Una noche con un gatito

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Los vientos helados de la noche estampaban contra las mejillas del inocente gatito, su naricita estaba roja por la baja temperatura y sus dientecitos castañeaban por el inmenso frío.
Sus delicadas manos estaban haciendo fricción contra el suéter largo que llevaba, intentaban calentarse, pero era imposible con la tela tan delgada de dicha prenda.

Las luces delanteras de los carros hacían que sus ojitos se cerraran y le impedieran ver bien.
Ahí estaba el gatito, en una esquina muriéndose de frío, esperando que alguien lo llamara o lo contratara si quiera.

El miedo en su interior era increíble, no podía concentrarse bien sabiendo que dentro de poco alguien lo llevaría a un cuarto y tocaría su cuerpo como nunca lo habían hecho. Era imposible estar tranquilo sabiendo eso, pero no tenía alternativa, debía hacerlo. Necesitaba ese dinero urgentemente para ayudar a su mamá que se encontraba enferma y ya no podía trabajar.

Solo debía pensar en su madre y todo estaría bien, no tendría por qué tener miedo, solo iba a ser una noche y nada más...o tal vez seguiría haciéndolo hasta que encontrara trabajo haciendo otra cosa, algo más decente quizás...

El castaño de orejas rosadas miraba hacia todos lados esperando que alguien pasará y preguntara por él, pero solo veía a hombres que eran atrapados por la belleza cegadora de las féminas híbridas que se encontraban a unos metros de él. Claro que el gatito sabía que esas chicas estaban ahí con el mismo objetivo, tal vez no con el mismo motivo, pero estaban ahí quitándole clientela. Era inevitable, algunas de las que se encontraban ahí eran unas lindas y sensuales conejitas y otras eran felinas como él.

El inocente gatito se sentía agradecido de que ninguno de esos humanos lo haya escogido ni mirado; por alguna razón sentía más temor hacia ellos, pues no eran de su misma especie y tenían un historial muy feo por los tratos horribles que les hacían a los híbridos, aunque claro que no eran todos, siempre habían excepciones.

Con la cola entre sus delgadas piernas se limitó a caminar hacía otra esquina, una donde esas chicas no pudieran opacarlo.
El minino no se consideraba alguien lindo, siempre menospreciada su cuerpo delgado y su diminuta cabeza. Pero él sabía que aunque para sus ojos él no era simpático, para los demás era una cosita tierna de la cual te morías por acariciar.

Cuando llegó a la siguiente esquina, pudo notar que no había casi nadie, solo otro canino con unos pantalones apretados y un suéter igual de largo que el suyo. Era un poco más bajo, pero se notaba que tenía un cuerpo más curvilíneo.
Sin duda, seriá opacado otra vez, y esta vez no sería por una linda felina, sino por ese tierno y sensual canino. Era mejor irse y aceptar la realidad, no podía competir con alguien como él.

Estaba por seguir caminando cuando escuchó la voz chillona de alguien, seguramente del canino de cabellera rosa.

- H-Hola, ¿n-no quie...res jugar conmi..go? - Por la voz temblorosa y entrecortada, el minino pudo darse cuenta que el peli-rosa estaba igual que él, e incluso peor.
No pudo sentirse más aliviado al encontrarse con alguien en su mismo estado, era muy probable que el canino no quisiera estar ahí igual que él y solo lo hacía por problemas económicos.

- L-Lo siento. Y-Yo también estoy tra...bajando igual que... tú-respondió temeroso el castaño tratando de disimular su entusiasmo por encontrar a alguien parecido a él.

- Bah, pensé que eras un cliente más. - El minino estuvo sorprendido por el cambio repentino del peli-rosa y trató de buscar respuestas en los ojitos miel del canino. - Bueno, no importa, seguro ya llegará otro cliente... Oye, ¿por qué me miras así?

El dulce castaño se asustó por la pregunta repentina y bajó la cabeza mientras sus piernas temblaban por el miedo y el frío.

- P-Pensé que e-eras di..ferente -se atrevió a responder.

The Night With a Kitty ‡Vhope‡ [OS] Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang