Omegle, Talk To Strangers

va creciendo la mentira...

— No puedo creer que hayas dado el primer paso —Cecilia se sienta de forma pesada en el sillón para luego encender la televisión con el control a su lado.

—yo no di ningún primer paso, todo está igual que siempre— dije ya exasperada, Cecilia había estado lanzando risitas inmaduras durante todo el viaje en auto. No puedo creer que ella tenga más de 40.

—oh Roberto esta tan guapo que, quiero devorarlo— susurra mientras un tipo con el pecho descubierto y aceitado aparece en escena. Me responde después de secarse la baba —y no todo está igual que siempre, ahora ese chico tiene tu número en su celular

—solo se lo di porque… porque Brian tiene un problema en su casa y quizás… quizás… —oh genial ahora no podía defenderme— quizás solo necesite compañía. El no conoce a nadie aquí.

—aja… - dice Cecilia mientras sube un poco el volumen de la tele. El hombre aceitado de antes esta besando desaforadamente a una mujer mayor que él. Ruedo los ojos y subo a mi habitación pisando fuerte en cada escalón.

—te avisare cuando este la cena – grita Cecilia – solo no salgas corriendo cada vez que el teléfono suene. Podrías caerte de las escaleras —y ella vuelve a reír.

...

No voy a dejar que mi tía tenga la razón. No voy a correr al teléfono. Aunque haya dado dos tonos y nadie haya respondido. Quizás ella tuvo una hemorragia nasal por ver a ese hombre desnudo y solo se desmayo en el sofá. Es el único pensamiento que necesito para que mis piernas respondan. Corro con todas mis fuerzas hacia las escaleras.  Cuando estoy por llegar al teléfono Cecilia contesta. Esta de espaldas a mí.

—hola Ana – es mi madre. Bien, no estoy decepcionada. Solo pasaron unas 4 horas con 30 minutos desde que le di mi número.  No es como si estuviera desesperada. No. — está aquí justo detrás de mi, ella bajó tan rápido en cuanto escucho el telefono que creo que está súper ansiosa por hablar contigo— se da la vuelta y me sonríe. Ruedo los ojos. Cecilia esta tan feliz viéndome ser patética.

Contesto el teléfono de mala gana

—hola mamá

—¡oh, mi niña! Qué bueno escuchar tu voz ¿Cómo estás? ¿Tú tía está siendo extraña de nuevo? ¿Quieres que la abuela vaya por ti? Podría llamarla ahora mismo…

—mamá –doy un suspiro – estoy bien, la tía Cecilia es genial —me encuentro con su mirada desde el sillón ella me sonríe y yo le enseño mi lengua —¿Cómo está Italia? — pregunto para dejar de ser yo, su tema de conversación

—¡Italia es hermoso! como siempre, Richard esta tan feliz de volver a ver a su madre. Incluso han hablado en un precioso italiano fluido entre ellos. Luego me enseñaron un poco más de tres palabras. Escucha “ciao buongiorno. ti voglio bene” —ambas reímos– Tu abuela dice que te extraña

Sonrió ante la voz alegre de mamá y seguimos una charla de media hora.

Esa noche me fui a la cama temprano. Bueno, quizás me quede unas horas pensando en Brian. Está bien, a la cama fui temprano, pero me dormí tarde.

...

—¿Qué planes tienes para hoy? – pregunta Cecilia mientras termina de poner unas tostadas, demasiado tostadas, sobre la mesa. el jugo de naranja recién exprimido que puso sobre la mesa tiene demasiadas semillas y hasta puedo ver pedazos de cascaras en el. Trato de no reírme ante su mala mano para la cocina —te ríes y desconecto el teléfono por una semana —amenaza ella mientras me señala con una tostada.

—Cuidado, si esa cosa se cae de tu mano podrías hacer un hoyo en el suelo —digo mientras tomo una tostada pequeña del plato y comienzo a rasparla con un cuchillo para sacarle lo quemado.