Capítulo 23. Egoísmos y perdones

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Sábado 14 de diciembre de 2013
[Punto de Vista Julia]
Dejé las planchas sobre la cama, aún ardiendo, y me repasé suavemente los tímidos bucles que me había dibujado en el pelo. Sonreí satisfecha: me habían quedado preciosos. Si dentro de dos horas seguía presumiendo de ellos, sonreiría de igual modo.
El timbre sonó y curvé los labios con más amplitud. Le había pedido a Louis que pasara a recogerme porque no tenía ni idea de llegar a casa de Zayn. Él llevaría el coche y después, o bien se quedaba a dormir en su casa, o bien lo dejaba hasta el día siguiente que pudiera volver a por él.
Caminé con rapidez hasta la puerta. Tenía demasiadas ganas de verle.
Me lancé a sus brazos en cuanto abrí y pude escuchar cómo reía ligeramente. Separé nuestros cuerpos, apoyé las manos en su nuca y atraje sus labios hacia mí. Llevaba una semana sin ellos, no estaba dispuesta a pasar mucho más tiempo.
Me apartó unos centímetros de su figura y se giró medianamente para poder cerrar la puerta y que la intimidad nos envolviera. Después, volvió a rodearme con sus brazos, sin dejar espacio entre ambos. Nuestras frentes chocaron cuando el beso, más largo de lo habitual, finalizó, y me mordí el labio inferior. Jamás me acostumbraría a sentirle mío.
Depositó un breve y último beso, antes de separarnos definitivamente, y cogió mi mano.
- Imagino que no tendrás pensado ir así -enarcó una ceja y me miró de arriba a abajo.
Reí. Llevaba puesto el pijama.
- No, tranquilo. En un segundo me cambio. He preferido peinarme antes porque sé que es lo que más tardo. Lo he hecho por ti, que lo sepas.
Me puse de puntillas para besarle de nuevo y sentí su sonrisa bajo mis labios.
- ¿Tengo que creérmelo?
- Deberías -le saqué la lengua. Di media vuelta y caminé hasta mi habitación-. Voy a cambiarme. Ahora me cuentas qué tal el viaje de vuelta.
Cerré la puerta tras de mí y me deshice de los pantalones del pijama. Sonreí ante la perspectiva de que Louis entrara y me viera de esa manera, en ropa interior. Habíamos dormido un par de veces juntos y, sin embargo, no había pasado nada entre nosotros. Aún no conseguía explicármelo, pero decía mucho de él. Quería ir despacio, o eso había supuesto en muchas ocasiones. Desde luego, insinuaciones por mi parte no habían faltado, pero se mantenía fuerte.
Me coloqué la falda a la altura perfecta y me aseguré de que las medias estaban en buen estado. Me deshice de la camiseta del pijama y fue entonces cuando escuché cómo se entornaba la puerta. Me di la vuelta por puro instinto y me tapé con el pijama, que aún seguían entre mis manos.
Su expresión varió de la sorpresa a... ¿Dolor?
- Ah, no, esto si que no -dijo, de pronto.
Y de la misma manera que había entrado, deprisa y en silencio, se marchó y cerró la puerta tras él. Reí ante su reacción. ¿Verme así era demasiado para él? ¿De verdad estaba intentando contenerse?
Tiré la camiseta a la cama y abrí el armario en busca de la prenda elegida para el día de hoy.
Pero la puerta se abrió de nuevo. Me cubrí el pecho, esta vez con los brazos, mientras Louis se dirigía con prisa hacia mí. Sujetó con sus manos mis dos muñecas y me obligó a destaparme, dejando a la vista mi sujetador negro con un poco de encaje. Bajó mis brazos, al tiempo que bajaba los suyos, y me besó con fuerza. Soltó mis manos y se aferró a mi cintura, atrayéndome hacia él, tal y como me tenía acostumbrada. Hizo ascender sus manos por la piel desnuda de mi espalda y gemí sobre sus labios. Después descendió, de nuevo, y las colocó al final de mi trasero. Me subió por los aires y enrosqué las piernas en sus caderas sabiendo, en realidad, que no íbamos a durar demasiado en esa postura. Ya había empezado a andar hacia la cama. Me depositó en ella sin demasiado cuidado y fui consciente de la necesidad que tenía de seguir besándome. Sumergí las manos en su pelo y jugueteé con él mientras él desplazaba su boca hasta mi cuello, desatando definitivamente la demencia en mí.
Y, sin previo aviso, se detuvo. Clavó sus ojos centelleantes en los míos y dejó escapar un suspiro. Mantuvo su rostro a unos pocos centímetros del mío mientras desplazaba la lengua por sus labios, como si pidiera más. No estaba dispuesta a negárselo, la verdad. Elevé la cabeza, tratando de buscar su contacto de nuevo, pero lo único que obtuve de él fue un tosco beso.
- ¿Por qué lo frenas? -Pregunté, de manera inevitable.
- Tenemos que irnos... -Susurró. Supe al instante que esa era toda la respuesta que iba a darme. Reí mientras dirigía mi mirada hacia otro lado-. Te espero en el salón, que me estoy poniendo malo.
Enarcó una ceja y, esta vez sí, reí escandalosamente. Se levantó también con una sonrisa en sus labios y me tendió el brazo para que imitara su gesto. Me incorporé, me coloqué la falda y lo miré. Estaba inmóvil, frente a mí.
- Ojala algún día pueda no frenarlo... -Se acercó a mí de nuevo y me rodeó con sus brazos.
Fruncí el ceño ante esa frase. ¿Qué había querido decir? ¿Algún día? ¿Por qué no ahora?
- Louis...
- Te espero en el salón.
Me besó con delicadeza en la mejilla y salió de mi cuarto. Necesité varios segundos para reaccionar; y ni siquiera al reactivarme su frase se fue de mi cabeza.
¿Pasaba algo?

[Punto de Vista Louis]
Zayn se había pasado invitando a gente. Juls y yo tardamos una eternidad en llegar desde la puerta hasta donde se encontraban los chicos. Sonreí ligeramente viendo como tanto Harry como Niall la abrazaban calurosamente. Habían congeniado, y eso me hacía feliz.
Aunque, por otro lado...
Agaché la cabeza. “Tú no eres bueno para ella”. ¿Bueno en qué sentido? ¿No soy bueno por qué? ¿No soy bueno para nadie o sólo se refería a ella? ¿Y por qué para ella no?
Y, sobre todo... ¿Cómo estaría Sam? Jamás habíamos discutido de esa manera. Desde que se marchó de mi casa no había vuelto a saber de él y no estaba seguro de si vendría a la fiesta o no. Puede que me hubiera pasado hablándole como le había hablado. Y, también, puede que llevara razón y que me estuviera comportando como un maldito egoísta. ¿Y si lo que tenía con Juls no llegaba a ninguna parte? ¿De qué había servido, de hacer daño a mi amigo de toda la vida? Suspiré.
Estaba tremendamente enfadado por su egoísmo hacía tan solo unas horas, pero lo cierto es que ahora lo único que me importaba es que estuviera bien. Y lo único que pedía era arreglar todo eso y que no volviera a pasar.
Sentí una mano apoyarse en mi hombro y me percaté de cómo los ojos de Juls me miraban preocupados.
- ¿Qué te pasa? -Preguntó.
- Todavía no me he recuperado desde... -Fruncí los labios, tratando de sonar divertido.
Ella sonrió. Pero no coló.
- Pasa algo -afirmó.
No le había contado la discusión con Sam porque eso sólo conseguiría que se preocupara aún más por todo, y era lo último que quería. Bastante teníamos con que uno de los dos no pudiera dejar de comerse la cabeza.
- No te preocupes -negué.
- Claro que me preocupo -entrelazó su mano con la mía y miré alrededor. Ni Sam, ni Emily, ni Judi habían dado señales de vida de momento, así que ese era un gesto que podíamos permitirnos-. ¿Dónde está la habitación de Zayn? -La miré confuso ante su pregunta-. Vamos a hablar.
- No, Juls...
- Louis -me cortó-, vamos a hablar, por favor.
Sabía perfectamente que me pasaba algo. ¿Cómo podía conocerme tan bien en tan poco tiempo?
Acepté y sorteamos a la gente hasta llegar al pasillo que conducía a nuestro destino.
- Es curioso, en apenas una semana he visto tres de las habitaciones de los chicos más deseados del planeta -trató de bromar, mientras cerraba la puerta, y después se acercó a mí-. ¿Qué pasa?
Acarició mi rostro y suspiré profundamente ante su contacto.
- Sam y yo hemos discutido.
Me miró estupefacta.
- ¿Cuándo?
- Esta tarde. Ha venido a casa.
- ¿Y por qué no me lo has contado? -La inquietud en su voz me volvió pequeñito; detestaba verla así.
- No quería preocuparte...
- ¿Qué ha pasado?
- Resumiendo... Me ha prohibido absolutamente tener algo contigo.
Abrió la boca y bufó.
- ¿Y quién se cree para prohibirte algo así? ¡Alucino! -Colocó los brazos en jarra, miró hacia otro lado, y comenzó a moverse intranquila-. ¡Alucino con él!
- Te quiere -fue todo lo que dije, haciendo que concentrara su mirada en mí de nuevo-. Y está dispuesto a cualquier cosa con tal de no verte con otro. Supongo que si ese “otro” soy yo, le duele más aún.
- ¡Pero es que yo no le quiero! Y no le voy a querer sólo porque tú no existas. No es un problema de que tú estés, es un problema de que sólo es un amigo para mí. Nada más. Y no va a ser otra cosa -estaba enfadada-. Voy a hablar con él.
- No -negué, rotundamente.
- Sí, Louis, esto no puede seguir así, ¡es absurdo! Se cree el dueño de mi vida, y de la tuya, y no voy a permitir que siga siendo así. Quiero que vea lo que hay.
- Juls, no hables con él.
- ¿¡Por qué!? -Extendió los brazos, buscando una explicación. Su cara era de desagrado absoluto-. ¿Pero qué te pasa? ¿Es que quieres seguir así?
- No, yo...
Cerré los ojos y me cubrí la cara con las manos, frotándola con rapidez, por pura desesperación.
¿Qué narices quería hacer?

[Punto de Vista Judi]
Caminé hasta Harry y Niall, en vista de que no encontraba a nadie más verdaderamente conocido.
- ¡Hey!
Me saludaron con una sonrisa y los correspondí. Eran adorables, los dos. Todo en ellos. Charlamos durante un par de minutos hasta que la impaciencia se apoderó de mí. ¿Dónde estaba Zayn? Necesitaba verle. Llevaba mucho sin hacerlo y sabía que la innombrable no había venido, así que le tendría todo para mí.
- ¿Y Zayn? -Pregunté, finalmente, incapaz de guardármelo más tiempo.
- Pues... -Harry miró a Niall-. O bien está en el baño, o bien en su habitación. Se ha ido hace unos cinco minutos.
Asentí. Cualquiera de los dos sitios me valía para besarle sin que nadie me molestara. Aunque, la verdad, prefería mil veces la soledad de su habitación...

[Punto de Vista Julia]
- ¿Qué pasa? -Pregunté, nerviosa, viendo que él era incapaz de decir nada.
Tragué saliva. No quería que esto estuviera pasando porque algo me decía cómo iba a acabar.
- Me siento una mierda, Juls. No sé cómo he sido capaz de hacerle esto a mi amigo de toda la vida. Lleva razón, soy un egoísta. Un cabrón y un egoísta.
- Eh, Louis, ¿y él qué es?
- Él es lo mismo, pero que él lo sea no significa que yo pueda serlo sin sentirme mal. No me vale el ojo por ojo si luego me siento la persona más asquerosa del mundo.
Entreabrí la boca para responder pero en el último momento decidí tragarme mis palabras, que estaban dispuestas a rebatirle, e ir directamente al grano.
- ¿Y eso qué quiere decir? ¿Qué no eres capaz de seguir haciendo esto? ¿Qué no eres capaz de seguir conmigo?
Lo pregunté todo de carrerilla, creyendo que de esa manera dolería menos. No fue así.
Se encogió de hombros.
- Eres increíble, Juls. Eres la primera chica que me hace sentir vivo en muchísimo tiempo, pero no sé si quiero sentirme vivo de esta manera... -Comencé a respirar con dificultad; incluso sentía un leve dolor en el pecho-. Ojala esto no fuera así, ojala fuera diferente, pero... No puedo hacerle daño. Perdóname.
El labio inferior comenzó a temblarme y supe que no iba a tardar demasiado en romper a llorar. Estaba dejándome. Estaba terminado con nuestra no-relación.
- ¿Y esto es definitivo? -Pregunté, con la voz temblorosa-. ¿O vas a perder los papeles la próxima vez que nos veamos y va a volver a ocurrir de todo entre nosotros? Porque al final vas a volverme loca.
- Te prometo que haré lo posible por contenerme y permitirte que te olvides de esto.
¿Qué? ¡¡No!! Prefería mil veces más que acabara con mi cordura a tener que separarme de él.
- Estás muy equivocado si piensas que lo voy a hacer. No quiero hacerlo -gimoteé, tratando, una vez más, de contener las lágrimas-. Y menos después de haberte tenido como te he tenido.
- Juls...
Fue una súplica. Una simple palabra, mi nombre, se transformó una súplica. Fue un “Juls, por favor, no me lo pongas más difícil”.
- No puedo creerme que estés haciendo esto... -Bajé la cabeza, incapaz de seguir sosteniendo el azul de sus ojos.
- Perdóname, por favor... -Por primera vez, en todo ese tiempo que llevábamos en esa habitación, se aproximó a mí y me rodeó con sus brazos-. Ponte en mi lugar, sólo un poco. Nunca me había visto en una situación así, y no sé cómo llevarlo. Eres... -Acercó sus labios a los míos, sin llegar a rozarles-. Pero él es mi amigo desde hace tantos años que si le hago daño también me lo haré a mí mismo. Y no puedo vivir así.
No aguanté más y atrapé sus labios. Estaban demasiado próximos a mí y quería que se callara, que detuviera sus palabras, y que simplemente me besara. No me rechazó, en absoluto. Sostuvo mi rostro entre sus manos y me devolvió el beso con dulzura, con ternura, con delicadeza. Probablemente estaba disfrutando de él siendo consciente de que sería uno de los últimos entre nosotros.
Yo, ni quería, ni podía hacerme a esa idea. Era uno más. Después, vendrían otros tantos.
No podía perderle. Ya no.
Apoyé las manos en su espalda y aferré su camiseta, apresándola entre mis puños, queriendo retenerlo conmigo. Sus labios adquirieron cierta velocidad sobre los míos pero un sonido inesperado los detuvo. Abrí los ojos al tiempo de ver cómo giraba la cabeza hacia su izquierda. Seguí su movimiento.
La puerta se había abierto y Judi nos miraba con los ojos muy abiertos. Me paralicé, completamente, y Louis se separó de mí al instante.
- Perdón.
Fue todo lo que dijo antes de salir del dormitorio, con cara de pocos amigos. Cerró la puerta tras de sí, con un portazo, y Louis se llevó las manos a la cabeza.
- ¡Joder!
Yo permanecí con la vista fija en el suelo, mientras por mi mente pasaban, a mucha velocidad, las consecuencias que podía tener todo eso. Moví la cabeza con rapidez, queriendo volver al momento y al lugar en el que nos encontrábamos.
Miré a Louis, que se mordía su puño derecho, con la mirada perdida en la puerta. Mantenía una expresión que nunca hasta entonces había visto y me estremecí.
Me acerqué a él y coloqué una mano en su pecho, provocando su mirada.
- Hablaré con ella -dije, en tono tranquilizador.
Asintió, cogió mi mano y comenzó a andar con la intención de salir de allí.
Sin decir ni una sola palabra.
¿Había acabado lo nuestro?
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Ni os imagináis lo que me ha costado escribir esto -.-

Primero, porque es muy difícil querer expresar tantas cosas y hacerlas entendibles, y no sé si lo consigo y ag, lloro.

Segundo, porque sufro mucho, muchísimo :'( Es como si Louis me dejara a mí :'( Y lloro de nuevo.

¿Qué os parece? ¿Ha hecho bien Louis? ¿Queréis matarle? ¿Y a Judi para que se lleve el secreto a la tumba? ¡Contadme! Hoy, más que nunca, estoy deseando leer opiniones.

¡¡Gracias a todas por los comentarios y los votos, de verdad!! :)♥♥♥

@LookAfterYou28

ALIVE | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now