Relajación

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Los personajes NO me pretencen.

Estaba frustrado, realmente frustrado, su trabajo en las empresas Hyuga lo tenía en aprietos, pasaban por un mal momento y requería más trabajo y esfuerzo de todos, su hermosa novia Tenten se mostraba últimamente diferente y distante a él ya no lo soportaba sabía que tenia ocupaciones en el hospital pero no era motivo suficiente para descuidarlo tanto.

Entonces... recordó que el tarado de Naruto le había dado una tarjeta con la dirección y el número de un SPA para hombres, donde encontraría la relajación que necesitaba así que sin dudarlo tomo la tarjeta llamó e hizo una reservación, le dijeron que ese mismo día podía ir ya que un cliente había cancelado la cita,sin pensarlo dos veces subió a su auto en dirección al SPA a encontrar la tranquilidad que ansiaba.

—Buenas tardes, ¿Tiene usted reservación?— le pregunto una joven de cabellera corta y negra que lucía un kimono azul.

—Así es, a nombre de Hyuga Neji—respondió

—Oh, claro su cuarto esta casi listo— La recepcionista hizo un ademan para que la siguiera 

—¿Cuarto?— Pregunto 

—Cuarto de masaje, Hyuga-san, ¿Podría tomar asiento un momento? En seguida lo pasamos— dijo una sonriente joven

—Hmp— "respondió" tomo asiento, estaba pensando en todas las cosas que lo fastidiaban y agobiaban y que quizá cuando saliera de ese lugar podría estar relajado, de repente una joven de larga cabellera roja y un cuerpo de infarto se sentó a lado de él —Eres apuesto, ¿sabes?— la mujer se le acercó demasiado y sus curvas insinuantes eran lo último que necesitaba cerca, se estaba poniendo nervioso y eso era completamente raro en él.

  — ¿Acaso te incómodo?—  la pelirroja sonreía maliciosamente.

— Hmp—  el castaño emitió un gruñido y después se aclaro la garganta.

— Rotundo sí, cariño, si quieres que me vaya—  comenzó a pasar sus dedos de su pecho al cuello en forma seductora  —¿Cuál es tu fantasía al estar en la cama?

— Hmp— definitivamente esta era la situación más incómoda en la que había estado. De repente la mano de la mujer comenzó a descender peligrosamente cerca de la pretina de su pantalón, ella no se iría si no le daba lo que quería —Bien— dijo alejando la mano —Me gusta ser yo quien domine y en cuanto a la fantasía siempre he querido tener sexo con una mujer disfrazada de colegiada, ¿De acuerdo?— dijo esto último con cierto fastidio, aunque pareciera ser mentira, realmente le gustaría.

 No te preocupes será nuestro secreto—  le dio un beso cerca de la comisura de los labios, se puso de pie y se fue, dejando a un oji-perla muy desconcertado.

¿De dónde había salido y quién demonios era esa loca mujer?

—Hyuga-san, por aquí, por favor— escucho aún aturdido por lo que acaba de pasar,  sólo atino a seguir a la mujer que lo había recibido —Hyuga-san, por favor  póngase cómodo en lo que su masajista llega.

Él asintió y se desvistió, cubriendo su desnudez con una toalla atada a la cintura, se recostó en la cama de masaje, se sentía tenso y se pregunto que tan buena idea había sido ir al SPA. Al escuchar el ruido de la puerta abrirse, decidió sentarse para ver quien sería su masajista.

Se quedo sin habla, era la chica más hermosa que jamás había visto, la vio de pies a cabeza, sin ser discreto: piernas largas, abdomen plano, largo cabello con un color inusual ¿rosa? — espectacular— que llegaba hasta su cintura bien definida , unos pechos no tan grandes pero sin duda –mordibles- , piel pálida que contrastaba perfectamente con sus hermosos y grandes ojos jade.

 La chica se aclaró la garganta y fue cuando dejo de admirar su cuerpo y finalmente se percato de vestimenta... era una una –colegiala- 

—Bienvenido, Neji—  su nombre se oía tan bien saliendo de esos carnosos labios rosas, se veían tan apetecibles y -¿devorables?

Sólo atino a aclararse la garganta, mientras la -sexi masajista- lo acomodaba boca abajo, pasaba sus manos por la espalda del castaño y el tacto lo hizo estremecerse.

—¿Te gustaría un poco de música?— pregunto mientras pasaba sus dedos por la espalda del Hyuga.

—Sí — respondió tajante, la oji-jade mostró una gran sonrisa y puso música suave.

—Empecemos— dijo mientras se subía en él de una manera tan –sexy-, con las piernas una cada lado de su cintura, comenzó a masajear lenta y según el Hyuga –deliciosa y ¿excitantemente?  Su espalda.

Había recibido masajes antes y estaba completamente seguro de que así no se debían realizar, ¿qué clase de lugar le había recomendado Naruto?

—¿Qué te atormenta...Neji?—  Dijo la chica arrastrando las últimas palabras.

¿acaso me quiere volver loco?— 

  — No es nada— contesto lo más serenamente que sus hormonas le permitían. 

—Vamos Neji, nadie viene aquí sin un problema— dijo la masajista mientras el castaño inhalaba el olor del aceite que la joven vertía en su cuerpo. ¿Cómo podría concentrarse en contar una historia con ella sobre él? 

  —Estoy estresado, es todo, mucho trabajo—  decidió contar la versión corta 

—Ya veo Neji, eres un hombre de pocas palabras—  apretó sus hombros donde acumulaba mucha tensión — Pero tranquilo, yo me desharé del estrés—  dijo de una forma tan –seductora- mientras la pelirrosa bajaba de encima de él, el oji-perla no resistió más, se puso de pie y la tomo por la cintura —Eres irresistible—  la sentó en la cama de masaje, abriendo sus piernas para situarse en medio de ellas mientras besaba su cuello de una manera salvaje.

—Pero...Neji—  la pelirrosa lo trataba de alejar pero un gemido se le escapo  — Yo sólo debería darte un masaje—  las caricias del Hyuga estaban subiendo de tono, paso sus  manos por sus tersas piernas, tocando sus muslos, pasando por debajo de su falda corta y tableada, rosando su intimidad, mientras se fundían en un exquisito beso.

—No puedo detenerme, me estás volviendo loco—  el castaño no podía detenerse, era tarde, en cuanto atrapo sus labios sabía que –ella- iba a ser su perdición.

Pudo notar que la bella masajista no estaba mucho mejor, pues jadeaba ante las caricias que él le proporcionaba.

—Entonces...Neji— Tomo su toalla y se la quito de un solo jalón —Hazme tuya—   

Ese día el Neji Hyuga descubrió que su fantasía habían dejado de ser las colegialas, ahora su única fantasía eran las masajistas pelirrosas.

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