Capítulo 1: Pequeña aparición

1.8K 144 5
                                    


Una mujer de cabello castaño lloraba de rabia y miraba furiosa a su marido. Acababa de enterarse de la peor forma sobre la verdad del trabajo de su esposo. Una mujer despechada llamada Hina, al parecer antigua novia de la juventud de Iemitsu, había estado acechando desde hace varias semanas a la familia Sawada. Nana, la esposa de Sawada Iemitsu, era una mujer amable y cariñosa y siempre soportaba muchas cosas desde hace dos años que se casó con él, pero esto le había sobrepasado.

Su marido era un mafioso.

Y era parte de la familia de la mafia más famosa del mundo; Vongola. Aquella mujer, Hina, había ido a tocar una mañana la puerta de su casa aprovechando que su esposo había salido desde temprano a trabajar. Nana, que apenas podía caminar debido a su avanzado embarazo de ocho meses abrió la puerta y miró a una mujer desconocida frente a ella, una mujer un poco más alta que ella y definitivamente algunos años más joven que ella, de cabello muy largo color negro y ondulado, esbelta, bonitas curvas y pechos grandes, de hecho Nana se sintió intimidada, ya que parecía una modelo de revista. Ella se preguntó qué quería una mujer así y qué era lo que hacía en un lugar como ese. Recordó entonces, que varios minutos después, se encontró sentada en su sala con aquella mujer, que no paraba de hablar sobre su antiguo noviazgo con Iemitsu y que le repetía una y otra vez que aún lo amaba y que era el hombre de su vida, Nana recordó haberla mirado con sorpresa, casi sin parpadear debido al poco decoro de esta mujer al decirle o más bien exigirle que dejara a Iemitsu porque ella lo quería.

Nana obviamente se negó y había exigido furiosa a la mujer que se fuera de su casa. Aquella mujer modelo se paró de su lugar y la había mirado con burla, diciéndole que ella sabía muchas cosas acerca de la vida de Iemitsu que Nana no sabía y que eso quería decir, que él le tenía más confianza a ella que a su propia esposa. Y para probarlo, sacó un sobre de su bolso, lo abrió y Nana pudo mirar muchas fotografías, documentos y tarjetas de identificación de Iemitsu obviamente falsas con varios nombres. Nana leyó cada documento y de pronto se encontró llorando en la sala de su casa, sin poder creer lo que leía. Aquella mujer, Hina, le repetía una y otra vez que él había estado involucrado con Vongola desde muy joven debido a su familia y que lo sabía debido a que Iemitsu se lo contó cuando eran novios. Luego vino una noticia, como un balde de agua fría, se enteró sobre los herederos al trono de vongola y que era muy probable que su futuro hijo aún no nacido sería considerado uno, debido a su sangre.

La sangre Vongola es muy fuerte, le había dicho ella.

Nana leyó acerca de las Dying Will Flames, sobre Vongola Primo y sus descendientes, uno de ellos era su esposo. Y de pronto ella se sintió asqueada, su esposo era un delincuente y llevaba en su vientre al hijo de un delincuente. Hina no dijo más y riéndose del estado en el que la esposa de Iemitsu se encontraba, se encaminó a la salida de su casa y se fue sin mirar atrás.

Nana se tomó el vientre con fuerza, como si con eso quisiera arrancar al bebé que llevaba dentro. Pensar en lo que se enteró le hacía llorar de rabia, Nana se preguntó cuánto tiempo Iemitsu había estado burlándose de ella. Pero ella no iba a quedarse sin hacer nada. Ella no quería tener nada que ver con esta gente y no quería criar a un hijo que seguro sería como su mafioso padre, pero ella no era asesina así que no abortaría, lo tendría y se desharía de él.

El tiempo pasó, y nueve meses llegaron. Nana en ese tiempo, pretendió que no pasaba nada, sonreía como siempre, pretendiendo que era la misma esposa ingenua para no alertar a Iemitsu, ahora se encontraba en el hospital, dando a luz a su hijo, con Iemitsu a su lado, ignorando la rabia en el corazón de su esposa. Sawada Tsunayoshi nació, pero Nana no pudo dar un espacio en su corazón para amar a este bebé, ella lo aborrecía y le asqueaba siquiera tenerlo en los brazos, pero fingió que no pasaba nada. Dos días después, Iemitsu se despidió de Nana y se fue a su trabajo "en una constructora" con Nana despidiéndole desde la puerta. Al irse su esposo, ella cerró la puerta rápidamente y corrió a preparar su maleta, ella no se quedaría un sólo día más aquí, dejó el documento de divorcio en la mesa de la cocina junto con una carta para Iemitsu, recogió al bebé y se fue, dejando su vida atrás.

Sawada Tsunayoshi fue abandonado a las orillas de un bosque a lado de una carretera que iba hacia un destino incierto. Y Nana, habiendo rentado un coche, miró atrás, a la canasta a lado del camino, dudando de sus acciones, pero recordaba todo lo que se enteró y de nuevo recobró su propósito, sin mirar atrás y fingiendo no escuchar el llanto de su hijo de un día de nacido, se subió a su coche y se alejó.

En la canasta, el bebé lloraba pidiendo por su madre. Sintiendo en su pequeño corazón que ella le había dejado, lloraba con mucha tristeza, con hambre y frío. Su madre no le había dado de comer desde ayer en la mañana. De pronto, una silueta brillante apareció a su lado, una llama naranja dejó ver a un hombre de cabellos rubios y ojos naranja, mirando con tristeza a su pequeño descendiente y no pudiendo evitar sentir rencor al pensar en la mujer por haber abandonado a su hijo. Giotto miró al coche alejándose en el horizonte, a estas horas Iemitsu no se daría aún por enterado de lo que su esposa había hecho. Vongola Primo necesitaba hacer algo, porque este bebé era su heredero, él llevaba su voluntad, era su familia, y no lo iba a dejar morir aquí.

Giotto dejó salir su llama y tocó la frente del pequeño bebé, con mucha esperanza. Detrás de él, todos sus guardianes aparecieron, brindándole su llama, para que ellas pudieran llevar al pequeño bebé a un lugar en donde sería muy amado, lejos de la mafia, hasta que fuera tiempo de regresar.

–Buena suerte, mi pequeño heredero –dijo Giotto, al ver desaparecer al bebé en llamas multicolores.

En otro lugar, en medio de un bosque, una bruja y un mago huían. Habían sido declarados indeseables. Hermione, lloraba por Ron que se había ido y Harry miraba el medallón, sin pensar en su amigo egoísta. La oscuridad inundaba los corazones de ambos y sabían que necesitaban una luz en su camino, porque se estaban perdiendo en ella. De pronto, una luz multicolor apareció de la nada, alertando a Hermione que sacó su varita y miró dentro de la tienda de campaña a una pequeña figura que había aparecido. Harry se paró y miró al pequeño bebé que las llamas extrañas habían dejado atrás.

–¿Un bebé? –dijo Hermione, sospechosa –¿Cómo rayos aparece un bebé de la nada?

Harry se acercó a él, algo le llamaba. El pequeño bebé dejó de llorar y le miró, agarrando su manta como un salvavidas, ¿y su mami? Él quería a su mamá.

–Hola pequeño –dijo Harry, sosteniendo al bebé en sus brazos –¿De dónde saliste?

–Harry, ten cuidado eso puede ser una trampa –dijo su amiga.

–No lo creo, algo me dice que este bebé nos necesita y nosotros a él.

Hermione se acercó, curiosa. Ella confiaba en el juicio de Harry. Era un bebé muy pequeño, se chupaba el dedo con ímpetu, al parecer tenía hambre.

–¿Traes algo en tu bolso que le pueda dar? –preguntó Harry–, creo que tiene hambre. ¿cuántos años tendrá?

–Parece que no tiene más de algunos días, es muy pequeñito –ella miró en su bolso–, creo que traigo un poco de leche, empaqué mucha comida por si acaso. Es leche normal, pero es todo lo que hay por ahora.

–Tendremos que regresar de algún modo y conseguir algo para él.

–Es peligroso, Harry –dijo ella–, además, no podemos llevarlo con nosotros, estamos huyendo, si nos atrapan, lo usarán en nuestra contra, es un bebé muggle y podrían matarlo.

–No dejaré que pase... –dijo Harry, obstinado–, Hermione, este bebé... siento que debo mantenerlo conmigo. Hay algo en él que me dice que debe quedarse.

–¿Qué haremos entonces? Estamos buscando horrocrux. Sabes que es peligroso.

–Lo sé, simplemente tomaremos otro enfoque. Uno más seguro.

Harry en ese momento no lo sabía, pero tenía a varias personas cuidando su espalda debido al pequeño bebé en sus brazos. Giotto y sus guardianes desde una esquina de la tienda de campaña, vigilaron a los dos adolescentes que interactuaban con el pequeño bebé. Tsuna había formado un lazo especial por medio de sus llamas, con el joven de ojos esmeralda.

Giotto sonrió, a partir de ahora todo mejoraría.

.

.

.


He tenido un poco de tiempo y yo tenía esto por ahí almacenado. He decido venir a subirlo, pronto traeré los capítulos de mis otros fanfics.

Un cielo bendecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora