Capítulo 26

82 11 0
                                    

¿Qué era? Definitivamente, no era humana... o humano. ¿Era un ella?

–¿Y qué tal te pareció la película?

¿En verdad sería capaz de matarme? Se oía que iba muy enserio con esa amenaza.

–¡Medalyd!

–¡Carambola! –Aprieto los ojos del susto que me ha provocado Brunella–. ¿Qué pasó?

–Llevo casi diez minutos haciéndote la misma pregunta –Arruga el ceño y luego me escanea–. No parece que hayas visto la película conmigo, ¿te preocupa algo?

Solo que ese ser vaya a matarme o que adquiera la forma de la otra vez.

Recordé que me traumó cuando era tan solo una niña, pero hubiera querido no hacerlo.

–Nada.

–Ajá –responde y no dejo escapar el tono de voz que usa–. Haré como que te creo.

No la preocupes.

–Solo estoy nerviosa, ya cada vez falta menos para acabar mi penúltimo año.

Entrecierra los ojos, pero termina sonriendo comprensiva–. Nos comentaste que habías decidido ya tu carrera, ¿cuál es?

–La carrera de Danza y Coreografía– suelto segura de que es lo mío.

–¡Eso es genial! Aunque ya no estaremos en la misma universidad – Hace un puchero y luego me palmea la espalda, empujandome hacia un restaurante de comida rápida–. En fin, así te salvas de las garras de Jax. Se ha pasado los últimos tres años espantando a los de su equipo de básquet de mi.

Me río. Era de esperarse de su mellizo.

–Bueno, al menos no te espanta a tus otras conquistas.

Chasquea la lengua–. No importa si los más altos están en su equipo.

Parece una niña refunfuñando y eso me divierte.

–¿Tu crush con los altos?

Ella ladea una sonrisa.

He dado en el blanco.

–¿Qué puedo decir? Se me hacen sumamente atractivos.

–Hasta ahorita no entiendo cómo Jax no te pega una venda en los ojos.

Rueda los ojos, divertida–. No le des ideas que luego las usará también contigo.

No sé qué cara habré puesto para que suelte una carcajada.

–Anda, siéntate y escoge qué deseas –Me guiña un ojo–. Yo invito.

–¿Ya te dije que te amo?

–Claro que sí, convenida.

...

–Tienes una cara –alarga la última vocal y me mira como si hubiera visto a la misma momia.

–Gracias –bufo hacia Keith mientras me siento al frente de su novia.

Una vez en el cómodo asiento, entierro mi cara entre mis brazos.

–Wow, parece que alguien no durmió –Hay una mezcla de diversión y preocupación en las palabras de Keith.

Tracy no tarda en pararse para ponerse de cunclillas a mi lado–. ¿Pasó algo malo?

–Nada –«solo no pude dormir de pensar y pensar», quiero agregar, pero decido morderme la lengua para no preocuparlos.

Un secreto hecho collarWhere stories live. Discover now