Junto a un muerto

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Se moría poco a poco como se mueren los tísicos.Permanecían algún tiempo inmóvil bajo el sol,contemplando con ojos sombríos el mediterráneo.a veces dirigía una mirada hacia la alta montaña de cumbres brumosas,luego con un movimiento muy lento,cruzaba sus largas piernas,tan enflaquecidas que parecían dos huesos alrededor de los cuales flotaba el paño del pantalón,y abría un libro,siempre el mismo.
Era un alemán alto,de barba rubia, que almorzaba y comía en su cuarto y no hablaba con nadie.Una vaga curiosidad me atrajo hacia el.Un día me senté a su lado, teniendo yo también en la mano ,por el bien parecer,un volumen de poesías de Musset.
De pronto mi compañero me preguntó en un francés muy correcto:
-¿Sabe usted alemán, caballero?
-Ni una palabra
-lo siento,porque ,ya que la casualidad nos ha reunido,le hubiera hecho fijarse en una cosa inestimable:este libro que aquí tengo.
-¿que libro es ese?
-Es un ejemplar de mi maestro Pablo, anotado por él.Todas las márgenes,como puede usted ver están cubiertas con su letra.
Cogí con respeto aquel libro y contemple aquellos garabatos incomprensibles para mí, pero que revelaban el inmortal pensamiento del mayor destructor de sueños que ha pasado por el mundo.
Entonces los versos de Musset estallaron en mi memoria:
VOLTAIRE:
-¿Duermes contento,y tu sonrisa horrible en vuelve aún tu rostro de ironía indecible?
Y compare involuntariamente él sarcasmo infantil,el sarcasmo religioso de voltaire con la irresistible ironía del filósofo alemán, cuya influencia es,a pesar de todo, imborrable.
Filósofo desengañado,realizó la obra más gigantesca de escepticismo que pudo intentarse.Todo lo ha aplastado con su burla.Hoy mismo,los que lo abominan llevan indudablemente, muy a pesar suyo, en sus ideas,reflejos de su pensamiento.
-¿Ha conocido usted en la intimidad a Pablo-pregunte al alemán.
-Hasta su muerte ,caballero- contestó sonriendo con profundo aire de tristeza.
Me habló de él, refiriéndome la impresión casi sobrenatural que causaba aquel ser extraño a cuantos a él se acercaba.
Me contó la entrevista del "viejo demoledor" con un político francés,republicano,el cual , queriendo ver a aquel hombre,le encontró en una cervecería tumultuosa, sentado entre sus discípulos,seco,arrugado,riendo con una risa inolvidable, mordiendo y desgarrando las ideas y las creencias con una sola palabra, como un perro que de un mordisco deshace los tisúes con que está jugando y me repitió la frase de aquel francés, que al irse, enloquecido y azorado, exclamaba: "He creído pasar una hora con el diablo".
Luego,añadió
-En efecto,tenía una espantosa sonrisa que nos inspiró miedo hasta después de su muerte.Es una anécdota casi desconocida y que puedo contarle si le interesa.
Su voz cansada era interrumpida con frecuencia por los golpes de tos,mientras me refería lo siguiente:
-Pablo acababa de morir,y convinimos que le velaríamos de dos en dos hasta la mañana siguiente.
"Estaba de cuerpo presente en una habitación,muy sencilla,amplia y sombría."
Dos bujías sobre la mesa de noche.El rostro no estaba desfigurado.Sonreía. Aquella arruga que conocíamos tan bien se mascaba en el extremo de sus labios; nos parecía que iba a abrir los ojos, a moverse, a hablar.
Él cuerpo de sos hombres desaparece, pero ellos quedan; y en la noche que sigue a la paralización de su corazón, le aseguro,caballero ,que se ofrece de un modo espantoso.

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⏰ Last updated: Dec 15, 2017 ⏰

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