente, caerías por él. Por esos comprensivos ojos verdes, llenandose de melaza tu corazón. Katsuki lo sabía bien. Lo había experimentado en carne propia.

Porque de alguna forma, al girarte a ver a Deku, era inevitable pensar que quizá no todo en el mundo estuviera mal o fuese una mierda. Ver a Deku te hacía creer nuevamente en las personas. En que existe, de hecho, el amor.

Me duele tu sonrisaOnde histórias criam vida. Descubra agora