Capítulo XXVI.

105 12 0
                                    

Ignorando las palabras de Lord Meir, quien me pedía calma, me dirigí hacia el Salón Amarillo, sintiendo una figura cuyo calor no había estado ahí antes de reunirme con el Rey. Sin duda, el idiota.

Abrí las puertas de golpe, localizándole junto a Macy.

Ignorando la evidente molestia de Noemia, cruce la estancia deteniéndome frente a él. Cruce mis brazos sobre el pecho, deslizando mi mirada desde Noemia, pasando por los curiosos ojos de Macy, hasta Lexuss. Su sonrisita "inocente" avivando mis ganas de darle un puñetazo.

—¿Qué quieres, Clim? —Me gruñó Noemia.

—No te incumbe Noemia. Lesson. Ahora —dije cortante, sin quitar mis ojos del idiota.

—¿Qué? —murmuró, deslizándose mas cerca de Macy.

—No comiences... —gruñí, entrecerrando mis ojos sobre él.

—No se que te ocurre —dijo, colocando su brazo sobre los hombros de ella.

No pude contener el gruñido que tal acción provoco. Deseaba gritarle un par de cosas, pero no era ni el momento ni el lugar.

—Lesson —insistí—. Ve. No puedo ir a menos que lleve a Macy, y ella tiene que presentarse con el señor Kant esta tarde.

—¿Qué? —murmuró ella, atrayendo mi atención.

¿No debí llamarle "Macy"?, pensé, tardando un largo segundo en percatarme de que en realidad se veía confundida... Oh.

—Su majestad pidió que el mejor sanador de Tallneh viniera a Palacio. Él ha ordenado una revisión medica completa para usted... y pues, Kant llego hace una hora. Pidió conocerla esta misma tarde. —Le expliqué.

—¿Esta misma tarde? —preguntó Noemia, exasperándome.

—Deja tu idiotez, Lesson —insistí—. Ve. Ahora.

Cual niño pequeño, se aferró a Macy poniendo mala cara.

¿Qué pretendes ahora, idiota?

—Gruñón —refunfuñó, pero se puso de pie y tras despedirse de ellas sacudiendo una mano se marcho.

Rumié sobre mi enfado, preguntándome cómo había terminado con él siendo mi mano derecha...

—Espera. ¿Sabes lo de mi "demostración"? —Me preguntó Macy de golpe.

Parpadee varias veces, buscando una razón para semejante pregunta... un poco tonta, me atrevo a decir. Teniendo en cuenta mi rango, muy pocas cosas no me son informadas.

—Si. ¿Qué con eso? —dije, intentando librarme de la tensión mientras cruzaba los brazos.

—¿Que con eso? —Gruñó inclinándose hacia mi, y de paso estremeciéndome por su intensa mirada—. ¿No tienes alguna objeción? Mi control aun es escaso, ¿y no te opones? ¿Y qué es eso de un sanador? ¿Desde cuando un Bletsun necesita la opinión de un sanador para saber qué tal se encuentra? ¿Por qué su majestad Ambón haría tal cosa?...

—Bueno, es la primera vez que le dices tantas palabras. —Intervino Noemia.

Volteó sorprendida en su dirección, sus mejillas rojas, ignorante del agridulce revuelo que dejó en mi corazón. Ese... "arrebato", que hace tanto tiempo no veía, convirtió mis recuerdos en un puñetazo directo a lo más profundo de mi ser.

—Solo los Dioses sabrán porque su majestad hace lo que hace —murmuré, para luego dar media vuelta y salir de ahí tan rápido como fui capaz.

Restregué mi nuca con nerviosismo, incapaz de quitarme la sensación de sus ojos sobre mi... y entonces caí en cuenta. Hazel estaba ahí, y no dijo ni una palabra. De pie junto a las ventanas de que daban hacia el jardín...

Fuego en mis venas © (Radwulf #2) [BORRADOR]Where stories live. Discover now