Protección

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I

Habían tenido otra grave pelea con la marina y esta vez estaba involucrado el gobierno mundial.

Él, a pesar de la situación, creyó que saldrían ilesos y victoriosos como siempre, que nada extraño pasaría, hasta que por un momento...por un condenado momento no prestó atención, lo cual le costó las dolorosas heridas en el cuerpo del cocinero.

Se recriminó una vez más su torpeza. ¿Cómo era posible que después de tantos años de entrenamiento un simple marino lo tomara por sorpresa? Él muy cobarde lo atacó por la espalda y el muy idiota de cejas rizadas tuvo que interponerse. ¡Como si él no fuese capaz de soportar algunas heridas! ¿Quién se creía ese Ero-cook para venir a querer defenderlo? ¡Él no lo necesitaba! 

Aah...otra vez estaba llorando de rabia.

Miró como Sanji estaba sonrojado y agitado por la fiebre, hacía tres días que estaba así y no se recuperaba. Al parecer el dolor era demasiado por su expresión, y encima de todo tuvo que terminar enfermándose. Suspiró frustrado y vio todo su cuerpo vendado, se juró a si mismo que encontraría al maldito que le hizo esto.

Cortó sus pensamientos al escuchar la puerta y ver a Nami entrando por ella.

— Hola Zoro, ¿está todo bien?— Le preguntó sonriendole, viendo como el espadachín cambiaba las vendas con cuidado.

— Eso creo...

— ¿Quieres cambiar de lugar? Puedo cuidarlo un rato, podemos turnarnos todos, estos tres días no has salido de aquí y comes poco.— Le dijo algo preocupada, sabía que Roronoa se sentía culpable por la situación y también notaba aquellos sentimientos especiales que albergaba por el rubio.

— No, así esta bien, quiero quedarme con él.— Respondió simplemente tomando la mano del cocinero.

— De acuerdo, pero si necesitas ayuda no dudes en pedírmela a mi, o cualquiera de nosotros, también somos Nakamas de Sanji y esto no es tu culpa.— Lo miró inquisidora esperando una reacción.

— Lo se.— Simplemente soltó esas dos palabras a pesar de que si se creía el culpable de la situación.

Nami solamente asintió dejando la habitación, sabía que era mejor no meterse hasta que Sanji se reponga, nadie le iba a sacar la idea de la cabeza a Zoro.

II

Otro ataque más estaba sufriendo y él, alterado, no sabía que hacer.

Salió corriendo por la puerta, gritando, buscando a Chopper por todas partes. Los demás le preguntaron preocupados que sucedía y él simplemente tomó al médico del barco para llevarlo rápido a la habitación.

Una vez adentro Chopper hizo que se estabilizara de nuevo. Al parecer por la fiebre y el dolor en su cuerpo, Sanji sufría pequeños ataques en los cuales no podía respirar, y aunque el pequeño doctor aseguraba que no era nada grave se denotaba su exagerada preocupación en su rostro, lo que sólo lograba asustar más al espadachín.

Cuando todos se aseguraron de que estaba bien, decidieron salir a trabajar nuevamente, estaban cerca de llegar a una nueva isla y debían prepararse para buscar provisiones.

Mientras Zoro, acariciaba con delicadeza el cabello rubio del chico recostado en la cama, preguntándose cuando iba a terminar todo esto, no estaba seguro de poder aguardar más días así...en esa interminable espera de que se abran esos ojos azules. Esos tres días habían sido eternos para él.

Protección [ZoSan]Where stories live. Discover now