Las Gemelas del Bosque

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Joel es un adolescente confundido con lo que espera de la vida, tiene hermanos quienes son vagos, se la pasan en jerga sin trabajo, y no se preocupan por él, su hermano pequeño; por lo que Joel debe buscar como alimentarse cada día por sí solo, cuidar a su madre enferma y asear su casa. Decepcionado de sentirse como un "ama de casa", sopesa la idea de llegar a ser como sus hermanos, divertirse sin importarle nada. Pero antes de decidirse visita a su viejo maestro que ya no ve hace mucho.

***

—Sr. Leans, tengo un dilema con mi vida —inicia Joel su grata charla con el anciano. Termina contándole todo lo que le sucede —. Dígame, ¿qué debo hacer?

—Oh, mi estimado, eso es algo que yo no podría decirte. Pero si podría enseñarte.

—¿Cómo?

—Debes ir al bosque y visitar a las gemelas, les harás estas dos preguntas a cada una —le indica el anciano entregándole en un papel las dichosas preguntas escritas.

—Pero el bosque es peligroso.

—¿Has entrado?

—No.

—Una cosa es lo que tus oídos escuchan y otra lo que tus ojos ven. Por cierto, no olvides tratar bien a sus habitantes.

***

Al entrar al bosque Joel siente algo de miedo, pero igual se adentra en lo más profundo. Para su sorpresa se consigue con el retrato de alguno de los grandiosos cuentos del Sr. Leans, una brisa mueve las hojas de los frondosos árboles quienes bailan felices y son tan altos que cuesta ver el cielo, una nube de mariposas de muchos colores llenan todo el espacio cruzando de un lado a otro. Las persigue hasta que las ve elevarse sobre una preciosa cascada que surte el angosto rio. «¿Cómo es que nunca había ido y había presenciado tan maravilloso espectáculo?»

Una voz lo saca de su ensoñación.

—¿Verdad que es hermoso nuestro hábitat?

—Es increíble Sr. Árbol.

El árbol se ríe y parece que baila moviendo sus ramas y dejando caer unas cuantas hojas.

—Dime muchacho, ¿a qué has venido al bosque?

—Estoy buscando a las gemelas.

—Oh, interesante. ¿Las conoces?

—No señor, solo he venido a hacerles dos preguntas.

—Deben ser muy importantes.

—No lo sé. Lo son para mi mentor, quiere darme una lección.

—Pues debes tener cuidado —le advierte su nuevo amigo—, las gemelas son hijas de la Bruja malvada. Quien esclavizó el bosque por más de cuatrocientos años, mutilaba los árboles y manipulaba a los animales para que hicieran todo lo que ella ordenase y cuando se debilitaban les quitaba la vida. Y pues como ves mis retoños pegados a mí, de tal palo... tal astilla.

Joel empieza a dudar de querer conocer a las gemelas. Pero sería poco valiente de su parte el volver sin las tan ansiadas respuestas para el anciano.

—Gracias Sr. Árbol seré cuidadoso.

A medida que avanza se encuentra con muchas de las muy graciosas y agradables criaturas que habitan el bosque. Un oso muy grande que lo asustó en su primera impresión, resultó ser un animal cariñoso, le explica que las gemelas viven en una cabaña vieja justo en el centro del bosque, pero que él nunca pasea por allí, pues dicen que la vieja bruja aún vive en el alma de sus hijas que fueron envenenadas con maldad al ser criadas por ella.

Lo que el oso y el árbol le dijeron lo dejan dubitativo.

La travesía del joven se ve interrumpida por un majestuoso Búho que alza su vuelo de un tronco alto hasta otro a la altura de Joel.

—Buenas tardes Sr. Búho.

—¿Eres el joven enviado por su maestro a buscar a las gemelas?

—Sí, señor —responde Joel impresionado porque supiera quién era y cuál era su cometido.

—No te sorprendas, en este bosque las noticias vuelan. Vengo a advertirte, que quizá ya ellas estén enteradas de tu llegada al igual que todos los seres del bosque. Aunque tienes un poco de suerte, porque solo una de ellas está ahora en la cabaña.

—Oh, no. Pero yo necesito hablar con ambas.

—Si logras sobrevivir a la primera hermana, deberás entonces cruzar todo el bosque e ir al pueblo de Yama. Escuché por allí... que lleva días ahí. Quizá está creando un ejército como su malvada madre.

Conmocionado por la nueva información que adquirió sin pedirla y parado frente a la dichosa cabaña donde las hermanas habitan, duda si llevar a cabo su tarea o no. Pero antes de siquiera pensar en qué decidir la puerta se abre por sí sola y un llamado femenino lo invita a entrar. Pensando que ya no tiene escapatoria, entra y se consigue con una mujer muy fea, vestida de negro, con una maraña de pelo que no habrá peinado en días, una verruga y unos cuantos dientes perdidos la vuelven la más horrible de las mujeres que haya visto.

—Buenas tardes, Señora.

—¿Señora? —pregunta ofendida. Estira su brazo y lo atrae hasta ella con su poder oscuro—. ¿Que no ves que soy joven?

—Disculpe... Señorita —Corrige inmediatamente Joel—. No quería molestarla, solo he venido para hacerle dos preguntas; son para una lección que intento aprender.

La bruja, curiosa le permite hacer sus preguntas.

—¿Es feliz?

—¿Feliz? —Baja la cabeza entristecida—. No, no lo soy. Nunca pude desarrollar mis fuerzas como mi madre, y el intento ha consumido mi juventud. Desprecio mi vida.

—¿Culpa a alguien por cómo ha resultado su vida?

—Sí..., a mi madre.

***

Después de consolar un poco a la mujer, ésta le permite irse.

Joel continúa su camino en busca de la segunda hermana, pensando si será necesario tener las dos respuestas, ya con una tiene suficiente para entender cómo será su vida. Pero recuerda las premisas de su maestro: «¡Debes hablar con ambas!»

En su camino hace más amigos que también le advierten del peligro. Al llegar al pueblo reconoce a la segunda gemela inmediatamente aunque se asombra con lo que ve. Primero, es idéntica a su hermana solo que ésta viste de blanco, su cabello liso parece seda y su piel brilla, la verruga que ambas comparten no se ve para nada fea en ella, son iguales pero diferentes; segundo, no está creando un ejército, está alimentando a los pobres del pueblo y un joven muy elegante y quien transmite con su mirada un gran amor por ella la acompaña.

—Disculpe que la interrumpa en su trabajo, ¿puedo hacerle dos preguntas?

—¿Además de la que acabas de hacer, Joel? —le dijo sorprendiéndolo. Ella sí que había desarrollado las habilidades que heredó de su madre.

—Adicionales señorita.

—Señora, este hombre que tengo al lado es mi esposo —le dice guiñándole el ojo.

—Señora —Vuelve a corregir Joel.

—Pregunta.

—¿Es feliz?

Sonríe y responde—: Lo soy, Joel.

—¿Culpa a alguien por cómo ha resultado su vida?

Sí..., a mi madre.

—¿A su madre? ¿Por qué? —preguntó algo confundido el joven.

—Porque me prometí a mí misma nunca ser como ella.

***

Todas las personas que intervienen en nuestra vida pueden marcarnos, pero está en cada uno de nosotros elegir de qué manera influirán en ella.

#Fin#

Pedazos de TiempoWhere stories live. Discover now