La historia de Reficul.

Prólogo: Un ángel caído

- ... - Reficul observaba su pecho ensangrentado debido a la espada que la atravesaba.

Elux se acercó lentamente a Reficul, quien estaba de rodillas en el suelo.

- Realmente es una pena... Eras una de mis mejores creaciones - dijo Elux con un tono de lástima en su voz -. Pero tu pecado es imperdonable, Reficul.

La diosa se puso en frente de la ex-serafín y se arrodillo para quedar a su altura. Cogió su barbilla y la miró fijamente a los ojos.

- Si no hubieras elegido a Sin... Las cosas hubieran sido distintas. Pero tu decisión, por desgracia, era inevitable - la diosa suspiró -. Realmente me da mucha pena - ella sonrió con los ojos entrecerrados.

Reficul no había dicho ni una sola palabra. Sabía que todo lo que decía Elux era cierto... Pero también era cierto que ella había hecho sufrir mucho a Sin. Por esto mismo, ella no se arrepentía de la decisión que había tomado... Por mucho que le doliera dejar a todas sus compañeras y a su mundo atrás.

- Supongo que éste es el fin - Elux se levantó -. Fue divertido tenerte a mi lado mientras duró... Pero los errores como tú y Sin no merecen estar aquí...  No merecen vivir en el Paraíso.

En ese momento, a Reficul se le empezaron a caer las plumas de las alas y su aureola se estaba deshaciendo lentamente. Sentía como toda la puridad que alguna vez envolvía su alma y su cuerpo se desvanecía lentamente junto a sus alas y aureola. Su traje, que alguna vez fue blanco como la nieve, se estaba volviendo negro junto a las pupilas de sus ojos. 

La "ángel" de iris rojos levantó la cabeza y miró a su diosa con el ceño y los labios fruncidos.

- Te odio - Reficul sostuvo la mirada con Elux durante unos segundos.

- Lo sé, igual que yo a ti por haberme traicionado y hacer de este paraíso un lugar menos seguro. Por ello... Sólo mereces caer en lo más profundo de este mundo, para no volver a ver la luz jamás - Elux levantó una mano y debajo de Reficul apareció un agujero -. Hasta nunca, Reficul~ Espero no tener que volverte a ver nunca.