Viernes

¿Por qué continuamos volviendo por más?

 "Viernes..." 

Tropezaba con las palabras en mi cabeza, un impulso estúpido de explicarle cuanto extraño todo de él, que todos los días le necesito aunque para mi esfuerzo solo balbuceaba mientras el estudiaba mi rostro; sonreí ante su deliciosa presencia en mi habitación, miró la botella junto a mi y volvió su mirada aquella que comenzaba a ser familiar.

No era la mirada que esperaba. 

De muy pocas palabras, muy pocas en realidad de eso caracteriza Viernes, se acerco a mi y perdí la razón, juro que eso fué directo a mi corazón un millón de cosas vinieron a mi mente, podía saborearlo a esta distancia... Tomó la botella junto mi y se apartó.

Esa noche por complacer los caprichos de Eros no llevaba la ropa indicada para dormir placenteramente, apenas y cubría mi piel. 

"Eres mucho mejor que esto" dijo apenas audible al oído humano, buscó la sudadera que era tan mía como suya en mi armario y comprendí que era para mi. 

Él no planeaba quedarse, nunca lo había hecho y esta no era la excepción, para cuando Viernes se fue yo estaba inconsciente, juraba que llevaba horas dormida cuando mi celular sonó una vez más con el nombre del pecado llamando.

"Eros..." 

Comenzó a hablar sobre que no temiera en sentir y experimentar junto a el, estaba demasiado concentrada en que si la presencia de Viernes esa noche era real o era causa de las cantidades que había tomado sin medida de ginebra lo cual había dejado un sabor agridulce en mi boca, me pregunte si tenia sentido lo que Eros susurraba en mi oído, si quizás mal interpreté el cariño que Eros me prometía, nada me garantizaba que al darle lo que el quería de mí este se quedaría a la mañana siguiente, y justo cuando considere que el podría ser el indicado de forma cínica mencionó el que existe una chica con quien sale y promete saber que soy una constante en su vida. 

Cuenta 7 lunas y él acompañándome una de esas tantas lunas luego de un mal día y al despertar no recordare nada al respecto porque así funciona con masoquistas como yo. 

Tuve que superar el hecho de que probablemente nunca recibiría una disculpa por parte de él porque en su mente retorcida, él no había hecho absolutamente nada malo.