CAPÍTULO 1º ME LLAMO SCARLET, Y SOY UN ROBOT

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CAPÍTULO 1º

ME LLAMO SCARLET, Y SOY UN ROBOT

Me llamo Scarlet, y soy un robot. Sí, eso es lo que soy, un robot, una máquina hecha con acero y polímeros plásticos simulando mi piel, músculos y huesos. Por cerebro tengo un avanzado procesador computerizado. ¿Pero acaso me hace eso menos humana que a vosotros, hechos de carne y hueso? ¿Acaso eso me impide tener sentimientos y amar? ¿Acaso eso me impide sentir pena por la pérdida de un ser querido?

El hombre que me creo me hizo físicamente perfecta en todos los sentidos. E hizo algo más, me hizo capaz de sentir eso que vosotros llamáis Amor; y eso es lo que voy a intentar demostraros durante el siguiente relato...

Vivo en la pequeña pero bulliciosa localidad de Scarlet City, ubicada a pocos kilómetros de la grandiosa y archifamosa ciudad de New York, y digamos que, en términos generales, es un buen lugar para vivir, sobre todo para mí, que nací hace tan solo un par de años y aún estoy aprendiendo cosas, a cual más interesante cada día que pasa.

Por si no os lo he dicho todavía, soy cazarrecompensas, y una de las buena, y no lo digo yo, sino mis clientes, que no son pocos.

Empecé en el negocio dando caza al asesino de mi padre, el mejor hombre que he conocido en la vida, y al ver que no se me daba del todo mal, decidí hacer carrera de ello.

Lo que más gusta a mi clientes son mis tarifas, dado que soy un androide, no tengo necesidad de comer, ni de dormir, por lo que cobro lo esencial para aparentar que soy humana, y el resto suelo donarlo a una casa de beneficencia cercana a donde vivo, o finjo vivir.

A pesar de ser un robot, y como bien he dicho antes, mi amo me dio aspecto humano, el de una joven de gran exuberancia y belleza, que vuelve locos a los hombres que me conocen, aunque yo sólo tengo ojos para una persona. Su nombre es Dave Russeau, y es un vagabundo que suele dormir en el albergue al cual yo dono parte de mis ganancias como cazarrecompensas.

Nos conocimos durante mi primer trabajo, el que me llevó a encontrar al asesino de mi "padre", y desde entonces somos casi inseparables.

El conoce mi secreto, y según parece no le importa, y hasta suele decirme que soy mucho más cálida y humana que muchas personas de carne y hueso que ha conocido a lo largo de su vida.

Yo, por desgracia, no conozco mucho de su pasado, ya que en ese aspecto es un hombre de lo más reservado, pero como le suelo decir, no me importa. Lo único que me importa es lo que me hace reír, y lo mucho que aprendo con él cuando estamos juntos.

¿No os lo había dicho?

Soy un androide, pero mi capacidad de aprendizaje se asemeja mucho a la vuestra, con la pequeña diferencia de que yo asimilo lo aprendido como un trillón de veces más rápido que vosotros. Pero me entusiasma aprender cosas nuevas cada día, es por eso que cuando no estoy trabajando, suelo pasarme las horas en la biblioteca, leyendo todo lo que me llama la atención, mayormente libros de Historia, pues me apasiona saber cosas sobre la evolución del hombre, aunque a veces me da escalofríos pensar en lo crueles y malvados que pueden llegar a ser algunos de ellos. Todo lo contrario que mi Dave, él es un amorcito lindo y el hombre más dulce, bueno, amable y comprensivo que os podáis echar a la cara.

Y bueno, creo que es hora de que nos metamos ya de lleno en esta historia, que comenzó hoy, Martes, 14 de Junio de 2016, a las diez en punto de la mañana, cuando una mujer de exótica belleza oriental, entró en mi despacho para contratar mis servicios como cazarrecompensas profesional.

La mujer, de origen japonés, dice llamarse Harumi Shioma, y ser una la esposa de un importante diplomático nipón, que al parecer lleva varios días desaparecido y sin dar señales de vida.

―Le pagaré lo que me pida si me devuelve a mi marido sano y salvo –dice la señora Shioma con voz claramente implorante, mientras saca de su bolso una chequera y escribe en uno de los cheques la nada despreciable cifra de cien mil dólares.

Cifra que yo, para su grata sorpresa, rechazo con gesto firme y diciendo:

―De momento no hablemos de dinero y cuénteme, por favor, todo lo que pueda sobre su esposo.

Cosa que Harumi Shioma hace tras dejar escapar un largo suspiro de impotencia.

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AMOR METÁLICOWhere stories live. Discover now